Mal dia para buscar

11 de enero de 2010

Devolver los regalos

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Devolver un regalo que te han hecho en navidad es un acto que conlleva una pequeña falta de respeto con quien te lo ha hecho pero es una realidad basada en la utilidad o buen gusto del regalo (o regalador) mismo. También es cierto que existen algunas personas que compran para luego llegar a casa sin saber si les gusta o no. Claro que esos lo hacen todo el año y luego se enfadan cuando les dan una hoja amarilla que pone "vale por" (perfectamente legal).

Desde el punto de vista del comerciante, que reside chiquitito en mi interior, una compra devuelta resulta igual que cuando dejas a tus amigos para irte a tomar una copa con alguien y después sucede que no sucede nada: Un wannabe comercial. Siempre he pensado que las compras, como las promesas, hay que cumplirlas aunque vivamos en un extraño mundo falto de palabra que se ampara en los plazos de devolución.

También es verdad que hay estudios que afirman que la valoración del regalo siempre es mayor por parte del que lo hace que la del que lo recibe. Sobre ello el economista Joel Waldfogel llegó a la conclusión que regalar vales de dinero era el regalo perfecto porque no deja lugar a la mala interpretación de su consideración monetaria. Discrepo abiertamente. Un regalo siempre ha de tener un significado especial entre el que lo da y el que lo recibe. Si no es el mismo valor, mala suerte. Pero te lo quedas igual.

Al fin y al cabo los regalos, como los diamantes, son para siempre.

Por eso yo no regalo diamantes.

3 comentarios:

Dillinger dijo...

El economista también estaba equivocado. Un vale por una cantidad de dinero tampoco tiene el mismo valor para una y otro. El que lo entrega siempre pensara que está dando una buena cantidad mientras que quien lo recibe tiende a pensar que el que se lo entrega es un racano... también pasa

Remitjó dijo...

Por primera vez en mi vida, este año he devuelto la mayor parte de los regalos recibidos. Pienso que ningún hombre ha hecho tanto bien en su vida, como para ser merecedor de 7 bufandas. Los he devuelto, por lo tanto, por justificada modestia.

Unknown dijo...

Me reí mucho con el último comentario y bueno es variable, pero creo que finalmente depende de quien te haga ese regalo, no es lo mismo el suéter tejido por mamá, que una docena de calcetines colorines y mal tejido de la tía del sur... De manera que sí, hay cambios que son aceptables, en la medida que la persona se sienta bien consigo misma, y es que más que el valor, en lo personal, me hace muy feliz saber que el obsequio ha sido del gusto de sus receptor... Saluda,

Principito
Desde Mi Principado para el Mundo