Mal dia para buscar

27 de septiembre de 2025

Maria del Carmen va al colegio de su hija vestida de folclórica.

Maria Del Carmen ha decidido ir a buscar al colegio a su hija con un vestido de faralaes tremendamente folclórico mientras suena un altavoz con música de Marifé de Triana.

La han sacado en la tele como si fuera algo excepcional. Si lo pensamos friamente no lo es aunque ahonda en esa costumbre tan nuestra de considerar que nuestras cosillas son ridículas en comparación con la diversidad cultural enriquecedora que nos genera la interacción con usos y costumbres más lejanos. Matar un cordero es diverso pero la tauromaquia es asesinato. Se nos olvida, con facilidad máxima, tratar cada acto por el acto en si en vez de maquillarlo dependiendo de donde venga.

Los niños, de forma parecida a los primeros pasos de la inteligencia artificial, resultan ser espejos simplificados de lo que van viendo del mundo real. Lo interpretan a través de los ojos sesgados de sus padres y de su entorno. Generan outputs producto de su propia genética y de aquello que viven como cierto. La primera inteligencia artificial que sacaron al mundo, que se llamaba Tay, tuvo que ser retirada porque se volvió racista al interpretar como cierto todo aquello que leía mayoritariamante en twitter.  No fue que estuviera mal programada sino que nos devolvió, en un espejo digital, todo aquello que nosotros vomitamos en Internet.

Los niños, que son como son, tienden a señalar al diferente. Nosotros señalábamos al gitano o al negro de clase, porque eran la excepción. Habría que preguntarse cual es la excepción ahora. 

Quizá esa excepción sea Manolo, que no pertenece a ninguna minoría étnica y solamente quiere aprender matemáticas. Además, como le gusta la chica que se sienta tres filas delante, la profesora le quiere convencer que es un reflejo de su identidad machista y violadora latente en sus genes. Quizá es por eso, y no por ninguna otra cosa, por lo que Manolo vive alimentando a un minifacha en su interior. Cuando alguien se siente atacado, de una u otra forma, y no es capaz ni ha madurado lo suficiente para ponerlo en contexto, se radicaliza. Es la respuesta infantil más sencilla. No es extraño que haya adultos que, en la sociedad infantilizada y simplista en la que vivimos, sean Manolitos con carnet de conducir, nómina, hijos y derecho al voto.

Una de las cosas que tienen los disfraces o la vestimenta en general es que nos permiten excusar nuestro comportamiento porque se supone que pertenece al personaje que nos define por estética. No es algo determinado a nuestro tiempo si no que va con el ser humano y es por ello por lo que existen los uniformes. También es el mismo motivo por el que la primera norma del torturador o del carcelero es desnudar al reo.

Las sociedades marcan sus estéticas de una u otra forma porque eso manipula al humano obligándole a comportarse según las normas del conjunto. De la misma manera que algunos estudios determinan que no conducimos igual si nos sigue un Bmw M3 o un Dacia, no actuamos de la misma forma delante de un grupo de personas vestidas como moros, punkys o hermanas de la caridad. Eso no quita que sean filósofos lacanianos o traficantes de crack, pero todos sabemos en ese juego cuales son las cosas que pueden pasar a priori. Nuestras expectativas, sesgadas por lo que sea previo, tambien alteran el resultado de nuestras interacciones.

Resulta maravilloso, a veces, cuando descubres un grupo de personas variopinta conversando sin estigmas o niños siendo solamente niños, aunque uno lleve cresta y otro burka. Desafortunadamente, como el escorpión sobre la rana, por muchos acuerdos que hayan adquirido de manera previa, se van a ahogar en algún momento.

Supongo que si Maria del Carmen va al colegio con un vestido de folclórica, con sus topos y su peineta, es porque está hasta el coño de que ser diferente parezca que le convierte a alguien mejor cuando todos sabemos que, en pelotas, somos igual de frágiles y muchas veces , si es que estamos vestidos, parecemos igual de gilipollas.

Claro que cuando allá por los primeros 80, en clase, Alonso apareció con un pendiente, flipamos bastante. Ahora el raro es el que no tiene tatuajes. La hija de Maria del Carmen ha pedido hora para hacerse La Virgen De La Macarena en una nalga. No va a ser mejor pero sí más popular. Es la única de clase cuya madre ha salido en los informativos sin haber matado a nadie.

25 de septiembre de 2025

Sueño recurrente ( !Pero si estoy muerto! )

Tengo un sueño recurrente.

Algunos ya lo sabeis pero para el lo desconozca mi alimento llega a través de las mil horas que dedico a atender y trabajar en un comercio de informática doméstica que ayer cumplió 30 años abierto. Puedo decir que prácticamente sin faltar un sólo dia.

En mi sueño, como el día de la marmota, me encuentro en el establecimiento. Estoy cerca de la puerta de entrada, ordenando piezas y componentes en alguna de las estanterías. Las miro medianamente saisfecho por su nuevo orden y recibo uno de esos calambrazos que te dejan frito en el suelo. Infarto y me desplomo. Fallezco.

Obviamente no me da tiempo a poner un cartel de "cerrado por asuntos personales" y la tienda se queda abierta.

En ese instante, quizá conmigo algo más frío, entra un chico recién salido de la pubertad. Moreno y de esos que creen que son originales llevando unos pantalones algo cagados y sudadera con capucha, aunque haga sol. "¿Me atiendes?"- pregunta a mi cadáver. Obviamente yo no estoy para responder. El muchacho se inquieta y me da unas pataditas suaves mientras repite: "¿Me puedes atender?". Yo continúo impertérrito, lo cual tiene que ver con mi falta de circulación sanguínea. "¿No me quieres atender?"- insiste. En su cara empieza a notarse un considerable malestar.

Llegados este punto lo lógico es que me robase. Que cogiera algo y yo asistiese, inmóvil, al robo sin poder hacer nada. Sin embargo llega a un punto de indignación máxima y se marcha furibundo.

Al salir del comercio saca esa, que algunos suponen, arma de destrucción masiva que es el móvil y abre Google con los ojos inyectados en sangre de venganza. Busca mi comercio y me pone una reseña negativa. "No me quieren atender. Discriminan a las personas". Confirma la reseña y se va caminando, con fuertes pisadas, hacia el destino que considere.

Entonces, por alguna razón, me llega una notificación con dicha reseña y la respondo: "!Pero si estoy muerto!".

El día siguiente, mientras sigo fiambre en el suelo de la tienda, aparezco en las noticias. No en los titulares, sino en ese saco de noticias anecdóticas que hay siempre al final del telediario. "Atentos a la noticia"- comenta la presentadora- "se ha hecho viral la respuesta de un comerciante a un cliente descontento". La crónica del suceso es exactamente lo que he contado anteriormente. Lo narran con humor y con esa mezcla de cotidianeidad y devenir de los acontecimientos que, aunque excepcionales, le pueden pasar a cualquiera. Curiosamente nadie se da cuenta del drama de estar muerto, de estar pudriéndome sobre el frío suelo desde hace días.

La tienda sigue funcionando como si no pasara nada. Mis compañeros atienden, los clientes vienen y van. La única diferencia respecto de una temporada normal es que han de esquivarme pero, como todo en la vida, el tiempo lo soluciona y yo voy desapareciendo hasta no quedar nada. Ni siquiera me quedo para ser encontrado por unos arqueólogos dentro de mil años, sino que me diluyo.

De vez en cuando comentan aquella anécdota graciosísima en la que el jefe respondió "Pero si estoy muerto", y todos se ríen.

Después me despierto y me voy a trabajar. 

Ya lo he soñado varias veces. Ni se os ocurra intentar explicarme los sueños porque luego me vais a venir con algo del horóscopo. Hoy me han puesto una reseña negativa (afortunadamente entre muchas positivas) porque dicen que no he cumplido mis horarios y, curiosamente, estaba trabajando con la puerta abierta a esa hora. Y vivo.

Hay muertes más extrañas y mucho más dramáticas, pero para eso ya hicieron la mejor serie de la historia, que es Six Feet Under.

21 de septiembre de 2025

El mundo es un trastero a subasta, amigos.

No sé si alguna vez habrás visto algún programa de esos en el que un grupo de americanos arquetípicos se dedican a comprar trasteros abandonados y tras la parte de la subasta llega ese momento en el que van descubriendo lo que se encuentran dentro. Entonces van sacando cosas y poniéndole precios ficticios que va haciendo subir un contador de dinero obtenido que se contrapone al dinero pagado.De pronto, y sin avisar, pone cara de asombro y grita que ha encontrado algo sorprendente. Empieza la publicidad.

Después de los anuncios volvemos al momento hallazgo. Puede ser un arma, que es muy americano. Puede que una coleccion de cromos de valor desconocido o algún tipo de dispositivo que necesita de un "experto" que nos cuente la historia de dicho elemento y nos de un valor maravilloso que hace sonreir al que compro ese mugriento trastero abandonado,

Mientras el experto habla se puede ver una expresión de altísimo interés en la otra parte. Es apasionante cómo nos explica, con una aceptable pasión y horrible doblaje, cual es la historia del fabricante o de la manera en la que se emplea o se empleaba tal o cual producto a valorar. Viene a ser como descubrir un ópalo entre los muros de una mina abandonada pero lo que realmente le importa al de la tele es si vale algo o no. Si te encuentras La Mona Lisa en un trastero te la pela si es más antigua o más moderna. Si te estremece los sentidos o pudiera resultar una representación de la historia del ser humano. Lo único que importa es que valga pasta. ¿Vale pasta? Entonces es bueno aunque sea una colección de zurullos petrificados de los beatles en su gira de EEUU. 

Así que aprendemos que el valor de algo no es su valor intrínseco, que es el que me han estado un rato contando, sino el que alguien esté dispuesto a pagar por ello. No es que sea bueno de por si, sino que haya alguien que lo paga. Entre un motor de agua que realmente funciona y aquello del culo de Lennon, el pagador manda. Es el mercado, amigos.

Desafortunadamente esta es una anécdota que vale perfectamente para el mundo real. Uno puede tener en su mano un pedazo de historia o un invento maravilloso. Se alegra por ello. Es más, aparenta sorpresa y emoción mirando a cámara. Después toma aire y pregunta: ¿cuánto puedo sacar por esto?. Y eso, solamente eso, es lo que le importa.

20 de septiembre de 2025

España, el país de asesores.

España es un país de asesores.

En absoluto lo digo por los 948 del presidente o los 1573 en total del gobierno. Al fin y al cabo es de dominio público que la burocracia es un tipo de enfermedad muy contagiosa: cuando algo sale mal se hace un observatorio o una comisión de expertos que mete en la rueda del salario público a otro saco de burócratas. Tenemos cargos tan cómicos como el jefe del gabinete del jefe del gabinete. No es broma.

Sin embargo cuando digo que somos un país de asesores es porque somos un país de jubilados en las obras explicando a los que trabajan cómo se debería de hacer bien. Somos un país de voceros tertulianos frustrados que se empeñan en poner cara de superioridad explicando a quien tiene un problema de verdad la manera más sencilla de resolverlo. Somos esa sociedad que, portando la bandera que toque en ese momento, sale a la calle a reivindicar la solución que cree adecuada para un conflicto que no conoce, no es partícipe y calma su sed de moralidad cuando se vuelve a casa a tomarse unas cervezas con los colegas.

Si algo tiene el Español medio es su capacidad de asesorar a cualquiera mientras ejerce la procrastinación con sus problemas de verdad.  El español medio te asesora respecto de la manera de que tu primo, al que no conoce, acabe la relación con su pareja tóxica mientras, después, queda con la toxicidad hecha relación personal sin hacer nada al respecto.

Somos los reyes en decir a cualquiera lo fácil que se solucionan sus problemas pero no hacemos nada por arreglar los nuestros. Salimos a la calle enfurecidos exigiendo la bajada de los precios del alquiler pero buscamos quien nos pague más si es que heredamos el piso de la abuela (Hostia, y siguen subiendo los precios). Nos ponemos dignos con la importancia de pagar impuestos pero le pedimos al pintor que nos lo haga en B. Arrasamos con la vuelta ciclista pero que nadie nos toque al Atlético de Madrid. Exigimos trabajar menos y cobrar más siempre que lo pague otro. Esquivamos la hipocresía de la forma cool de vivir actual negando nuestras acciones reales, que no suelen ser ninguna de las que asesoramos.

Probablemente es porque nadie quiere ser el que lleve la bandera al salir de las trincheras ya que es el primero al que le pegan un tiro.

Si algo tienen ( o tenemos, porque yo he ejercido de ello) los tertulianos es que todos tenemos la solución a cualquier problema. Somos asesores sociales. Pero ni uno solo se irá a aplicar sus recetas donde toque. Vivimos en una sociedad que premia al estúpido y al que hace las cosas como se supone que las debe de hacer. Tenemos aspiración de funcionario que cumple órdenes. Sabemos, porque eso lo hemos aprendido bien, que el tipo que se va por el ladrón que le arrancó el dinero de la pensión al viejo es el que se lleva la primera hostia. Hemos aprendido que el emprendedor que arriesga su dinero, tiempo y esfuerzo es el que lo pierde todo si sale mal. Si te vas a una guerra a defender al bando que crees adecuado, puede que te maten. Si, en definitiva, asumes cualquier tipo de riesgo acorde con tu dialéctica, te puede salir mal. Joder, nadie quiere que le salga mal pero todos queremos sentirnos empáticos y justos. Por eso nos convertimos en asesores, que es un grado de cobardía.

Un asesor es alguien que te dice lo que debes de hacer pero el que pierdes eres tú. Viene a ser como un gobernante que si se equivoca pierde el dinero, la casa o el trabajo de otros sin ningún perjuicio para él mismo.

Vivimos en un país de asesores, en mayor o menor medida. Eso, por lógica, es un país muerto.

En 1989 un profesor nos comentó que el futuro era un futuro de servicios. Servicios de abogacía, ingeniería, logística o lo que fuera. Nos decía que el servicio siempre es a alguien que tiene una empresa o una actividad que genera algún tipo de riqueza. Obviamente sin ese ente superior empresarial no hay a quien dar servicio y que si queremos avanzar no debemos ser el servicio sino ser la empresa, pero que nadie quiere ser empresario porque es duro y poco gratificante. Que te manchas las manos. Que te duele la espalda.

Ser un país de asesores, en cualquier sentido, es disponer de un país relleno de hipócritas. Bienvenidos a España: te digo como debes de hacer las cosas bien y si no las haces eres imbécil, pero yo no me mancho las manos de mierda jamás. 

Lo peor de todo es que cuando alguien hace algo, acertada o equivocadamente, se le señala con el dedo. Reivindico furibundamente el valor de las personas que hacen cosas y me parecen unos mierdas los que gritan mucho haciendo gestos moralmente superiores y simbólicos para luego irse a su puta casa. Eso sí, son mayoría.

13 de septiembre de 2025

Rick is dead. (Supertramp magic piano man)

Hace unos días murió Rick Davies.

La historia, y la voy a contar de memoria, empieza a principio de los años 70 donde Rick, tocando en algún bar, es interpelado por un tipo con dinero de sobra que le insta a montar un grupo y grabar algún disco que él iba a pagar. Rick, entusiasmado por el proyecto, pone unos anuncios en prensa, que es como se hacían las cosas por entonces, y recluta a Roger Hodgson y un par de tipos más. Graban su primer disco homónimo, cargado de canciones largas y demasiada flauta aparentando ser celta. Después ese Indelibly Stamped, con la portada de las tetas tatuadas, y más o menos les come comercialmente la mierda. El tipo de la pasta les dice que se acabó el dinero y la banda sufre una transformación. Rick y Roger se quedan, vuelven a poner unos anuncios, y aparece el carismático John Antony Helliwell, Dougie Thompson y Bob Sienberberg. Pillan la pasta que les queda y se van , con sus correspondientes familias a una granja. Allí suenan los hijos jugando y un grito de la mujer de Roger cuando empieza School del Crime Of The Century.

Entonces si, llegó al número 38 de las listas y, con el tiempo, ha sido catalogado como el disco 108 de los 200 mejores discos de la historia. He de decir que yo, que viví el nacimiento del Cd, me lo compré como mi primer Cd. Le quise dar ese honor porque me parece una joya. Es que yo he sido más de Supertramp que de PInk Floyd porque me atrapó la forma de tocar el piano de Rick Davies.

Publicaron Crisis, What Crisis?, con una portada icónica de un hombre tomando el sol, sombrilla incluída, en medio de un paisaje de abandono industrial. Se volvieron más melódicos en el Even in the Quietest Moments ( el del piano lleno de nieve) y reventaron el mercado con Breakfast In America. Número uno indiscutible y mas de 20 millones de copias vendidas.

El 29 de noviembre de 1979 grabaron su concierto en París.

Fue la primera cinta de cassette que yo tuve y escuché en bucle. Me la grabó un tipo llamado David en unas vacaciones en Laredo. Me dejé poseer por el ambiente que irradiaba ese sonido y Fool´s Overture me dejaba absorto por la forma de entrar el sintetizador después de las frases de lo que luego descubrí que era el mismo Churchill.

Supertramp, por entonces, era lo que pudo ser en los años 2000, U2. Pero eran más virtuosos.

Sin embargo por detrás existía un cansancio laboral y unas diferencias artisticas dentro del grupo. Como si fuera una premonición el disco "Famous last words" fue precisamente el ultimo con la formación que les llevó tan arriba. Siempre pensé que Rick era el genio y Roger el punto pop que les llevó al éxito. Si nos vamos a Mecano, Nacho es el niño pop y Jose María el brillante. Eso es otra historia. 

Roger sacó sus discos. Afirmo que son flojitos.

Rick se quedó con el nombre (y la pasta). En 1985 publicó lo que intentó que fuera el "The Wall" de su banda. Brother Where You Bound es un disco que, acompañado de una película bastante conceptual, es una obra de arte infravalorada de un tipo de música que no tenía hueco en el mundo comercial. Eso no quita que, con los años, sea uno de mis favoritos de la banda.

Después, a mi parecer, se dedicaron a entretenerse. Sacaron un par de discos con algún retazo de brillantez pero sin dejar de ser colecciones de canciones. Nada rescatable en realidad. Se dejaron convencer por los recopilatorios, sin llegar a ser Police que estuvo sacando el mismo recopilatorio todos los años ( lo cual es obvio porque sólo grabaron 5 discos). Al igual que Police, los componentes de la banda terminaron denunciando al líder por no haber cobrado derechos de sus trabajos. Hicieron alguna gira y da la sensación que Rick empezó a tocar lo que le daba la gana. Incluyeron algunas canciones de r&b y leí que en sus grandes tiempos buscaban bares de aquellas ciudades en las que tocaban para irse a improvisar y tomarse unas cervezas. La versión de Another Mans Woman (que fue la música de informe semanal muchos años)  publicada en 2006 y perteneciente a un directo en el Royal Albert Hall certifica lo maravilloso que puede ser oir a Davies con su piano y una banda engrasada por detrás.

2015 quisieron hacer una gira mundial nueva pero Rick fue diagnosticado de cancer y se murió el martes pasado.

Reconozco que es un grupo que me ha acompañado más de la mitad de mi vida. No es el rock al que me he inclinado ni me han llamado la atención sus letras. Sé que no son tan grandes como Pink Floyd, a los que vi con un sonido absolutamente perfecto en su gira de Pulse donde David Gilmour llevaba la guitarra al cielo en Confortably Numb. Sin embargo han sido una debilidad y he catalogado a Rick Davies como un genio.

Jimmy, técnico de sonido y buen amigo, me decía que jamás asistió a una profesionalidad mayor que el equipo de Supertramp preparando un evento en Bilbao. Que consiguieron que ese pabellon deportivo de acústica miserable sonara como un teatro de ópera. Jimmy también ha muerto esta semana y aunque no era un genio como Rick, era muy muy buen tipo.

Es una semana triste, de aquí en adelante.


Pd: perdón por los errores, si los hubiera. Lo he escrito como fan y sin consultar nada.

12 de septiembre de 2025

Matar a un cabronazo

Charlie Kirk era un cabronazo. Probablemente eso es un hecho indudable. ¿Por qué lo era?. Por estar a favor y defender un argumentario trasnochado.  más que fuera de lo que nos gustaría que fuese el mundo. En contra de los derechos Lgtb, muy a favor de Israel, a favor de las deportaciones masivas de EEUU y defensor del derecho a tener armas. Derecho gracias al cual un tipo, desde una azotea a 200m, le pegó un tiro letal.

En una campaña electoral americana, hace años, algunos voceros llegaron a decir que Hillary secuestraba niños y los tenía esclavizados en los bajos de sus sedes. Un tipo, pistola en mano, entró en una de esas sedes exigiendo la liberación de los niños. ¿Qué niños? le preguntaron cuando buscaba ansiosamente el sótano que no existía.

Estoy absolutamente convencido que tanto el asesino de Kirk como el que buscaba aquel sótano lleno de niños esclavizados sexualmente creían que estaban haciendo un bien. No existe ninguna figura histórica, mayor o menos, que no creyera que sus desmanes estaban justificados por un bien mayor. La maldad por maldad, solamente por el hecho de hacer el mal, no existe. Los grandes asesinos en serie disponían de justificación aunque solamente fuera porque oían voces o sentían la imperiosa necesidad de satisfacer a su demonio interior. Mao Zedong, con sus más de 45 millones de asesinados. Stalin, con 23 millones o Hitler con sus 17 ( seguido de cerca por Leopoldo de Belgica) estaban convencidos de ser los únicos que tenían los huevos de arreglar los problemas del mundo erradicando el mal como quien acaba con un avispero del jardín.

Lo que sí que es verdad es que en todos los casos las víctimas es necesario que estén en el lado incorrecto con el fin de despersonalizarlas y poder incluirlas en la categoría de prescindibles. Los asesinos de ETA, que a algunos les conozco bastante bien, solamente mataban españoles enemigos de la identidad euskaldun. Primero les metían el saco, luego les señalaban y más tarde alguien les pegaba un tiro. Después, con el arma aún humeante, se marchaba a casa creyendo que había hecho un gran bien por todos los vascos.

Los psicóticos solamente necesitan una excusa, por pequeña que sea. Su sesgo de confirmación se activa y por muy salvaje que sea lo que haga siempre será un daño menor que el del enemigo. Cuando mataron a Carrero Blanco se brindó con espumoso en lugares insospechados. Cuando mataron a Martin Luther King, probablemente también.

Los días que escribía Gora España, ese libro maldito en el que intentaba contar que los chalados de la derecha y de la izquierda son iguales, me percaté que un imbécil de izquierdas suele estar orgulloso de ser un imbécil. Que, después de una tropelía, va donde sus colegas dándose golpes en el pecho orgulloso. Sin embargo un chalado de derechas se calla y te dice: "vaya, qué pena, se ha muerto". Eso no quita que sean iguales y hayan hecho lo mismo aunque su manera de comunicar la imbecilidad resulte diferente.

Quizá por eso resulta vomitivo ver cómo la izquierda mundial se sienta orgullosa de que hayan matado al cabronazo de Kirk, pero eso no quita que existan momentos en los que, ante barbaridades equivalentes, la derecha mundial te diga que es una pena que se hayan muerto tantos niños bombardeados.

La clave de todo ello está en la confrontación en la que parece que nos gusta vivir. Cuando, casi siempre por intereses políticos, nos obligan a elegir entre uno de los dos lados del muro y odiar a los del lado contrario, suceden estas cosas: que uno se salta el muro y se lía a hostias o a tiros creyendo que hace lo correcto. La confrontación es una herramienta política, no lo dudes, preparada para quitarte el derecho a pensar por ti mismo. Como buena herramienta obliga a certificar como bueno todo lo que dice tu lado y malo lo contrario. Evita poder considerar la razón en algún aspecto que no sea de este lado del muro y, por supuesto, no reconocer como lo mismo cuando lo hacemos nosotros. En España resulta que no queremos que venga la derecha porque van a controlar la televisión pública, van a poner colegas en todas las empresas que puedan, van a corromperse cobrando de adjudicaciones, van a intentar controlar la justicia o se van a comprar chalets y putas con tu dinero. Nada de lo que diga la oposición está bien, incluido el trazado del carril bici de Valdemorillo. Por supuesto que el otro lado del muro hace lo mismo, y así nos va. Escapar de quien te quiere convencer que el otro bando es malo en todo resulta una obligación complicada de llevar democráticamente a cabo. Vivimos en esos juegos para casi todo: telefónica o vodafone, android o ios, windows o mac, coche o bici. También estamos sumergidos en publicidades que te intentan convencer que son la única opción: Ikea jamás te dice que hay otros fabricantes de muebles y las compañías de seguros se aburren de contarte que todas las demás te engañan, pero nunca dicen en qué. Los otros son los malos, me tienes que creer, pero no te voy a explicar cuales son los motivos porque ya lo pienso yo por ti. 


El siguiente paso de la confrontación empieza cuando se hacen cosas por joder. Lo mismo se saca una norma para que los que matan corderos no recen en un polideportivo como se pide la expropiación de los bienes de los toreros. Lo mismo se da un dinero público para un taller de tatuaje de vaginas resilientes como se pintan de azul los bancos que antes eran morados. Quemar el coche del vecino porque es un Tesla y entonces significa que es un fascista en vez de uno que no sabe de coches. Echar chinchetas moralmente superiores a un grupo de ciclistas. Comprarte una bandera con aguilucho para fastidiar en la grada del campo de futbol. Todas esas gilipolleces están hechas para que te posiciones y tú o tu cuñado llegue al paso tres.

El tercer paso es cuando alguien, que es tonto hasta la médula, se lía a hostias con quien no piensa como él. Esa es la excusa perfecta para justificar la división y poner el foco en lo malo que es la raza inferior que vive al otro lado. También es la excusa perfecta para que otro imbécil actúe en la dirección contraria. Eso, si vamos añadiendo capas, termina con un tipo en una azotea apuntando a un cabronazo.

Pero matar a un facha o a un cabronazo no es excusable, por mucho que en las películas y en los mítines te quieran convencer que está bien hecho.


9 de septiembre de 2025

Hornazo

No sé si sabes lo que es un hornazo.

Básicamente es un pan relleno de chorizo, huevo, jamón, lomo ... y casi cualquier tipo de producto que salga de la matanza. Una bomba de calorías.

Por ahí cuentan que era una alimentación para los pastores o una comida típica en la celebración de los estudiantes después de la cuaresma, pero a mi me gusta más la historia que me contaron.

El caso es que hace muchos años los curas eran los que se preocupaban de la salud de los peregrinos en el camino de Santiago. La zona de Salamanca está en esa ruta y, además, no deja de ser un lugar bioclimático: calor en verano y frio en invierno.

Lo que también hay que tener en cuenta que una cosa es lo que uno cuenta desde el púlpito y otra la vida real.  Los curas sabían que los peregrinos, en algún momento y por encima de su moralidad piadosa, se irían de putas. Por eso mismo supervisar la salud de las prostitutas del camino repercutía en la salud de sus fieles. La iglesia, como institución, velaba por la sanidad de las meretrices asistiéndolas en las largas jornadas tanto al sol como con el frío castellano. Así que cuentan que el hornazo era un alimento, calórico a más no poder, que el clero repartía a las putas del camino para que estuvieran al pie de cañón, y bien alimentadas, el mayor tiempo posible.

De todas las historias, la más cercana al relato que me contaron es la del Padre Putas ( llamado después Padre Lucas) que llevaba a la ciudad de Salamanca a las prostitutas el Lunes de Aguas ( segundo lunes tras el domingo de resurrección) y los estudiantes lo celebraban alegremente, con hornazo y ramos de flores. De ahí el término "rameras".

Pero me gusta más eso de que la iglesia, que ha sido práctica en muchos momentos de la historia, cuidara de sus medios de producción para no perder, a base de enfermedades, a sus clientes peregrinos. Si las rameras están bien alimentadas ( a base de hornazo) y sanas, no se nos mueren los devotos.


La necesidad de que todo sea especial y más.

Por alguna razón todos los padres creen que sus hijos son especiales. Que los demás son niños pero los suyos tienen un algo que les hace únicos. Me da lo mismo que sean especialmente tontos o superdotados, que tengan el famosísimo Tdh o estén destinados a convertirse en estrellas deportivas. Con las virtudes o , mejor dicho, las exclusividades, pasa lo mismo que con los tatuajes: lo raro es que no se tenga uno.

Supongo que a todos nos gusta poder afirmar que somos especiales pero cuando se llega a la edad determinante en la que los sueños es imposible cumplirlos, a algunos les queda el comodín del hijo.

No es algo exclusivo de la descendencia. Necesitamos creer que hemos encontrado un tesoro cada vez que vamos de compras, que conocimos a alguien especial y diferente, que el amanecer fue único y que nos comportamos como las mejores personas.

Hay una imperiosa necesidad en que todo sea lo más y lo único. Las más altas temperaturas, las tormentas más copiosas, el invierno más crudo y la más bella historia de amior que tuve y tendré. Todos conocemos a alguien que jura estar más enamorada que nadie y que vive las rupturas como si fuera la primera persona a la que dan una patada en el culo. Es la misma persona que afirma lo maravilloso que es su trabajo y lo hijo de puta que es su jefe veinte minutos después. En ese reflejo social que es la política o la publicidad, que se parecen demasiado, se hacen ruedas de prensa explicando el dato que puede hacernos pensar que nos va de fábula antes de que nos vendan el detergente que más limpia. Ambas son dos explicaciones de cosas mágicas porque se ha llegado a la conclusión que es la forma de que consumamos sus productos. El voto y el limpiador.

Parece ser que si alguien explica la vida o lo que sucede de una manera realista será castigado. El primer ministro francés dijo que las cosas no son tan maravillosas como parecen y que no hay dinero para todo y ayer le relevaron de su puesto. Cuando te unes y respetas sentimentalmente a alguien sin jurar que el amor que vives es infinito y maravilloso, recibes la acusación de no querer. Supongo que si tratas a tu hijo como el niño que es, resulta que se puede concluir que no quieres a tu hijo. La realidad ponderada y serena no está de moda.

Todo eso con la obviedad, como decía mi abuela, que siempre hay alguien más listo, más guapo, más rico y más tonto. Cuando vas por carretera conduciendo siempre descubres que hay alguien mucho más gilipollas que tú. Si, en autopista y a 140, te pasa uno a 160 no hay que preocuparse porque pasará otro a 180. Mi coche nuevo coge 200 y es que, a veces, soy un imbécil pero sé que vendrá otro a 210. También hay alguien más imbecil, más feo, más pobre y con mucha más suerte. 

Sin embargo nadie es exclusivo y aunque existe ese deseo de ser especial, no lo somos. Tampoco me vale como excusa cualquier tipo de lesión que trunca la carrera deportiva que es la vida. No soy de los que opinan que es el tiempo el que nos va poniendo en el diente del engranaje del mundo en el que debemos estar pero sí que sé que cuando alguien me pone encima de la mesa un niño superdotado, un amor infinito, un trabajo perfecto o unas cualidades determinadas excepcionales, es mentira.

Aunque es una mentira que necesitamos para seguir adelante. Eso sí.

Cuando el titular del tiempo es que llueve, no es titular. Pero si te dicen que es el apocalipsis acuático según las estadísticas, esperas a que lleguen los anuncios y, de esa forma, la cadena televisiva puede hacer caja.

A ver si no has dado nunca click a una miniatura de youtube dramática que, después, no contaba nada.

2 de septiembre de 2025

Gilipollas del tipo B

Dicen que la diferencia, ante un conflicto, entre un valiente y un gilipollas es que el valiente considera lo que va a conseguir, asume los riesgos y se enfrenta a los retos. El gilipollas puede ser de dos tipos: A) no es capaz de valorar los riesgos B) ni lo soluciona ni asume riesgos, que es como si no hace nada. Ultimamente veo demasiados gilipollas del tipo B. Haré una lista:

- Pintar un banco de morado para que no abusen de ninguna mujer. ( en vez de poner a un policia con una porra)

- Hacer un crucero por el mediterráneo (a ser posible con buen tiempo) con una bandera y un pañuelo palestino ( en vez de ir a Gaza a ayudar y mover escombros)

- Besarse delante de un cartel de ultraderechistas. ( en vez de hacerlo en un pais donde te puedan meter en la carcel por ello)

- Quemar alguna que otra bandera donde no es delito quemarla

- Manifestarte por derechos que ya tienes.

- Etc.

Yo pienso que está todo muy bien pero una parte de mi es capaz de afirmar que no se hace por lo que se reivindica sino por la tranquilidad moral de creer que se ha colaborado en la consecución de un mundo mejor (asumiendo ningún riesgo). Manifestarse contra Franco o contra Eta cuando los unos no matan ( por fin) y el otro lleva más de 40 años muerto es muy bonito pero no va a conseguir nada. A veces te preguntan que qué es lo que haces tú y la respuesta es lógica: lo mismo pero sin hacer el ridículo.

Ser un activista, en determinados casos, es cabalgar incongruencias. Conozco quien ha gritado contra la sexualización de los niños y ahora, que tiene dos muchachos y una muchacha, la pone lazos rosas y ellos van con camiseta de Ac/Dc. La misma persona, porque sé de quien hablo, arengó a las masas contra la turistificación pero, casualidad, lleva todo el verano poniendo fotos en las playas de Menorca. Irene reclama los derechos de la mujer en España y hasta en Hungría pero no lo hace en Irán ni en Marruecos, con lo bonito que es. Es muy sencillo ser defensor de los salarios de los trabajadores con una nómina pública de 120mil, no acoger a ningún okupa en casa y quejarse de que todos los empresarios, incluído el dueño del bar que gana mil, son unos grandísimos hijos de puta insolidarios. Quizá, solo quizá, ese galope alocado por las incongruencias sea el principal motivo del desapego de sus simpatizantes anteriores. A veces ser consecuente implica renuncias pero eso sucede en contadas ocasiones. Aprovecho para afirmar que conozco a alguien que estuvo en casa de Mujica y todo lo que me ha contado es excelente y, sobre todo, coherente.

Llevamos años siendo bombardeados con proclamas. Puedo contar más de cinco el número de manifestaciones que puedo encontrarme cada día en mi ciudad. Llevo un tiempo percatándome del hecho que las huelgas, mayoritariamente, las hacen dependientes del dinero público. No he visto una sola huelga de fruteros pero sí de jueces, funcionarios de la judicatura, bomberos, policías, médicos, administrativos municipales y multitud de empleos que saben que no van a ser despedidos por dejar de trabajar. Vuelvo a decir lo mismo: no pongo en duda que se sientan unas víctimas de un sistema capitalista sangrante que les oprime, porque cada uno es libre de sentir lo que quiera. Los jóvenes que gritan por una vivienda gratis estoy seguro que el día que hereden el piso de la abuela no lo van a ceder gratuitamente sino que intentarán alquilarlo a quien les pague más o de una forma más segura.

Por supuesto, y ese es un argumento bastante usado, que los derechos no se consiguen sin reivindicación. A Rosa Parks la podían encarcelar cuando se subió al autobús. A Harvey Milk también le podían dar unas cuantas hostias en San Francisco. Quien estuvo en casa de Mujica lo estuvo porque fue amenazado de muerte por unos narcotraficantes que violaban sistemáticamente a las mujeres del pueblo por quienes se jugó la vida. Navalny defendía la libertad frente a Putin. Son casos que merecen mi admiración y yo no soy nadie por haberme manifestado contra Eta en las aceras del mismo Bilbao cuando todavía quedaban muertos por ver. Lo digo porque mi riesgo era muy inferior aunque eso no me librara de algún que otro insulto de la misma forma que tampoco me he librado de sentir que me metían en algún saco al que no pertenezco por decir, hace dos semanas, lo mismo que digo ahora.

Sin embargo toda esa actividad de masturbación moral que veo a mi alrededor me produce un porcentaje de incomodidad importante porque intentan decirme que son mejores que yo cuando, en realidad, lo único que buscan es su propio beneficio. Porque llegar a casa creyendo que has hecho algo bonito por el mundo sin actuar es beneficio propio. Y es que al mundo se la pela que te pongas muy digno en un concierto, en twitter, en una comisión de expertos públicos o en el water de tu casa.

Claro que ir a arreglarlo es arriesgado y cansado. Serías un valiente, pero es mejor ser un gilipollas del tipo B. Te quedan unas fotos chulísimas para instagram.


Pd: dos dias después de escribir lo anterior, un tipo más listo que yo, publica esto: