En alguno de los más húmedos sueños del ser humano existe la fantasía de poder ver a todos desnudos al igual que yo soñaba con poder introducir una cámara de video en el vestuario de las chicas.
Por otra parte una de las aspiraciones humanas más utópicas se denomina libertad, que es, desde mi punto de vista, hacer lo que te de la gana sin tocar la libertad del vecino.
Claro está que existen diferentes visiones culturales de la libertad, sobre todo cuando alguien cree que debe de hacernos libres y para ello nos tiene que mandar al paraiso con 100 o 200 virgenes tras inmolarse en el fuselaje de nuestro avión. O quizá hacernos libres es obligarnos a trabajar como gorrinos para consumir y poder así, con nuestros impuestos, sanear económicamente algún banco.
En realidad los dos nos quieren hacer libres, aunque yo nunca firmé que quisiera ser liberado de ningún lugar.
El último paso a favor de nuestra libertad occidental es vernos desnuditos al entrar en un avión. Culpables de ello son los famosos escáneres corporales.
A mi personalmente no me importa que me vean desnudo, aunque me produce un absoluto pudor y, como contraprestación igualitaria debería de exigir que l@s policías estuvieran desnudos igualmente. A ser posible menores de 30 años y con estupendas medidas.
Ante la posibilidad de la implantación de dichos escáneres ha surgido un movimiento que considera que atentan contra la libertad de las personas, ya que la desnudez no está bien vista. Hace no mucho apareció la noticia de un pervertido que se tocaba con las radiografías de las pacientes de una clínica de implantes mamarios. (Aunque depravados existen porque yo conozco a uno que se toca viendo a Ana Rosa Quintana).
En el reino unido alguna asociación considera que si bien estos artilugios son buenos para la seguridad nacional no han de ser usados con menores aunque recuerdo que este mismo verano una familia anglosajona dejaba corretear a sus niños desnudos por la playa sin ningún pudor. Así que los mártires ya saben que los niños son su futuro.
En realidad, como siempre, todo recae en la inmensa capacidad que tiene el mundo de joderse y de quejarse porque si tuvieramos bien claro que la libertad consiste en respetar y no tocar la libertad de los demás no habría mártires, no habría escáneres corporales y a mi nunca se me ocurriría soñar con ella desnuda.
Aún así no todas las desnudeces son hermosas, no me creo que un cabo de la guardia civil se esté relamiendo pensando en su pornográfico futuro en la T4. Yo me veo en el espejo cada mañana y más que pensar en la transgresión de mi libertad pienso en la capacidad de asumir la gravedad de algunas carnes.
Tengo que ponerme en forma para cuando coja el próximo avión. Al-Qaeda se ha hecho socia de los gimnasios de occidente.
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