Mal dia para buscar

31 de julio de 2025

Click.

(literatura)

A veces escribo cosas.

Tengo la mala suerte de no vender demasiados libros como para hacer realidad mis sueños. Eso no significa que, cada día, se me escapen unas líneas. Supongo que es parte de la esquizofrénica capacidad de observar alrededor sin perder los detalles.

Vivimos en un mundo impaciente en el que siempre parece que queramos ser el centro. En una plataforma de opciones en la que damos por seguro que el algoritmo va a saber lo que deseamos antes, incluso, de poder adivinarlo.

No puedo hacer más que imaginar lo que pasa por tu cabeza y siempre es algo que lleva consigo la mirada perdida que tiene pasar por los títulos de las películas esperando una señal que tampoco sabemos cual es.

Cerrar puertas amparándose en una supuesta línea roja que no está dibujada en el suelo, dadas las circunstancias, es algo así. Pasar de título con el mando sin haber visto el trailer o leído una crítica. He vivido demasiadas veces la sensación de expulsión sin opoder contar que a veces me falta el aire y siento los latidos en los párpados, sin haber esplicado si alguna vez tuve un perro. No dar oportunidad a que te cuente que fue la sexta vez que aparecí en Londres cuando me percaté que no había visto el Big Ben.

Lo mismo es no oir un disco porque te dijeron que una vez, aquel cantante, tuvo una novia de Tel Aviv. Te queda la tranquilidad de saber , positivamente, que hay muchos más cantantes en el espectro global.

A veces, como las aventuras, la magia está en no esperar un destino, en saborear lo que va pasando por el trayecto. Esa es el alma de motero. Te diré, sin que nos oiga nadie, que esa manera de vagar por la vida sólo tiene dos opciones: sale muy bien o terminas en una cuneta de Despeñaperros, a las dos de la mañana, echando de menos un cigarrillo y aguantando el sonido de la soledad. Salir muy bien, al contrario de lo que pudiera ser, es poder ser uno mismo. Y eso puede ser una larga conversación en ningún lugar o despertarse sin querer salir de la cama. Pero no darle la oportunidad a eso, lo bueno y lo malo, hacer un click con el mando para pasar a la siguiente portada, tiene la misma probabilidad de éxito y fracaso que la anterior. La estadística, en el mundo infinito de las posiblidades, no cambia.

A veces hay que ver las películas, oir los discos o conocer lo que piensan otras personas para saber lo que te puede comunicar. Sobre todo, si te permite ser tú. Incluso si no vamos de viaje o a todos los conciertos y hemos decidido sentarnos en un banco sin hablar, mirando una cuidad vacía y llena de prisas.

Quizá el problema es que a alguien se le olvida saber quien es y espera que, mágicamente, el próximo siervo se lo recuerde o se invente una historia bonita.

Claro que si hay que hacer un esfuerzo, el botón de pasar al siguiente cromo está ahí al lado, a ver si alimenta un sesgo que ya tenemos.

Click.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Revisa el párrafo que comienza: "Cerrar puertas amparándose en..." No has debido utilizar la revisión ortográfica ;) (sin acritud eh).
De vez en cuando me paseo por aquí a leer sobre lo familiar

pesimistas existenciales dijo...

Imagina que vas a ver "olvídate de mi" y ves que el protagonista es Jim Carrey. Como Ace Ventura no te gusta decides no verla. Cierras la puerta y te amparas en que no te va el humor barato y mucho menos Jim. Lo que haces es Cerrar la puerta amparándote ( justificándote) . Otra cosa es que el error ortográfico sea por algún otro motivo pero es literatura.

Anónimo dijo...

👍🏾

Anónimo dijo...

La felicidad es invisible...