Anoche tuve una conversación muy curiosa sobre el arte y la vida privada.
Comentaban que hacer un espectáculo sobre Michael Jackson era un problema porque alguno les podía acusar de fomentar la pederastia. O que si ves una película de Woody Allen te puede dar por abusar de las hijas asiáticas adoptivas de tu mujer. Y luego casarte con ellas.
Yo mantenía, y mantengo, que una cosa es la creación artística y otra la vida privada. Que no sabemos si Leonardo Da Vinci se lo hacía con las cabras de su vecino pero sí sabemos que era un jodido genio. Si le hubieran anulado de la historia no tendríamos muchas cosas y tampoco creo yo que fuéramos más bondadosos.
Gracias a las teorías de Einstein tenemos el gps pero, joder, también ayudó a hacer la bomba atómica. ¿Cada vez que pones google maps significa que quieres matar japoneses?
No comprendo por qué tenemos últimamente la necesidad de que nuestros referentes sean perfectos en todas sus facetas. Que Steve Jobs, que era un hijo de perra preocupado sólo del rendimiento económico, tenga también que ser la madre Teresa de Calcuta de la informática moderna. Y no, no lo era. Cómo nos gusta creer que Rafa Nadal ayuda a las viejecitas a cruzar la calle. Ojo, que probablemente lo hará. O no. En realidad lo que tiene que hacer es jugar al tenis. Después, si hace algo ilegal o inmoral, es otro tema. No le vamos a quitar sus Roland Garros. Por esa misma razón no vamos a negar que Off the Wall (más que Thriller) es una obra de arte.
Y de la misma manera que se juega a ensuciar a personas y personajes que han hecho cositas revelantes o maravillosas ( o rentables) también nos encanta blanquear a otros y negar obviedades.
Tve va a entrevistar a Arnaldo Otegi vendiendo esa imagen de demócrata que necesitan algunos que sea. Es una vergüenza que algunos se vayan a tomar café con los de Vox (que parecen simpatizar con ideales reaccionarios del siglo pasado) pero resulta que Arnaldo, que hace 20 años estaba en un monte, pistola en mano, secuestrando hijos de empresarios vascos por el bien de la sociedad vasca, es un tipo democrático. Hay que tocarse mucho los cojones con la doble moral. No se pueden ver películas de Woody Allen pero hay que tener simpatía por los de Bildu.
Si pensamos en la necesidad absurda de criminalizar, eliminar o ensalzar a determinadas personas quizá, solo quizá, deberíamos aplicar el mismo criterio a todos. Pero lo hacemos con los que nos interesa porque somos unos hijos de puta. Robar unas cremas en el Eroski fue un delito que llevó a Cifuentes al paredón. Pegar unos tiritos y secuestrar a unos críos a Arnaldo a Tve vestido de gran demócrata.
En fin, Off the Wall es una jodida obra de arte. Bueno, vale, Bille Jean, también.
En fin, Off the Wall es una jodida obra de arte. Bueno, vale, Bille Jean, también.
1 comentario:
Pues yo he tenido varias discusiones de este tipo a lo largo de los años y conforme van saliendo a la luz intimidades más o menos inmorales de personajes ilustres.
Y el problema está en saberlo. Si a Neruda solo lo lees, te puede fascinar o no. Si de pronto conoces que era un maltratador y una bestia parda, sin querer y aun admirando su obra, lo miras de otra manera.
Si realmente supiéramos todas las barbaridades que los genios (y los no también, pero eso es otro tema) han podido llegar a cometer, podríamos juzgarlos por sus delitos, pero nunca por su maestría o arte.
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