Mal dia para buscar

24 de enero de 2025

Movimiento ideológico pendular.

-Yo quiero un mundo sin guerras donde los pueblos vivan en paz, se cuide el planeta, la energía sea barata, la cultura gratuita y yo perciba un salario justo y digno para vivir conciliando mi vida personal y el desarrollo profesional, jubilarme pronto, viajar por todo el mundo para conocer culturas y disfrutar de los servicios públicos y la pensión hasta morir viejo en una casa mirando al mar.

-Y dos huevos duros- respondería Groucho.

Una de las cosas que tenían a su favor los hippys es que estaban drogados y eso siempre da dos cosas: hambre y ganas de querer a todo el mundo, como Pitita Ridruejo.

Es curioso que después de los hippys vinieron los punks, que odiaban a todo el mundo y sobre todo al sistema. Más tarde el grunge, que se castigaban a si mismo por certificar que jamás llegaría a ser un ente feliz. Hubo un momento en el que Rage Against the Machine nos quiso convencer que éramos capaces de todo pero el sistema malvado no nos lo permite y últimamente vivimos en intento de no mirar a ningún lado salvo si es políticamente correcto y no nos denuncia nadie así que, casi como Madonna, lo mismo cantan al desamor que se meten con alguien que no se la va a devolver.

Existe una colección de eventos ridículos que se han llevado por delante los deseos infantiles de una generación que ya tiene edad de mandar y que se ha estrellado de bruces contra el mundo real sin llegar, aún, a la conclusión de que nada es gratis en la vida ( como cantaba el Cuarteto de Nos) y que no se puede todo.

Y entonces resulta que la generación que viene por detrás asiste absorta a cómo una banda de llorones victimistas incompetentes han sido incapaces de solucionar ni uno de sus conflictos. Y, lo que es peor, han desarrollado la capacidad casi infinita de buscar culpables incluso cuando son ellos. Le maté porque la sociedad es patriarcal. Suspendí el examen por la miseria docente, culpa de los recortes de los ricos. Son los que se agarran una borrachera épica, se hacen daño al saltar un bolardo y denuncian al médico de urgencias porque les escoció cuando les limpiaba la herida a las cuatro de la mañana con una actitud que puntúan de una sola estrella. Son los que van en una aerolínea low cost a protestar contra los trabajos basura mientras también se quejan fuerte en las redes por la explotación del Congo desde sus iPhone cargados de coltán. Son los que llegaron al gobierno luchando contra el gobierno y se han retirado con 40 años escasos y 120mil al año, mientras te dicen que has de luchar contra los ricos y que digas niñes.

Es perfectamente lógico que las personas que ahora tienen 20 y que, por ley de vida, tienden a luchar contra el sistema, luchen contra eso que es lo que, como un cura metomentodo de los años 50, te decía cómo has de trabajar, pagar, amar y vivir. Hace cuatro años nos intentaban decir a qué hora teníamos que poner las lavadoras e incluso que si eres un hombre que se siente atraído por una mujer atractiva, eres un violador en potencia gordófobo porque no te gusta la gorda.

Así que a las personas que ahora tienen 20 se les ponen las orejas tiesas cuando les hablan de géneros o de resiliencia o de patriarcados o de revoluciones porque han vivido todo este tiempo con el ametrallamiento moral que, quince años después, no ha logrado todas esas cosas que iban a conseguir en veinte minutos de poder. El poder, como casi siempre, ha beneficiado a los poderosos. Y mientras Enrique Múgica ha muerto en su casa con su coche de siempre en la puerta, nuestros salvadores van en coche oficial con guardaespaldas a los chalet que no iban a comprar con las cuentas que no iban a tener y los salarios que no iban a cobrar. El problema no es que alguien se compre un chalet o gane una cantidad indecente de dinero por tocar los cojones a los demás y no conseguir nada, sino que juraron que no lo iban a hacer bajo ningún concepto, de la misma forma de Biden no iba a indultar a su hijo.

Hace bastantes años existían padres que juraban que no tenían ningún problema con que alguien fuera homosexual, hasta que les salía un hijo gay. Ahora asistimos a políticos que se han rasgado las vestiduras diciendo que ninguna mujer hace una denuncia falsa hasta que una les denuncia por una mala noche de casi sexo que no la dejó buen recuerdo. Así que en el juicio tiene que admitir que cuando la verdad le ha abofeteado en la cara , todo lo que defendió con furiosa cólera no era tan verdad. A nadie le gusta la violencia o la policía, pero el día que te roban la necesitas. No hay problema con reducir las pruebas para ser bombera, pero si se quema tu casa prefieres que te lleve en volandas alguien que pueda con tu peso, independientemente que sea lesbiana, negro o de Alpedrete. Las miles de absurdas decisiones que se han tomado para defender que pase por histórica una Ana Bolena negra o una Blancanieves inclusiva han sido el origen de la muerte del movimiento woke y no la confabulación ultraderechista de un grupo de millonarios blancos homófobos, que son el grupo de culpables que han encontrado cuando la culpa es solamente suya.

Lo triste es que ni siquiera va a ser un fin de ciclo digno. Al fin y al cabo quieren convocar manifestación porque alguien ha dicho que biológicamente existen dos sexos. Ya sabemos que la teoría evolutiva, como todo lo que no me gusta, es fascista.

Hay un grupo de fascistas en el infierno esperando, con palomitas, a ver qué sucede cuando lleguen los fascistas de verdad. Eso si no se pone de moda que los de ultraizquierda se pongan imaginativos y maten judíos solamente por serlo mientras juran que fascismo es lo otro. Nuestro presidente se quiere erigir como faro de la verdad en contra de los que manipulan la opinión pública, indultan a delincuentes, pactan con asesinos, critican a los medios que no les dan la razón y ponen a colegas en empresas mientras gastan dinero público para comprar votos (nótese las similitudes).

Desafortunadamente somos un mundo de péndulos y si en los años 40 estábamos en un lado y nos fuimos al otro, ahora nos va a tocar el contrario. Me resulta desalentador, aburrido y cansino.

Y conocido.

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