Mal dia para buscar

31 de diciembre de 2024

2024 y el disco nacional del año.

Vivimos en un mundo de frases, de shorts, de pequeños estímulos breves y opiniones magníficas.

Se nos olvida, con la facilidad que da el estado del binestar cultural, valorar las películas enteras, los discos completos, las obras de arte en su concepción global. Los años, en vez de un concepto, se quedan en resúmenes facilones y sesgados. La ventaja de ello es que, como la publicidad, nos permite escoger lo que determina el objetivo de nuestro discurso más que ponerlo todo encima de la mesa y sorprendernos con el resultado.

Podría quedarme con la última vez que nos quisimos o cuando me pediste que no nos escribiéramos más. Perdón porque tuvimos ambas cosas y un momento en un sofá y algunas confidencias. Hay una lucha a muerte entre la verdad y lo que nos gustaría que fuera la verdad. Una de las cosas que aprendí con la terapia es a alejarme de mi vida como un dron y hacerme una panorámica. Viene a ser como perder la mirada al principio de una carretera vacía. Sin embargo es ahí, callado y observando de lejos, cuando aparecen los detalles. Las fantasías son entretenidas pero se pierden componentes que las convierten en exclusivas y reconozco que cuando me esfuerzo en ser tu fantasía es que me está dando miedo que me conozcas. La forma de hacerlo es ser un meme, una buena frase, estar el tiempo justo. Ser un capítulo de una serie en vez de un largometraje. Poner efectos especiales cuando flaquea el guión.

Un hamster tropezándose con una cabra en un video de seis segundos es mucho más popular que cualquier video elaborado de veinte minutos. Te hace temblar una noche loca con un muchacho que no hizo nada mal ( porque no tuvo tiempo) con más intensidad que esa persona que se quedó, imperfecta, con lo que tenía mientras intentaba ser mejor. Es lógico aunque injusto como valorar un disco por una canción en vez de la oportunidad de su momento y la solidez de su composición. A día de hoy sería imposible un Blood on The Tracks, un Stairway to Heaven, un Free Bird, un Dark Side of the Moon. Nadie iba a prestar atención a un video de 14 minutos llamado Thriller de la misma forma que prestar atención a las letras de los Smiths casi puede parecer snob.

Pero, aún así, el disco nacional del año es el de Carolina Durante porque es global, porque expresa un estado de ánimo y las fases del desamor mezclado con rabia de la pérdida de una adolescencia que se empieza a encontrar acorralada entre lo que querían ser y la verdad. Entre las ganas de joderse la vida y el verde cesped de los ojos que te abandonaron. Entre todas esas veces en las que tuviste que reconocer que probablemente tenías razón.



Porque no suena a canciones de amor, pero es amor. Quizá tampoco es rock, pero es rock. Y te dice que te echa de menos si es que te echa de menos. Que te odia si es que te odia. Quizá es porque suena a verdad aunque puede que no lo sea, pero lo hace.

Es el disco y son las formas.
Luego, cuando lo escuchas una y otra vez, vas viendo que no es un meme. Pero para eso hay que esforzarse y eso, no es mainstream.


Pd: lo siento por los que creeis que Arde Bogotá es la revelación pero no es un disco sólido en absoluto y eran nuevos hace casi 2 años. Y Alcalá Norte o La Paloma tampoco han conseguido algo tan redondo.

Pd2: El video nacional sorpresa del año , muy a mi pesar, es de hace 3. Con esa parte de: si quieres vamos a mi casa y te sigo mintiendo. Jurando millones de cosas que no voy a a hacer. Quiero recordarte con pena y sentirme violento. Mañana cuando me enamore de otra mujer. He dejado las llaves y el motor encendido ….no se si estoy contento porque ya te has ido o triste por ser libre otra vez .

28 de diciembre de 2024

Vivir en la broma.

A veces creo que la navidad es la excusa para no pensar en el frío. Entretenerte con los viajes, acabar con los stock de los productos económicos de los bazares, comer como si fuera un estado mental y tener más buenos deseos que un ecologista convencido mientras va en su coche de combustión a las manifestaciones.

Jessica, que se lleva quejando varios años de lo injusto que es el sistema con ella precisamente, se hace fotos procurando enseñar el logo de su móvil nuevo a cámara mientras en un reflejo se ve la cómoda que puso la abuela, en la sonrisa se puede adivinar una muela picada y hay un pedido del Shein en la cama. 

Una de las cosas que tienen las mejores bromas del día de los inocentes es que pueden ser verdad y a la vez son ridículas. En mi infancia hicieron un reportaje en el que Fernando Romay (pivot histórico de 2m13cm) dejaba el baloncesto para ser jockey. Salía con un ridículo casco y una fusta en el hipódromo de la Zarzuela concediendo una entrevista. Hace un par de años se viralizaba la noticia en la que el Ministerio de Igualdad ( nótese la ironía del término) se quejaba amargamente de llamar al mayor premio de la lotería "El Gordo" porque eso fomentaba la gordofobia y la discriminación de los cuerpos no normativos. Lo curioso es que eso Sí que podría ser verdad.

Con el paso de los años y la globalización de las noticias hay bromas que se han entremezclado con la verdad y han convertido determinadas reivindicaciones en oximorones. Por definición un oximorón es decir una cosa y la contraria en la misma frase. Dada mi formación técnica podría decir que estar en contra de la energía nuclear y exigir una energía continua y barata es un oximorón. Que quejarse de que contraten para dar las campanadas a una mujer por su cuerpo y defender que en otra cadena las dé una mujer contratada por gorda es una incongruencia. Que defender la libertad pero estar a favor de la cancelación de quien dice lo que nos molesta es absurdo. Que ser racista pero soñar con tener una asistente filipina es hipócrita. Que hay que admitir que un coche eléctrico deja las praderas de África contaminadas cuando has decidido que ya no te gusta como queda con tu outfit reciclado. Que apostar por la democracia en los países árabes puede llevarte a que la mayoría decida que hay que apalear a las mujeres o que no puedes lloriquear porque cierran la tienda de Maria del Carmen para poner una casa de apuestas mientras no has entrado en tu puta vida y haces apuestas desde la cama los martes.

Todo eso son ejemplos claros de que vivimos en un continuo día de los inocentes, salvo que no somos tan inocentes porque, por mucho que nos guste jugar al juego de que hay unos poderes superiores que delimitan, castran y orientan nuestras vidas en forma de gobiernos, clubs Bilderberg o Soros, somos nosotros como masa los responsables últimos de lo que nos sucede.

La sociedad occidental actual vive en una dualidad extraña. Hemos aprendido lo que es lo bueno y lo ideal: la redistribución, la bondad, la integración, el ecologismo, la solidaridad, el lenguaje integrador y la vida sana con nosotros, los vecinos y el planeta. Por otra parte hemos llegado donde hemos llegado a base de industrializarnos, jugar a la imposición cultural, aprovechar la mano de obra barata, invadir algunos paises, pagar poco y vender caro, esforzarnos bastante y arrastrar al resto del planeta a nuestras disputas personales. Como Jack Nicholson en "algunos hombres buenos" eso, infame y hasta sucio, es algo que hemos necesitado para podernos comer una hamburguesa con queso a las tres de la mañana después de salir de fiesta. 

Quizá, solo quizá y de la misma forma que hablar de determinadas cosas parece que es un tabú, algunos no son conscientes que para que las cosas estén limpias alguien debe de mancharse las manos. Que para exigir con furiosa cólera cualquiera de nuestros derechos adquiridos quizá hay que pensar si nos los hemos ganado. Una de las partes que va desapareciendo con el estado del bienestar es la responsabilidad personal. Es algo que aparece en las segundas y terceras generaciones. Nuestros abuelos de dejaron la piel por conseguir una sociedad mejor para sus hijos y ellos, que eran conscientes del esfuerzo de sus progenitores, lo mantuvieron con mimo e incluso lo disfrutaron. Luego vinieron los que nacieron con ello y lo valoraron como quien valora que mañana haga sol: es lo natural y como es natural no hay que hacer nada porque viene dado. 

La primera vez que fui al Reino Unido tuve una sensación curiosa. Me pude dar cuenta cómo en la época victoriana se habían hecho grandísimos esfuerzos por hacer de aquello un gran pais. Que existía una ordenación, unas construcciones y unos sistemas de alcantarillado muy bien pensados y forjados a base de la siderurgia que supuso un cambio en todo el mundo gracias a la inventiva anglosajona. Sin embargo también me di cuenta que aquel imperio se había quedado anclado en aquel momento porque como estaba bien hecho no había que cambiarlo. El Reino Unido me resultó algo a mitad de camino entre el siglo XX y los misterios de las pirámides. Si algo nos dice la historia es que más de una gran civilización desapareció por la desidia de sus pobladores más que por las guerras perdidas. Los romanos se fueron al guano cuando dejaron de hacer acueductos y se empeñaron en comer uvas y hacer orgías.

La gran broma contemporánea es jugar a gritar muy alto lo preocupados que estamos por algo que es culpa de otros, de lo que no somos responsables y que deberían de solucionar los demás.

Una vez hubo uno que quería mancharse las manos y los amigos le señalaban con el dedo porque no comía uvas ni se iba a una orgía.

Vivimos creyéndonos una broma porque es loco, ridículo y parece real.


20 de diciembre de 2024

20 de diciembre.


 A veces es solamente saber que hay hubo un lugar en el que no te puede pasar nada malo.

18 de diciembre de 2024

Los riesgos de las revoluciones de ayer y hoy.

Comentaba una artista de ayer y hoy que la sociedad ha cambiado mucho. Que cuando empezábamos a disfrutar de las libertades en España y se intentaba ser medianamente rupturista era muy sencillo saber donde estaba el poder. Era tan fácil como estar en contra de la iglesia y del estado omnipotente. Al fin y al cabo eran ellos quienes habían tenido el monopolio de dictar la manera en la que había que comportarse. La revolución, en definitiva, era negar a aquellos que jugaban al juego de imponer lo moralmente correcto. No me tiene que decir a mi un cura la manera de copular con mi pareja o dejar que el estado se lleve lo que quiera de mi esfuerzo laboral. El problema, y sigue con su razonamiento, es que ahora esa lucha contra el poder tan humana está mucho más diluida. Quienes te dicen lo que debes y no debes hacer, a quien has de odiar y a quien has de ensalzar, vienen de lugares variables. Oponerse a ello, a un discurso casi institucionalizado, es rebelarse contra una batería de ataques y quizá eso que se pasó a llamar cultura woke es quien más se ha impuesto con su discurso moral. Son quienes te dicen cómo has de tener tus relaciones, comportarte con tus vecinos y dejar un porcentaje cada vez mayor de tus impuestos para que lo gestionen, quienes se han convertido en la Iglesia y el estado en el siglo XXI. Y el riesgo de ello es llegar a pensar que la opción contraria es la adecuada, para volver al punto de inicio. El punto en común de aquello y de esto es que ambos tratan al ciudadano como si fuera imbécil y carente de criterio propio. Es ahí donde está el peligro.

Por supuesto que tenemos un problema extra: hay cosas de la Iglesia, del estado, de la cultura woke, de la tasa impositiva y de la música pop, rock y punk, que están bien. Otras son una bazofia extremista. El truco es quedarse con lo mejor de cada mundo porque todos conviven en el mismo. 

Pero somos tan tontos que nos han convencido que las cosas van en packs.

Y no es verdad.

9 de diciembre de 2024

Occidente ametrallándose los pies

Existe una de esas polémicas muy de redes occidentales en la que una mujer trans (es decir, que nació siendo hombre) exige que le implanten un útero porque quiere quedarse embarazada para ser la primera trans en abortar de la historia. Todo ello, por supuesto y como no puede ser de otra forma, con los fondos públicos. Porque sí y porque derechos y visualización.

Supongo que es otro ejemplo más de los miles de tiros en los pies que nos estamos dando en la supuestamente excelente cultura occidental. La misma que vende paquetes de 3000€ a turistas para que vivan la experiencia de la guerra y les llevan a Ucrania.

Si los recursos y los esfuerzos son limitados, que lo son, es nuestra responsabilidad valorar hasta donde hemos llegado. Pasa algo parecido con las lenguas autóctonas. Gastamos dinero, recursos, legislaciones, educaciones y no sé cuantas cosas más en una hipotética sociedad global donde poder comunicarse en Bable (por ejemplo) con el resto del mundo. Si todos esos recursos los empleamos en investigar el cáncer quizá, sólo quizá, estemos más cerca de erradicar el cáncer, aunque sea en inglés. En las inundaciones de Valencia se comentó , un poco de soslayo, que no limpiar algunos cauces para salvaguardar el autóctono mosquito valenciano ( es un ejemplo inventado) hizo que bajaran unos cuantos troncos de más directos a los colegios de Paiporta. Y está precioso hablar Bable y un Euskera regulado por el organismo de turno. Es maravilloso disponer de una biodiversidad rica y televisiones Oled en cada casa con Wifi gratis que te permitan ver El juego del Calamar doblado al Extremeño pero quizá, solo quizá, se nos ha ido la mano en la elección de dónde emplear nuestros recursos amplios pero limitados.

Uno de los principales problemas es que quienes marcan las direcciones carecen de brújula y del valor necesario para decir "basta". No conozco a ningún político de primera división que se enfrente de cara a determinadas soplapolleces occidentales porque eso te quita votos. Teniendo en cuenta que la política se ha convertido en una enorme empresa de marketing orientada a la obtención de votos y la subsistencia personal, nadie va a decirte que te vas a quedar sin pensión, que los idiomas minoritarios serán fagocitados por el chino y el inglés y que no te pueden operar a tiempo porque le están poniendo un útero a un imbécil con muchos seguidores en tiktok.

El ejemplo que nos viene de golpe en 2025 tiene que ver con la automoción. En Europa nos hemos convencido que podemos, porque somos el centro del mundo, acabar con el cambio climático, los accidentes y los atascos. Así que llevamos unos cuantos años exigiendo a los fabricantes de coches que pongan cositas de esas que te avisan si te cambias de carril, no sé cuantos airbags, los controles de velocidad, los sistemas de frenado para no llevarte por delante a un repartidor y que tengan curvas para no dañar al peatón. Llámame loco pero ninguna de esas órdenes están orientadas a hacer coches que duren más y nos ponemos las gafas de cerca para ver el poco ruido que hacen cuando andan. No vamos a pensar que las baterías las hacen unos chinos con sus fabricas ultracontaminantes y las enviamos a Africa cuando ya no tiene la autonomía que deseamos o sale otro con Ziritione. (el 7% de los gases malos en la atmosfera es europeo, chino es el 32%)

Independientemente de eso y para el 2025 se han establecido unas multas para los fabricantes que contaminen nuestros cielos. Eso quiere decir que si la contaminación por coche ( suma de contaminacion de cada coche dividido por el numero de coches vendidos) es más de una cantidad, les fríen a multas. Visto así es muy bonito porque nos venderán coches que no contaminen, ¿verdad?. Pues no. Obviamente como el objetivo es que no me pongan multas a mi, que soy fabricante de coches, lo que puedo hacer es comprar "bonos de ecologismo" a otro fabricante que le sobre. Puedo subir el precio de mis coches contaminantes para que la multa la pague el cliente final o dejar de vender coches en Europa. Puedo matricularlos en Marruecos y traerlos en barcos para venderlos como kilómetro cero con otra razón social. Lo de vender coches eléctricos baratísimos es la última opción porque lo que yo quiero es, como también le pasa a Jose Ramon que tiene una panadería en Valdemorillo, ganar dinero. Así que si te vas a comprar un coche y te piden 30mil ( 5 millones de pesetas) por un Renault 5, una parte de culpa la tiene esa moralidad infinita superior con la que hemos premiado a nuestros legisladores. Es curioso que uno de los coches más resistentes del planeta, el Toyota Land Cruiser y el Hilux, se fabrican en Gibraltar para enviar al resto del mundo pero en Europa no se pueden vender tal y como se hacen porque te llevan, te traen y no se rompen aunque te vayas a invadir Siria con ellos.

Si hay algo que no hemos aprendido es que nada es gratis en la vida y que cuando ponemos multas a los bancos, exigimos cosas a los que hacen coches, pedimos energía ecológica y sanidad gratis... lo tenemos que pagar nosotros. Y que mientras estamos preocupados por la sostenibilidad de la tela del reposacabezas existen otros fabricantes en otras partes del planeta que tienen como objetivo que, si es un coche, nos lleve y no se rompa. Y si en la república de Tuatolu ( inventada) al hijo de la Pili le da por exigir que le pongan un útero para abortar, le revientan la cara de un soplamocos. Ojo, no por gay, que eso nos importa bastante poco ya que cada uno se tira a quien puede y le consiente, sino por tonto. Y se lo decimos en inglés o en algo que nos entienda, que aqui tenemos predilección por Faulkner.

Europa ( y lo occidental por defecto) no se está pegando un tiro en el pie sino que se lo está ametrallando.

El problema reside en que parece que no nos queremos dar cuenta y empieza a ser tarde.

Estuve el fin de semana buscando un coche y esa es la conclusión a la que he llegado, aparte de recordar este episodio de South Park.


Pd: En Idaho han ido eliminando regulaciones desde 1996 y les va bastante bien. Aquí pintamos bancos de morado gracias a la subsecretaria regional de la delegación de igual dá del tercer ministerio.

Pd2: El principal riesgo es que, cuando nos hayamos ido completamente al guano, seamos tan gilipollas de irnos de un extremo al otro y que ser racista, homofobo, contaminante y violento se ponga de moda como lo es ahora ser ecoresiliente, enemigo de la familia tradicional, funcionario y violento.