Mal dia para buscar

4 de agosto de 2025

Violencia y odio, puntual y racional.

 "Porque lo digo yo. Y punto". 

Esa es una frase que hemos oido ( y tenido que aceptar) casi todos. Algunos pueden asegurar que se trata del estado dictatorial al que hemos sido sometidos durante una educación judeo cristiana pero llegada una edad de tener hijos, e incluso nietos, podemos ser capaces de aceptar que es una frase fruto del hartazgo. Que, dentro de una familia, existe un grado de desquiciamiento próximo a la agresión en el que se intenta recurrir a citas tajantes.

Como casi todo lo tajante el truco está en no abusar de ello. No negaré que soy una de esas personas que creen que pegar sistemáticamente a un hijo o a un perro ( que son los nuevos hijos o los hijos de los cobardes) está mal. Creo, también, que la bofetada que me dio mi padre por no quererme comer aquellos huevos rellenos me la gané. Considero que la manera más rápida de que el perro sepa que no tiene que cagarse en casa es ponerle delante de sus mierdas y darle con un periódico enrolado en el hocico. La violencia es un recurso que usado de manera puntual e inteligente puede evitar males mayores. No me iré a los extremos, aunque lo voy a hacer. Después de que EEUU reventara Hirosima con una bomba nuclear algunos mandatarios japoneses admitieron que aunque aquello fue una barbaridad, habían dado instrucciones al pueblo japones de defenderse hasta la muerte de una posible invasión y que, en esa otra variable, el número de muertos hubiese sido bastante superior. La segunda bomba es la que ya empieza a rozar el exceso. Si nos vamos a algo más reciente que Israel, después que un grupo armado se llevara por delante en una mañana a mil quinientas personas, lanzara oleadas de fuego sobre Gaza está dentro de lo lógico. Que lo haga durante más de un año ya no es tan lógico. Es lo que decía de la violencia usada de manera puntual, porque la repetición lo convierte en una enfermedad. Si mi padre me pegara sistemáticamente todos los días y sin excusa alguna ya no es educativo sino enfermizo.

La violencia no es más que la expresión máxima del odio.

Si estás un día por Internet y alguien dice algo que te indigna, es perfectamente lícito que le respondas e incluso que lo hagas en grado máximo porque te sientas atacadísimo. Pero si lo haces todos los días, a todas horas y en cualquier ámbito, eres un chalado. Sabes, aunque no lo admitas porque quieres disfrazarte de una persona de bien, que si tuvieras un bazoka y la ventana de la otra persona a tiro, ibas a disparar. ¿Hay gente que debe de desparecer y se mata poco?. Si. Pero de una sola vez, como Thanos chasqueando los dedos.

El odio, como buen chute, altera el comportamiento y la racionalidad.

No sé si conoces esas grúas que se dedican a circular por carretera buscando accidentes. Al estar en movimiento son las primeras en llegar y, normalmente, las más caras. Hay quien está por internet buscando conflictos. Son los primeros en llegar y, normalmente, los más gilipollas. Algunos son profesionales y, por seguir con la analogía, mercenarios del odio. Pertenecen a una especie de Grupo Wagner, que son esos que usa el gobierno Ruso para derrocar por las armas a líderes africanos. No llevan Ak47 y eso parece que es menos dramático que los charcos de sangre, pero siguen tirando a dar. No es ideología sino satisfacer sus impulsos. Y, como buenos psicópatas, no lo hacen de manera puntual e inteligente, sino todas las veces que pueden.

Así que tenemos una justificación para el odio y, en consecuencia, otra para la violencia. Pero sólo cuando es puntual y racional. El resto es psicopatía. Quien vive poniendo quejas, haciendo comentarios vejatorios, escribiendo reseñas a todas horas y esparciendo sus mierdas cada vez que puede, es un "chalao".

Pero quien ya no puede más y un día revienta, probablemente tiene algo de razón.

Lo digo yo. Y punto.

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