Decía una canción: "Huyendo del frío, busqué en las rebajas de enero. Y hallé una morena bajita que no estaba mal. Cansada de tanto esperar el amor verdadero le dió por poner un anuncio en la prensa local".
Quizá es esa la esencia de la vida.
Quizá después de todo y tras perseguir los dorados del trabajo, el dinero y el reconocimiento, porque para eso hemos sido educados y direccionados, tras todo eso está la verdad de lo de siempre, de la sabiduría popular.
Todas esas cosas que hemos demonizado, que hemos despreciado incluso y que se resumen en una pareja con un crío haciendo ruido en el bar de la esquina mientras por la tele se ve fútbol, son parte del sentido de la vida, como decían los Monty Python.
Así que esta noche, como si se tratara de un anuncio por palabras y como si fuera parte de la misma canción ("absténgase brutos y obsesos en busca de orgasmo. No soy dado a tales excesos, así que escribí") espero que los reyes magos no me traigan ningún regalo tecnológico, ningún objeto manoseable que pase de moda o que tenga fecha de caducidad.
"te puedo dar todo-añadía- excepto entusiasmo."
Al fin y al cabo cuando uno tiene la sensación de haber quemado la etapa de la orientación laboral y la del exceso adolescente, cuando uno ya sabe que hay detrás de algunas puertas y ha recibido regalos de todo tipo, quiere saber, por curiosidad o por morboso desprecio hacia la modernidad, lo que está en el sitio que no quiso ver.
"Nos vimos tres veces, la cuarta se vino a dormir".
Así que eso es lo que quiero por la mañana. Es un regalo dificil porque dicen que no existe. Por eso los reyes son mágicos.
Y si no hay nada, siempre te quedan las rebajas de enero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario