Uno de los nuevos síntomas del mundo en el que vivimos son las historias de superación personales en la pequeña biografía de los seres exitosos. Casi como aquello que poblaba los libros de autoayuda en los 80 ahora parece que cada estrella, estrellita o estrellona tiene que venir directamente desde el infierno, del que salió creando, a sus espaldas, una historia de superación personal que roza la excepcionalidad.
Siendo muy pequeño mi padre me violaba, mi perro se fue con mi madre, me di a la cocaína y a la heroína, tuve que prostituirme para comer una loncha de jamón y un día, porque nunca perdí el aliento, dibuje sobre el baldosin de la calle un reflejo de Notre Dame junto con unas lineas . Un turista polaco me vio y me ayudo a escribir frases para todos aquellos que están como yo estuve y las vendo por Internet, tengo una facturación de 10 millones de dolares, me he comprado un chalet y he dado un millón para recuperar nuestra amada catedral. Allí fue cuando, de una manera mágica y porque nunca me rendí, todo cambió.
Sólo falta poner al final que fue gracias a "El Secreto"
De eso no se libra, si nos fijamos, casi ninguno de los referentes exitosos de hoy en día. Parece que si no disponen de una historia de superación detrás su éxito no lo es tanto. Fíjate los dientes que tenía Cristiano Ronaldo. Nadal se lesionó y fue un infierno, dicen. Casi todos los nuevos actores de referencia han tenido su historia personal con las drogas y ya no es algo exclusivo de los músicos, que siempre fueron, gracias a Janis o a Jimmy, carne de cañón adicta. El que no ha tenido cáncer (y lo ha superado) ha vivido una vida personal dramática. Si hablamos de alguna mujer lo más probable es que nos cuente una serie de abusos en su juventud o, si es modelo, una discriminación porque estaba muy gorda y le tiraban los guisantes de la ensaladilla a la cara en el comedor escolar. Las peladuras de los plátanos si es negro.
Si buscamos "historia de superación personal" aparecen 8640000 resultados en google. Todos y cada uno de ellos son una película para la sobremesa del domingo. Todas tienen final feliz, esfuerzo recompensado, amor infinito y felicidad extrema. Todas intentan decir que aunque te sientas como un mierda existe un resorte mágico que te hará llegar al parnaso si no pierdes la esperanza en una vida mejor que, sin ninguna duda, te mereces. Porque una de las cosas importantes es esa falsa modestia en la que cualquiera, incluído el obeso mórbido de tu compañero de clase, puede batir el récord del mundo de los 60 metros vallas si se esfuerza lo suficiente.
Claro que no hacen entrevistas a los que no llegaron y a los que se quedaron en las drogas o en el camino. Eso no. Eso no es interesante. Nos gustan las historias que acaban bien y que disponen de un punto en el que ese tipo está peor de lo que estamos nosotros como si necesitasemos que nos dijeran que "da igual lo jodido que estás porque hay quien, estando mucho peor, salió adelante y se compro un Maserati, encontró el amor eterno y ha venido a darte lecciones de vida. Y eso que perdió un testículo cuando le mordió una zarigüeya durmiendo en un cajero".
En los biopics esos que parecen telefilms te cuentan lo mágico que era Freddy y le dejan en Wembley siendo una estrella pero no destrozado en una cama deshaciéndose. Las camareras se convierten en estrellas de la canción y dejan la historia en su punto más alto. Joder, Nadiuska tiene esquizofrenia, Elton john lleva haciendo la misma canción desde un poco antes que muriera Lady Di y Phil Collins está hecho un asquito. Pero tuvieron su momento y en algún caso su gran momento. Rick Davies tiene un cáncer terminal y eso es jodida ley de vida, no una historia de superación.
Nadie dice, en las charlas de coaching , que vamos a morir todos y que solamente uno de cada 100mil hijos de esos que vosotros, los padres, creéis que son excepcionales, va a llegar a jugar unos minutos en primera división. Nadie dice que estadísticamente seremos mediocres toda la vida y que la clave es aceptar lo que somos. Y somos lo que somos. Que si estamos metidos en las drogas siendo obscenamente mórbidos lo normal es acabar en un portal, que si nos violan de pequeños nos producirá un asco irracional el contacto humano o que los sueños está bien tenerlos pero no suelen volverse verdad si nos basamos exclusivamente en ese deseo febril que tenemos por lograrlo. A veces no se vuelven reales ni siquiera haciendo todo bien.
Supongo que las historias de superación son una falacia necesaria para despertarse por la mañana pensando que ese va a ser el día.
Pero ayer me desperté con la ilusión de que fuera el día y me acosté igual, en un ciclo infinito de sacrificio y falta de recompensas. Luego leo que un yonki de mierda alcanzó la felicidad con una revelación al golpearse la cabeza contra la acera y puso una foto feliz con su familia feliz y su casa feliz en su mundo feliz. Y me pongo de mala hostia.
Las historias de superación me dan mucho asco porque son mentira y si no lo son me hacen sentir un gilipollas que no ha tenido ni la revelación, la suerte, el encuentro con la virtud escondida o ese don que se empeñan en decir que todos tenemos y ¿sabes? algunos tenemos muchos dones pequeños o simplemente ninguno. Somos mayoría.
Para que uno sea rico son necesarios los pobres y para que haya uno con éxito tienen que existir millones de vulgares que no han de tener a sus espaldas ningún infierno pendiente.
Tampoco pienso en caerme para ver si existe el efecto rebote. Me duele mucho la espalda de sostenerme.
1 comentario:
La clave es ser consciente que eres tonto y a partir de ahí sólo queda construir. Realizar cada día pequeños cambios y sin esperar nada ver qué pasa. No se trata de esperar que tu vida cambie de forma radical con sólo abrir los ojos.
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