Mal dia para buscar

26 de agosto de 2025

54

Hay cosas a las que uno puede llegar con prisa. Normalmente , en esos casos, no se suele llegar bien. Llegas, si, pero no en condiciones. 

Pongamos un ejemplo.

Hay dos maneras de lavar los platos: los mojas, le das una pasada con el estropajo, los vuelves a mojar y les pasas ese trapo asqueroso que lleva ahí seis meses. Tardas un minuto. Quedan fatal. Puedes calmarte, frotar un rato, poner el agua tibia, fijarte en los detalles, revisar antes de poner a escurrir y después, tranquilamente, secar y guardar. En esta metáfora yo soy el plato. podría ser un plato mejor o más nuevo. Podría ser de Arcopal o de cerámica, tener menos uso o no llevar conmigo alguna marca de algún mal día. Es como jugar a las cartas: se hace con las que te tocan y pensar que podría ser mejor es un pensamiento inutil.

A los 54 se llega con calma porque los que van con prisa caen a los 27, aunque sean estrellas del rock. Pero es la mitad exacta del camino aunque la hayas hecho a toda velocidad. ( en la foto Janis ha salido más guapa y Morrison no sale. La IA es una adolescente)

Así que como no soy una estrella, como me duele una cadera de forma sobrehumana, como soy el espectador de la lenta desconexión del mundo de la mente de mi madre, de la misma forma que acepto que mucho del esfuerzo anterior no tuvo el rendimiento esperado, igual sigo teniendo que trabajar intensamente y vivir las incognitas del mercado, asimilando que nadie dispone de llaves de casa e incluso acepto que no suena el teléfono los días que necesitas apoyo pero no dispones de energía para pedirlo, por todo ello: he de quedarme con lo que hay.

Y lo que hay es que cumplo 54 y me voy a trabajar. Llamaré, después, a madre. El otro día me dijo que estaba viendo doble. Me señaló a uno que iba de rojo y me dijo que veía a dos de rojo. Después me comentó que había un grupo de tres personas cerca y que ella veía a cinco.

El tiempo es algo que siempre va al mismo ritmo y alcanza los mismos futuros, así que lo que he aprendido es que se llega mejor con calma. Te dura más la vajilla.



20 de agosto de 2025

Nuevos y viejos clásicos.

He de suponer que con la irrupción del Rock más de uno se echó las manos a la cabeza por no entender que una sociedad que había sido capaz de darnos las maravillas de la música clásica o la armonización casi perfecta del gospel, se estaba rindiendo a unos golpes de batería y un tipo moviendo sensualmente las caderas. Tiene un punto de lógica entender que cuando pasamos del virtuosismo a la simplificación aquellos que han estudiado a Mozart o a Wagner se escandalicen.

Es exactamente lo mismo que la irrupción del punk, donde se reunían pijiosos gritones sin formación a hacer ruido en escenarios. Reconozco que sé más de Eskorbuto, Sex Pistols y New York Dools que de Vivaldi.


Una de las cosas que pasan con el tiempo es que aquellos ruidosos terminan aprendiendo música. Y es de agradecer. Ayer escuché a lo lejos y a media tarde algo que sonaba bastante bien. Dejando que mis pasos me llevaran casi de la misma manera que un perro sigue el olorcillo de una trufa, llegué a un escenario donde cuatro jubilados de pelo largo canoso hacían rock de altísima calidad. Sin alardes ni nada porque no era más que la prueba de sonido. Pregunté quienes eran esos fenómenos. Barón Rojo. Obviamente, pensé, alguien que lleva tocado toda la vida al final lo termina haciendo bien. Uno de los grandes conciertos de mis últimos años fue ver a Burning y un momento de inflexión musical en la vida fue ver a Maceo Parker. Todos dan más de cien bolos al año y han aprendido a sonar bien.

Sin embargo quien lleva más gente a algunos escenarios es la mamarracha de turno que canta como la tía Mari Pili cuando se toma el tercer martini. Las modas son extrañas vendedoras de entradas.

Con el paso de los años nos damos cuenta quien era un profesional y quien era un espejismo. Quizá por eso hay discos que han envejecido bien y grandes éxitos que suenan viejos. También, por el camino, hay demasiada gente válida que abandona, en medio de la desesperación, aturdido por que sus clases de canto no son comparables al autotune de algún tipo con la gorra para atrás. Supongo que es una sensación parecida a la que yo tuve cuando puse cara al tipo con el que se acostaba, los jueves, la que lo hacía conmigo los sábados. "Entiendo que me cambies por otro, porque soy un desastre y soy un tipo mediocre"- le dije. "Lo que te pido es que sea Brad Pitt o que te metas a monja, porque no puedo competir con un estándar de belleza ni con Dios"- después sentencié: "Pero con ese tío mierda no, por favor". Por mucho que nos guste pensar que las cosas las hacemos por que nos agradan y porque se hacen sin esperar nada a cambio, tú también te comparas cuando estás en silencio con tus pensamientos.

El nuevo amante, el elefante que desordena todo al entrar en tu vida cultural, las nuevas experiencias, los paisajes no conocidos e incluso los nuevos sonidos o una forma desconocida de ver cine tienen su momento pero cuando pasa el tiempo, que es la misma sensación que queda, a veces, al mirar atrás, te das cuenta lo bueno que era lo que no supiste valorar en ese instante. De vez en cuando vuelvo al cine clásico. De vez en cuando me vuelvo a quedar enganchado al Too Long in Exile de Van Morrison. De vez en cuando te recuerdo con nostalgia.

Vivimos, cada vez más, en tiempos que necesitan cambiar constantemente la atención de un lado a otro, como un scroll infinito de emociones donde la siguiente seguro que es más sorprendente que la anterior. Cambiamos la ropa, el coche, el móvil, la cadena de televisión y la serie. Cambiaste de amante por alguien que definiste como más afín. Cambiaste a Beethoven por Elvis y a Elvis por los Rolling, a los Rolling por la Velvet y a la Velvet por los Clash. A todos por Michael y a Michael por Soundgarden. A Soundgarden por Aha y a esos por Rosalia. Y a Rosalia por Quevedo, pero el que no sabe cantar.

La pathetique de Beethoven, es maravillosa. Reconozco que yo canté como un loco Rock the Casbah en un bar que ya no existe de Malasaña. Oímos Mayeútica en el equipo de sonido bueno sentados en el sofá. Reconozco que hace mucho que no soy capaz de encontrar propietarios a las canciones que pertenecen a mi historia, como si una parte personal fuera compartida por un recuerdo. Soy de esos que asocian paisajes a las personas con quien se descubrieron y canciones que me traen a la mente sensaciones e imágenes.

Supongo que la vida es un poco de artistas. Me explico. Empiezas, torpe y envalentonado, haciendo ruido pero si sigues, día a día, al final terminas haciéndolo bien. Por el camino hay cien millones de veces que tienes ganas de abandonar porque no serás la nueva sensación ni podrás igualar a los clásicos. No serás Brad Pitt ni Dios. Habrás de soportar compararte con un mediocre que pasaba por allí. 

Dicen que el truco es seguir porque al final, aunque no vaya nadie a tus conciertos, hay un día en el que lo haces bien. También dices que serás el clásico de alguien. Tengo mis dudas. También hay una historia en la que eres el hijo de puta. En las mías nunca acabo como héroe.

Los clásicos son los que te revuelven y a los que vuelves. Esas canciones y sonidos que, como los abrazos, necesitas antes de rendirte.

Voy a contar un secreto: Esa actuación de una jovencísima Barbra con Burt Bacharach cantando el "close to you" está en la lista de mis inconfesables.

19 de agosto de 2025

Debate polarizado en fiestas.

 A veces voy a la tele.

Hoy estábamos hablando de las fiestas de Bilbao. Al fin y al cabo es nuestra cuidad y son unas fiestas bastante maravillosas y populares. ( Altamente recomendables). El caso es que, como casi todo en esta vida, son unas celebraciones cada vez más marcadas por la ideología. A favor de lo bueno y en contra de lo malo. Ojo, que cada uno reivindica lo que quiere.

Parece ser que he cometido el error de comentar que quizá hay un momento de divertirse y otro de reivindicar.

Ante eso, un muchacho que se identificaba de Bildu me ha comentado, con su razonamiento valido, que él entiende que es en ese momento en que hay que visualizar determinadas cosas y que si se hace de otra forma es probable que no llegue el mensaje. Me ha resultado correctísimo.

Sin embargo una señora bajo las siglas del Psoe ha venido a decir que si no estoy de acuerdo es que quiero que violen mujeres. Entiendo que porque una de las reivindicaciones es lo de la violencia machista. En consecuencia, creo que haber entendido, quiero echar a todos los inmigrantes al mar y que el rey emérito sodomice a todos los hijos primogénitos varones haciendo gala del derecho de pernada. Bueno, eso último no.

Más tarde he participado deseando que la gente salga a divertirse poniendo por delante el buen rollo, Bilbao, la fiesta y el entendimiento con quien no piensa como tu. Ella, por lo que sea, se ha sentido identificada y me ha dicho que , literalmente, tengo la gracia en el culo. Con el poco culo que yo tengo. Me ha preguntado si lo digo por ella y le he respondido que creo que su actitud demuestra que es una persona intolerante. He dejado de oir cuando ha empezado con no sé qué de la Gurtell.

Una vez acabado el programa he intentado hablar con ella para limar asperezas y que entendiera que es un debate y que en ningún momento me he metido con ninguna reivindicación. Me ha mirado con desprecio y , por supuesto en un alarde de orgullo extrañísimo, no me ha querido dirigir la palabra.

Asi que se demuestra que vivimos en una polarización miserable donde algunos son incapaces de entender que haya quien ni siquiera pensando diferente, puede expresar una opìnión matizada. En ese preciso instante lo que hay que hacer es ubicarle en lo malísimo e insultarle todo lo posible.

Al final he dejado que hable y espero que , al otro lado de la tele, se haya entendido lo que quería decir.

Supongo que no, pero me da muchísima pereza tener ahora que difrazarme de Franco, ir a matar homosexuales, violar a tres o cuatro mujeres, ahogar en el mar a dos negros, acuchillar a un moro y quemar tres montes por donde pase el Ave.

Muy cansino todo.

12 de agosto de 2025

Arrepentimiento generacional.

 Por muchos motivos, en 1983 se publicó la canción más ochentera de la historia:


Pasados los años hay muchas cosas de las que deberíamos avergonzarnos los que vivimos aquella época: las hombreras, el pelo como George Michael, los excesos de colores fosforencentes o la chaqueta de Sonny Crocket. No voy a decir nada de intentar ponerte tierno cuando ponen True de Spandau Ballet. Fueron años complejos, al menos si te pilla en esa franja de edad en la que quieres ser alguien pero todavía estás en construcción, que va de los 15 a los 25. Probablemente teniendo en cuenta que las franjas de edad han ido cambiando con los tiempos, ahora es de 12 a los 32. No pasa solamente con la adolescencia más loca porque de la misma forma que la infancia es menor, la vejez en estado puro también se ha reducido a la par que ha aumentado la adolescencia y ese rango de personas que van de viejos modernos viajeros "molones". El típico jubilado medianamente obeso que va al gimnasio y se ha comprado un descapotable a los 60. Hoy me explicó un cliente que ha empezado a tocar la batería con 57. Paqui me explicó que su marido empezó a tomar rayos uva recién jubilado, la dejó y apareció con una brasileña de veinte. "Conmigo, por sus problemas de corazón, apenas podía echar un polvo"- me confesaba- "y ahora esta chica le va a matar". Luego me miraba con resignación y completaba la historia con un "que se joda" a modo de final de la expiración de aire.

Me divierte pensar en aquello de lo que se arrepentirán, sobre el 2040, los que ahora tienen 20. Por supuesto que los tatuajes estarán en la lista. No muy lejos tendremos los reels y los bailes de tik tok que encontrarán sus nietos o sus hijos. Va a estar difícil intentar educar a nadie cuando tu adolescencia está a golpe de click. La ventaja de las generaciones anteriores es que nuestros hijos no nos pueden ver borrachos, con un porro en la mano, saltándonos las clases de estructuras en medio de una fiesta universitaria. Yo fui un experto en colarme en clases de otras carreras. Alguna vez hasta hice preguntas pero no hay constancia audiovisual.  ¿Se arrepentirán, ellos, de ir con capucha a todos lados?. La última vez que , gracias a la intermediación del hijo de unos amigos, estuve en un bar de moda más allá de las cuatro, descubrí que ellas van similares aunque medianamente preparadas, pero ellos son copias en sudadera con capucha ( puesta incluso en interior) los unos de los otros. 

Casi siempre nos arrepentimos de mimetizarnos con aquellas cosas que son modas pero no son nuestras. Todo aquello que nos se nos hubiese ocurrido de manera natural pero que, por imitación o necesidad de reconocimiento, hacemos. 

Sería 2010, más o menos. Por cuestiones de saraos que no vienen mucho al caso terminamos en un local bastante variado. Variado tirando a gay, lo admito. Mientras Kylie Minogue sonaba ( aunque la canción más lesbica de la historia es "All Around the World", de Lisa Standsfield) me fijé en un muchacho que no tendría más de 17 maquillado como una puerta, escandaloso y ansioso de sobe. Lo único que llegué a darme cuenta es que no era gay sino gay de moda. Esa actitud, vestimenta y comportamiento le hacían sentirse un centro de atención. Ahora, 15 años después, seguramente sale a pasear con su amante mujer y sus tres hijos. O no, y va de la mano de su marido con sus niños adoptados. Pero lo que estoy seguro es que no se pone con una túnica al viento encima de los autobuses urbanos gritando contra el heterosexualismo opresor. El era tan gay (en el sentido escandaloso y plumoso del término, que no el de la inclinación sexual porque te puedes follar a una cabra pero lo que es de mal gusto es alardear de ello) como yo de spandau ballet: poquito. ¿Se arrepentirá de haber sido esa personita? Yo creo que si.

Existen una colección de fotos en las que mi sobrina, siendo una niña pequeña encantadora y dulce, sale conmigo en un día de parque de atracciones. El del pañuelo en la cabeza soy yo. Es como el meme: me parecía espectacular. No lo fue.

La gracia de todo esto es hasta qué punto nos arrepentimos de lo que hicimos o fuimos. O quisimos ser. 
Lo entretenido de todo esto es que, existiendo la hemeroteca digital, cuánto arrepentimiento va a generar de aquí a unos años.

No he querido meterme con las cientos de entrevistas de trabajo que se van a caer por un video o un tuit hechos cuando estábamos todavía en construcción.

La importancia de lo realmente básico.

Quizá no nos acordamos pero hace cinco años estábamos en nuestras casas. La memoria, con esa capacidad que tiene, es capaz de saltarse fácilmente los huecos que no son entretenidos en la historia de nuestra vida. Conozco algún rico, de esos que hicieron mucho dinero a base de tecnológicas, que comenta sin ningún rubor haberse dado cuenta que sus productos tienen su rentabilidad y su importancia pero que comer, que las cañerías funcionen y que haya luz se demostró mucho más prioritario que ver videos en Youtube. Es decir, que cuando las circunstancias aprietan es cuando nos damos cuenta de la verdadera valía de lo esencial.

Soy de esas personas, apasionadas por la historia de la ciencia y todos esos momentos que han hecho al ser humano demostrar sus capacidades, que piensan que los grandes saltos tecnológicos siempre han estado ligados a momentos de necesidad. "Necesitamos algo que nos permita cazar mamuts", debió de pensar un tipo en una cueva, y después hizo una lanza con un palo y una punta de sílex. Era eso o morirse.

"A ver, Abdul, que aquí los cerdos se están poniendo enfermos y la gente se muere" -  "Pues les decimos que comer cerdo es pecado". Algunas de las instrucciones de las religiones, que vistas desde nuestro "presentismo" son gilipolleces máximas, tienen un origen justificado. Lo mismo que no tirarse al maromo de la otra tribu, porque te traes para casa las enfermedades de esos. ( Recuerdo ahora la prohibición expresa de copular con indígenas que tenían los ingleses en la América del Norte, por lo que era más cómodo aniquilarlos. Los españoles, sin embargo, se las dieron de romanos con los del sur y ahí había una fiesta de infecciones bidireccional que afectó algo más a los que tenían una sanidad menos desarrollada. El tiempo ha demostrado que acabaron antes los ingleses con las tribus del norte con sus armas que los españoles con los del sur a base de polvos ) 

Si de algo, muy a nuestro pesar, hemos vivido tecnológicamente a lo largo del final del siglo XX, es del empujón impresionante que le dio a la tecnología la segunda guerra mundial. El afán desmedido de conquista y la certificación de que la mejora en las armas suponía una ayuda sustancial en la victoria hizo que sufriéramos un salto brutal del que nos beneficiamos ahora. El gps, los satélites, los motores a reacción y alguna que otra mejora metalúrgica en materiales, así como las grandes construcciones de hormigón tienen mucho que ver, en sus orígenes, con la manía de Hitler de invadir el mundo y, sobre todo, al jodido Reino Unido. A ver si los cohetes no tienen que ver con la existencia del canal de la mancha. Mucho de la informática debe su existencia a la necesidad de entender las claves de los alemanes para poder hundir sus submarinos y desencriptar sus mensajes cifrados. Oye, y la energía nuclear, que si no la controlas te hace un Hirosima.

Después tuvimos la guerra fría y ahí estaban los rusos y los americanos exprimiendo el cerebro de sus científicos y de sus ingenieros. Un buen profesor de la escuela nos contaba que la labor del ingeniero bueno era convertir en real lo que soñaban otros. Eso significa que la ciencia normalmente está al servicio de lo que le mandan. Que si hay que hacer algo para bombardear Kabul sin mandar a John Smith a los mandos de un F14, te invento un dron. Si me pagas para que cree algo que no haga ruido y no expulse humo, te hago un coche eléctrico. Luego ya, si eso, no te tengo que explicar que si sumas la fabricación y el reciclaje contamina mucho más, pero mira: suena como un mosquito y no echa humazo. Al fin y al cabo estamos a merced de lo que quiere quien manda. Si manda alguien que desea conquistar Stalingrado, te hago un Panzer. Si el que manda cree que el rendimiento está en la retransmisión de porno amateur, los ingenieros te hacen unos estupendos servidores de datos. Cada época tiene sus desarrollos tecnológicos dependiendo de las necesidades del momento o la dictadura de turno. Puede ser una dictadura nacional socialista o una dictadura ideológica. O una dictadura comercial. Mis compañeros mejor pagados se han devanado los sesos para mejorar los sistemas de apuestas en internet , abaratar los procesos de fabricación de zapatillas deportivas o incluso la economía en la logística de la fabricación de bancos morados o de la distribución de paquetitos con la camisa que ha comprado María del Carmen. Conozco a más de un ingeniero de Iberdrola que me cuenta que cuando tiene que ir a revisar una presa hidroeléctrica se encuentra que la resistencia de los muros de las hechas en 1950 es muy superior a las fabricadas en la década de los 80.

Cada época tiene sus prioridades y, después, las siguientes generaciones se aprovechan de los logros de la anterior. Hemos heredado la informática, la democratización de la información, el Gps, los satélites y los viajes intercontinentales. También hemos heredado la contaminación global y el cambio climático. Nosotros vamos a dejar un montón de videos de gatos, un sistema de distribución de paquetes chulísimo, porno en cantidades industriales, muchas series de televisión que se parecen entre si y maquinitas que te responden lo que quieres oir sin tener que interaccionar con José Ramón.

Supongo que si aquella pandemia hubiese durado un poco más nos habríamos esforzado en que los huevos, las lechugas y la carne de pollo fuera más y más sanas y baratas. Quizá es que creo que el ser humano puede amoldarse a las circunstancias, pero otra cosa es que quiera. O se le obligue.

Porque si no te obligan, ya que eres imbécil, te atontas.

Los que son muy ricos e intentan mirar hacia lo que viene, pregúntate por qué, están invirtiendo en lo básico. Y lo básico no es que hagas click y te llegue un vibrador a casa antes de que se te pase el sofoco.

11 de agosto de 2025

Vacaciones manufacturadas.

Vaya por delante que cada uno es libre de irse de vacaciones como le dicte su propio arco del triunfo.

Hay quien vive las vacaciones como el proyecto de bricolaje infinito en su casa del pueblo. Un rato se va a pintar sin parar y otro intenta arreglar la moto del abuelo. Lava las cortinas o procura, sin éxito alguno, hacer una mesa de jardín cortando troncos del bosque cercano.

Los hay que creen que por irse más lejos que nunca van a sufrir de la anunciación de la verdad mariana, pero solamente son más horas de avión. 

En mi caso, que soy un anarquista del tiempo libre, disfruto sobremanera del tiempo sin rumbo. Coger un par de mudas, tener los dispositivos cargados, gasolina en la moto y procurar consultar el mapa lo menos posible. No tener reserva en ningún lugar. Estar dispuesto a que pueda suceder cualquier cosa y, como mucho, disponer de un punto extremo a partir del cual habrá que volver. Por supuesto, no volver nunca por el mismo sitio por el que fuiste. Después de muchos años convencí a mi hermana para hacer 50km y la llevé por la costa parando en algún camino y en algún banco con vistas a las bahías. ¿Dónde vamos a comer?- me preguntó. -No lo sé- Y ella puso cara de que ese pequeño paseo iba a ser un espectáculo de inanición absoluto. Al final comimos algo a eso de las cinco de la tarde, porque con dinero siempre te sirven en algún bar. A la vuelta nos cayó una tremenda tormenta de verano y aunque yo lo viví como una experiencia, ella lo consideró una certificación más de la importancia de los viajes con techo y la necesidad de una planificación detallada. A mi hermana le gustan las vacaciones manufacturadas.

Las vacaciones manufacturadas son aquellas puntualmente organizadas. Saber, en todo momento, qué, cuando y cuanto se va a comer. Conocer el modelo, matrícula y fecha de la última revisión del medio de transporte. Poder tener a mano la titulación del socorrista de la piscina. Haber hecho un estudio previo de la cobertura móvil del destino, las tarjetas sanitarias necesarias y los servicios del hotel. Disponer de un mapa de acciones a acometer en caso de incendio y, por supuesto, la planificación metereológica de los días reservados. Para su futuro viaje de Costa Rica tiene reservadas las excursiones. Ha aprendido de los destinos con videos de Youtube. La diferencia entre ella y yo es que, en Africa, ella iba a hacerse unas fotos con unos guerreros Masai maquillados para los turistas y a mi, seguro, me iba a comer un león sin que encontraran mi cádaver.

También existe, en el rango de los amantes de las vacaciones manufacturadas, quien quiere llegar a un destino, sentarse y esperar que le hagan la pelota. Es el que baja a la piscina con su pulsera de Todo Incluido, se pone ciego a mojitos, vive como un cangrejo al sol, come intensamente, sestea en la tumbona, se pega una ducha y va a una discoteca donde también se pone hasta el culo. Repetir en modo bucle cada día. Normalmente es el que te mira con desprecio porque jura que conoce Punta Cana mejor que tú, que te perdiste en Avila. Una variación es el turista de parque temático, al que acude con sus hijos obesos y hablando en un tono muy alto en la cola de las atracciones.

Por supuesto que profeso un desprecio, al igual que un dietista despreciará a los que pueblan las cadenas de comida rápida, a quienes utilizan estas fechas para transformarse en instagramers predecibles y en algo similar a los gordos que viven en la nave Axion, de Wall-e. Admito que es absolutamente subjetivo porque el mismo derecho tienen de no hacer nada que de perderse por ahí.

Lo que creo que estoy en disposición de afirmar es que las vacaciones manufacturadas y eso de convertirlo todo en un ejercicio de aventura sin riesgo o en un espejismo en el que algunos ansían en vivir, es algo tremendamente común porque requiere de poco o ningún esfuerzo.

También sé que las aventuras, por definición, pueden salir mal. No me vale que me cuentes de aquella chica que metió el pié en un sumidero de la piscina y se lo partió por tres sitios, usando el seguro a todo riesgo del resort. Te puedes ahogar con el quinto helado de vainilla de la misma forma que yo puedo caer por un terraplén tras una mala frenada de la moto en una pista forestal. A ti te atenderán rápido y a mi, seguramente, me comerán los buitres. O, si me quedo a dormir en casa de un matrimonio muy amable y rural, me despierte atado a la cama como en Misery con dos jubilados que me rompan los tobillos a mazazos.

En fin, que cada uno hace lo que quiere con su tiempo por mucho que yo insista en que las vacaciones manufacturadas me producen el mismo sopor que una película que no me gustó cuando la vi la primera vez y que ya sé cómo termina.


7 de agosto de 2025

El racismo inverso

Hace unos días pude leer en la prensa una noticia que se hacía eco del incremento de agresiones a la policia. En este caso se refería a la Ertzaintza que, según parece, se personó en el recinto festivo de las fiesta de Algorta porque se había identificado a un joven que estaba realizando tocamientos a menores. Cuando las fuerzas de seguridad fueron a proceder con la identificación del sospechoso un grupo de personas les increpó hasta el punto de derivar en tumultos y permitir la escapada del sospechoso.

Cada vez es más común encontrar videos, porque ahora todo tiene cierto poso audiovisual, en el que cuando se procede a identificar, detener o perseguir a un presunto delincuente que normalmente no tiene pinta de haber nacido en Albacete, aparece alguna persona ( normalmente mujer de pelo corto de color chillón) que recrimina a los agentes realizar su trabajo. Cree, en su sesgo absolutista, que un árabe, negro, menor o mujer, siempre son detenidos por ser lo que son y no porque pudiera existir la remota posibilidad de haber cometido un delito. En esa fantasía considera que las fuerzas de seguridad son algo así como un ejército represor contra el que rebelarse es bueno y aquello, cuando se convierte en horda, termina en disturbios. Sin embargo es la primera que, cuando Maria del Carmen llora muy fuerte, exige que vayan los antidisturbios a casa de José Ramón a detenerle para ver si le puede apedrear en el breve instante que sale del portal y llega al coche patrulla.

Lo curioso de todo esto es que los medios procuran no hacer hincapié en el origen del supuesto delincuente excepto si es Pepe Perez, Guardia Civil de Ciudad Real. En ese caso sí. Hoy se publicaba una noticia, escondida entre varios titulares, en la que una mujer escapa, con la vagina quemada, de otra que la tenía retenida por una cuestión de celos. Al principio del artículo se puede leer que ambas son de nacionalidad española y solamente al final se puntualiza que el hombre del triangulo amoroso se llama Aloulu, de 32 y originario de Mali. También que ambas mujeres tenían ciertos conocimientos en consumo de drogas pero, puntualizando, que no son yonkis sino que de vez en cuando se meten cocaína. Entiendo que es muy cabrón que unos detallitos te puedan chafar un buen titular.

No sé si alguna vez has corrido una carrera larga. Una media maratón o algo así. Arrancas y coges un ritmo. Y sigues. No hay mucho más de estrategia, al menos cuando eres un aficionado. Tus piernas y tu cuerpo, que se resisten al principio, terminan moviéndose de forma automática. Cuando llegas a meta, curiosamente, no puedes parar. Tu cuerpo dispone de una querencia y hay unos segundos en los que sigues hasta que se gestiona la orden de detención. Con la ideología pasa algo parecido. Cuando en España lo raro era ser negro, moro o incluso gitano, se les miraba raro porque eran la excepcionalidad. Como tenemos ese alma de nación integradora y vivíamos la superioridad moral de los 90, nos esforzamos en presuponer su inocencia siempre. Pero eso ya no es así. Ahora ya no. Somos iguales o, al menos, debemos serlo. Y si una mujer, un moro, Pepe Perez o Aloulu cometen un delito, la reacción de la policía y de las personas ha de ser la misma. Nadie es culpable por ser negro, político, blanco o heterosexual pero sí que hay negros, políticos, blancos y homosexuales delincuentes. A quien se le olvida hay que recordarle que es exactamente lo mismo que cuando en Sudáfrica se tenía más en cuenta la declaración de un blanco que de un negro. Que considerar que el testimonio de una mujer es más que el de un hombre resulta ser un tipo de apartheid. Que lanzarse a pisar la cabeza de la policía porque es imposible que deban detener a un menor árabe no es más que racismo inverso, pero eso sigue siendo racismo.

La igualdad que tanto nos gusta defender es precisamente eso, igualdad. En derechos y deberes. La libertad también debería de ser eso y deberíamos de tolerar por igual a alguien que va por la calle con una bandera de Palestina como el que va con una bandera de Israel. Y si prohibimos una también la otra. Si alguien va con una camiseta de orgullo lgtbiq+ es lo mismo que si yo llevo una de orgullo heterosexual. Si en Euskadi se manifestaban por las víctimas de la represión española era perfectamente normal que algunos nos manifestáramos en contra del fascismo asesino de ETA. Sin embargo hay siempre una reivindicación libre y bien vista en contra de otra que jamás debería de darse e incluso se considera agresiva aunque actúe en los mismos o inferiores términos ( yo jamás quemé un contenedor). Eso sucede porque las piernas de la ideología no se paran en el punto que deben sino que siguen caminando unos metros y esos metros ya no son parte de la carrera porque la meta ya la habíamos pasado.

Las personas que creen que aún están en la película de su carrera, van sin rumbo. Normalmente en el mundo del racismo responden con un curioso racismo inverso. Luego te dicen que como son de izquierdas es imposible que sean racistas pero que tú, que eres blanco heterosexual y con diez generaciones autóctonas, eres culpable. Si eres hombre, dos veces. Si te ganas el pan con el salario de tu trabajo, tres. Si tienes empleados, cuatro veces culpable. Y si les preguntas te responderán que por supuesto es lícito matar a un facha.

Porque todo el que no piensa como se debe, es facha. Dicho de otra manera: eres libre de pensar lo que debes de pensar y si no sabes lo que debes de pensar, ya te lo digo yo.

pd: ¿Qué es fascismo y en qué consiste? El fascismo busca subordinar por la fuerza todas las esferas de la sociedad a su visión ideológica de comunidad orgánica, normalmente a través de un estado totalitario.

pd2: una mujer intenta evitar que un grupo de patos se aparee con una pata porque eso esta mal. 

6 de agosto de 2025

En internet solo hay pibones.

Sydney Sweeney tiene 27 años. Probablemente no es cosa de ella, sino de quien lleva su carrera, pero se ha convertido en un referente casi mundial. Es cierto que ha realizado buenos papeles en The White Lotus ( que nunca me enganchó) y en Euphoria (que no he visto). Hasta ahí. Entonces, ¿cual es su éxito?. Está tremenda. Ya está, no hay mucho más para certificarlo. No es malo ni machista. Andrés Velencoso también. Está ahí por guapísimo. Jon Kortajarena, que es colega de un colega y cuyo padre es cliente de quien escribe, también. No pasa nada porque alguien disponga de la virtud de la hermosura y admitirlo. Parece mentira que haya que justificarse de una u otra manera. 

Lil Tay, que hasta ayer no sabía quien era, ha batido el récord de ingresos en Onlyfans. Parece ser que , siguiendo la senda de las famosas a pequeña edad, llegó a la relevancia internacional con nueve años. Que se hizo viral en instagram y amasó una buena cantidad de ingresos junto con seguidores. Al cumplir 18 años se supone que se sacó una teta de jovencita en Onlyfans y se ha ganado un millón de euros en tres horas.  Si pensábamos que lo de Hanna Montana era un exceso , lo de Lil lo pone a otro nivel porque tampoco hace gran cosa. En los años 80 interviú lo reventaba todo con los desnudos de famosas, aunque luego la que te excitaba de verdad era la modelo del póster central. El problema, que es el mismo por el que los jugadores de balompié ganan tanto, es que hay quien paga. El segundo problema es que si Mari Tere, de Albacete, que se cree muy guapa y no tiene muchas más virtudes, ve esas cifras, quiere dedicarse a hacer tortillas de patata en pelotas en Onlyfans para pagarse sus vicios. Después se encuentra, con 45 años y sin nada a sus espaldas, haciendo porno amateur por cien euros que le abone Torbe. El 95% de los que dejaron todo para ser estrellas del deporte terminan jugando, cargados de lesiones, en equipos de tercera división regional por la cantidad justa que de para las botas y el alquiler.

Curiosamente si hacemos una búsqueda de las mujeres que más dinero ganan en visualizaciones en internet, están todas buenas. Se sientan con sus cascos delante de la cámara o se hacen sus fotos por aquí y por allá. Desafortunadamente para el discurso de la igualdad navegan entre el filo de la seducción demasiadas veces. Hay muchos escotes y faldas muy cortas. No se lo impone nadie pero, como una confirmación de la hipócrita sociedad en la que vivimos desde nuestras íntimas pantallas, es una forma de monetizar generosamente el tiempo invertido. ¿Que hay hombres que hacen lo mismo?. Por supuesto que Jordi Wild podría usar camisetas de su talla, pero analizando el contenido hay una diferencia. Por supuesto, igualmente, hay mujeres que independientemente de su belleza realizan contenido interesante y elaborado. Los pibones ganan más. Las modelos ganan más que los modelos. Las actrices porno ganan más que los actores porno. Ninguna niña de 18 años, superdotada y que ha resuelto un problema matemático con siglos de antigüedad, va a ganar un millón de dólares en tres horas.

Ante toda esta obviedad hay quien grita muy fuerte y se le llena la boca con eso de los cuerpos normativos pero cuando está en la playa no se le van los ojos detrás del gordo mugroso. Supongo que es la misma persona que se manifiesta para que los alquileres bajen pero si hereda intentará sacar lo máximo por el piso de la abuela. Está estadísticamente demostrado que la gente guapa lo tiene más fácil en la vida. No por ellos o por una sociedad maléfica sino porque los interlocutores, cuando tienen delante a alguien guapo, se relajan y son más permisibles. Eso, igual que el gato que te pone carita de pena para que no le castigues, es algo que se utiliza por parte del Adonis o la Afrodita.

Por mi parte tuve una temporada, allá por los años 90, en los que afirmaba que como ya no me quedaba atractivo físico tuve que desarrollar el intelectual. Es muchísimo menos rentable a corto plazo, afirmo. Supongo que si tuviera unas buenas tetas llevaría tremendos escotes. Lo de hacerme un OnlyFans lo veo más complicado. Tampoco entiendo cómo, habiendo tantísimo porno en Internet, hay quien paga por ver una teta en particular pero acepto el hecho de que cuando puedes llegar a pensar que esa teta está solamente para ti, aunque sea la de Mari Tere, te da un gustito especial.

El caso, y como conclusión, es que por supuesto que hay quien comercia con su cuerpo y es perfectamente lícito siempre y cuando lo haga de manera libre y por la pasta o por el gustazo. Es una actividad que desarrollan mucho más las mujeres que los hombres, y eso no es un problema. Pero pasa lo mismo que con Sydney Sweeny, que es porque está tremenda. Y lo sabe. 

No lo hace porque esté sometida a una sociedad machista miserable sino porque quiere y porque quiere más pasta. Si alguien se lo paga, es su problema. Si pagásemos más a los que explican la teoría de la relatividad con manzanas aunque lo hagan con un jersey de cuello vuelto, llevaría jersey de cuello vuelto e intentaría sacar un doctorado en física.

5 de agosto de 2025

Historias de familias. 1992-2025,

Supongo que era 1992. No creo que esté mucho más lejos o cerca en el tiempo. En aquella mesa estábamos Cesar y Lola, una pareja moderna y ocurrente. Estaba Oscar con alguna novia estupenda, que no estoy muy seguro que no fuera la jefa de Estibaliz. Juan y Marian, los anfitriones. Ellos también eran los padres de un antiguo compañero de colegio, Jon, al que llamábamos "conejo" porque tenía las paletas muy salidas y unas orejas despegadas de la cabeza. Él no estaba. Estibaliz, su hermana, y yo sí, como jugando al juego de la tercera generación.  Los mayores tenían 50, los que estaban en medio y disfrutando de la opulencia de los noventa rondaban, sin llegar, los 40 y nosotros acabábamos de dejar atrás los 25.

A lo largo de todos estos años han pasado muchas cosas y ayer, en un tanatorio que es uno de esos lugares en los que se certifica que la vida pasa, nos volvimos a ver todos juntos.

Juan y Marian se separaron poco después de aquella cena. De él no sé gran cosa pero parece que se dedicó a vivir como quien tiene un jardín detrás de la casa del pueblo. Ella fue dando más de un bandazo. Dijo que trabajaba en propiedades inmobiliarias. Una vez nos quiso vender una a Esti y a mi porque se suponía que nos íbamos a casar. También cobró algo de labores comerciales que ahora no recuerdo y a lo largo de estos años ha aparecido por mi trabajo con la excusa de preguntarme qué tal estoy pero siempre con algún problema de contraseñas. Nunca recuerda que todas las contraseñas son su número de carnet. Aunque la hija más pequeña se fue de forma prematura, estoy convencido que tiene la casa siempre perfecta por si aparecen los hijos con los nietos.

César es un tipo que siempre me ha caído bien. Lola sabe que es una mujer afortunada pero eso no quita que quizá sea ella la estrella y el motivo de la luz de su pareja. Años después de aquella cena le puse unos ordenadores en la empresa de publicidad que desarrolló. Las mejores felicitaciones de navidad siempre venían de allí. Eran creativos, brillantes y osados. En sus oficinas se respiraba algo parecido a Mad Men pero sin el humo. Jamás he oido a nadie hablar mal de él y, sin embargo , aquel sueño se murió. Oscar dice que parte del problema tuvo que ver con que César es una buena persona y antepuso a sus trabajadores antes que a él mismo, y eso le arrastró. Afortunadamente creo que Lola le sostuvo mientras caía. Supongo que es importantísimo que alguien te pueda, como la Sertralina, rebajar tus subidones y sujetar cuando te hundes.

Jon, que no fue un estudiante feliz en clase, es de esas personas que antes de formarse socialmente se asocian a un grupo para sentir que son alguien. En 1993 fue grabado, junto con otros imbéciles, dando una paliza a un ertzaina y su propia adolescencia mal entendida le llevó a recibir una condena ejemplar que le hizo pasar por la cárcel. Su madre, Marian, me decía que era una putada que estuviera en una cárcel gallega porque ella no era culpable de nada, pero era su madre. El caso es que aquellos años los aprovechó para estudiar y enamorarse. En la sala del tanatorio me presentó a su mujer y a su hija mayor. La pequeña es como la hija de Estibaliz, que ya tiene 9 años. Eliah, se llama. Es profundamente británica. Blanca aunque sin pecas. Habla en un inglés con voz infantil y juega al pilla pilla, al menos conmigo. Nos hacemos gestos y nos miramos de lado a lado de la mesa vacilando. Al contrario que otros muchachos que conocí, al padre de Eliah nunca me lo presentó. Supongo que Esti sabe que no me iba a caer bien. Nunca dejamos de hablarnos aunque ella me dejara, el mismo día de la boda de mi hermana, por un cocainómano molón con el que se fue a vivir al Reino Unido. Tres meses le duró Germán, pero se quedó allí. Entre unas cosas y otras siempre tuvimos contacto. Conocí a un macarra de barrio llamado Niall y a un pan sin sal que respondía a Simon. Una vez me fui a visitarla. Hicimos la cena y nos quedamos viendo la BBC como la pareja estable que nunca fuimos. A las tres de la mañana se levantó y yo me acerqué a la cocina con mis legañas. ¿Donde vas?- le dije. -Salgo de Heathrow, luego a Amsterdam, de ahí a Roma, de Roma a Málaga y de Málaga a Barcelona-. A las tres de la tarde estoy aquí. Yo hice una tortilla de patata para esa hora. La vida de azafata es ajetreada pero no pisas los destinos. En pandemia se quedó sin trabajo como un futbolista que no da la edad, se separó y no me cuenta claramente de qué vive ahora, pero reconozco que siempre la veo bien.Ultimamente ha vuelto a ese pelo negro cerrado que la hace resaltar. Hace diez años apareció por mi tienda, se sentó. Yo estaba con un cliente y me la quedé mirando. "Estás embarazada"- dije sin pensar el motivo por el que lo sabía. Pero acerté. Supongo que es una de esas cinco personas con las que puede que no hables en años pero todavía puedes ver cosas que no están más que a los ojos de quien te ve diferente.

Su primo es mi contable. Un contable circunstancial. Oscar es de aquellas personas que disponen de una vida laboral exitosa, porque es listo. No en el sentido de disponer de más datos o de alguna habilidad extrema, sino por la capacidad del ingeniero convencional, que es saber dividir un problema irresoluble en pequeños problemas fáciles de arreglar. Se regaló un barco por su 60 cumpleaños. Yo nunca me compraría un barco y la única vez que salí a la mar con él, me mareé mucho. Ya sabemos que me gustan más las motos y son más baratas. También me lo llevé de fiesta el año pasado y me di cuenta, mientras le veía perdido con una copa en la mano poniendo cara de estar entretenido, que no se pueden tener virtudes para todo. Así que sigue trabajando porque es su manera de vivir y eso no es un hándicap cuando lo que te gusta es lo que haces. Creo que ha sido al único que he dado un abrazo en la despedida de su madre.

Lo curioso de todo esto es que ahí estaba, reunido con la familia que no fue. Sentado al lado de Lola, un momento, recordamos aquella cena y cómo el tiempo ha ido pasando. Nos sentimos, al menos yo, como alguien que ve una serie de larguísima duración y recuerda las subtramas de todos los personajes. -Al fin y al cabo- le dije- tú y yo somos los secundarios de la serie-. Hice la misma apreciación cuando salimos, en 1992, a fumar a la terraza.

No me arrepiento de no pertenecer a esa familia y, sin embargo, tuve la sensación de ser uno más. Supongo que tiene mucho que ver con desconocer ese tipo de relaciones familiares en las que por muy diferentes que sean todos, vuelven a estar juntos cuando se necesitan. Dicen que la familia es algo que no se elige pero hay familias en las que tienes una sensación amable. Alguna vez me ha pasado y muchas veces ni siquiera entre gente con lazos sanguíneos porque las amistades también son familias. Es una cuestión de correas invisibles forradas de terciopelo.

Pd: basado en hechos reales. 

Verano urbano. Pobres y locos.

Ya ha llegado ese momento del año en el que en las ciudades, si exceptuamos a los turistas, solamente quedan los pobres y los locos.

Afortunadamente para mi, lo cual puede ratificar tanto mi contable como mi psiquiatra, pertenezco a las dos categorías. El problema es que ser consciente de ello me aleja del loco medio.

Siempre he sabido que es peor saber que eres un gilipollas que serlo y no darte cuenta.

También era mucho más entretenido encontrarte a un grupo de señoras sentadas en sillas de playa al borde de la acera comentando la vida pasar. O esa estampa de cuatro jubilados, con las dos manos encima del bastón, mirando al infinito en un banco del parque. En el agosto moderno se disfrazan de ocupación incierta los paseos sin rumbo a lo largo de la ciudad, como si existiera urgencia por algo. La persona que te atiende en ese comercio abierto sabe perfectamente que no deseas comprar nada, porque perteneces al espectro pobre, pero le haces sacar la mitad del muestrario. O puede que no le hagas sacar nada, pero le usas de terapeuta, que es la titulación de los camareros al quinto año de trabajo.

Quizá por cuestiones personales no hago más que ver a ancianos caminando despacio, si no están ayudados por un andador, junto a jóvenes de origen alternativo antes que el sol haga su brillante y calurosa presencia.

Casi todas las mañanas, al salir de casa, tengo la sensación de que es sábado. Es esa desidia y agilidad del tráfico que me hace llegar diez minutos antes, jugando a adivinar cuántos de esos comercios están cerrados por vacaciones o abiertos por resignación. Hoy es martes. Es un barrio poblado de asfalto y persianas a medio bajar.

4 de agosto de 2025

Violencia y odio, puntual y racional.

 "Porque lo digo yo. Y punto". 

Esa es una frase que hemos oido ( y tenido que aceptar) casi todos. Algunos pueden asegurar que se trata del estado dictatorial al que hemos sido sometidos durante una educación judeo cristiana pero llegada una edad de tener hijos, e incluso nietos, podemos ser capaces de aceptar que es una frase fruto del hartazgo. Que, dentro de una familia, existe un grado de desquiciamiento próximo a la agresión en el que se intenta recurrir a citas tajantes.

Como casi todo lo tajante el truco está en no abusar de ello. No negaré que soy una de esas personas que creen que pegar sistemáticamente a un hijo o a un perro ( que son los nuevos hijos o los hijos de los cobardes) está mal. Creo, también, que la bofetada que me dio mi padre por no quererme comer aquellos huevos rellenos me la gané. Considero que la manera más rápida de que el perro sepa que no tiene que cagarse en casa es ponerle delante de sus mierdas y darle con un periódico enrolado en el hocico. La violencia es un recurso que usado de manera puntual e inteligente puede evitar males mayores. No me iré a los extremos, aunque lo voy a hacer. Después de que EEUU reventara Hirosima con una bomba nuclear algunos mandatarios japoneses admitieron que aunque aquello fue una barbaridad, habían dado instrucciones al pueblo japones de defenderse hasta la muerte de una posible invasión y que, en esa otra variable, el número de muertos hubiese sido bastante superior. La segunda bomba es la que ya empieza a rozar el exceso. Si nos vamos a algo más reciente que Israel, después que un grupo armado se llevara por delante en una mañana a mil quinientas personas, lanzara oleadas de fuego sobre Gaza está dentro de lo lógico. Que lo haga durante más de un año ya no es tan lógico. Es lo que decía de la violencia usada de manera puntual, porque la repetición lo convierte en una enfermedad. Si mi padre me pegara sistemáticamente todos los días y sin excusa alguna ya no es educativo sino enfermizo.

La violencia no es más que la expresión máxima del odio.

Si estás un día por Internet y alguien dice algo que te indigna, es perfectamente lícito que le respondas e incluso que lo hagas en grado máximo porque te sientas atacadísimo. Pero si lo haces todos los días, a todas horas y en cualquier ámbito, eres un chalado. Sabes, aunque no lo admitas porque quieres disfrazarte de una persona de bien, que si tuvieras un bazoka y la ventana de la otra persona a tiro, ibas a disparar. ¿Hay gente que debe de desparecer y se mata poco?. Si. Pero de una sola vez, como Thanos chasqueando los dedos.

El odio, como buen chute, altera el comportamiento y la racionalidad.

No sé si conoces esas grúas que se dedican a circular por carretera buscando accidentes. Al estar en movimiento son las primeras en llegar y, normalmente, las más caras. Hay quien está por internet buscando conflictos. Son los primeros en llegar y, normalmente, los más gilipollas. Algunos son profesionales y, por seguir con la analogía, mercenarios del odio. Pertenecen a una especie de Grupo Wagner, que son esos que usa el gobierno Ruso para derrocar por las armas a líderes africanos. No llevan Ak47 y eso parece que es menos dramático que los charcos de sangre, pero siguen tirando a dar. No es ideología sino satisfacer sus impulsos. Y, como buenos psicópatas, no lo hacen de manera puntual e inteligente, sino todas las veces que pueden.

Así que tenemos una justificación para el odio y, en consecuencia, otra para la violencia. Pero sólo cuando es puntual y racional. El resto es psicopatía. Quien vive poniendo quejas, haciendo comentarios vejatorios, escribiendo reseñas a todas horas y esparciendo sus mierdas cada vez que puede, es un "chalao".

Pero quien ya no puede más y un día revienta, probablemente tiene algo de razón.

Lo digo yo. Y punto.