Hace unos años, supongo que en momento de alguna moda, nos disponíamos a comer en un restaurante del centro. María, que siempre fue una de esa personas que van de aqui para allá intentando convencerte que su decisión de este mes es la mejor, había iniciado su cruzada vegana. En realidad me daba un poco igual porque dos meses antes había asistido feliz a cenar, junto con el resto de las personas que nos juntábamos, unos filetes de dos dedos de grosor que me había regalado un buen cliente carnicero. Ella, como buena mujer corporativa, se definía intensa con las cosas de nuevo cuño. A saber: hizo un blog, porque en aquella época se llevaban los blogs, ensalzando a la empresa que la despidió después y contra la que se llegó a manifestar acusándoles de todo lo contrario de lo que la hemeroteca (suya) contaba que no hacían. También le dio por gritar enfurecidamente contra los toros lanzando cosas a quienes iban libremente a los toros, que es un grupo al que había pertenecido años antes. En otro momento de su vida miraba con muchísimo desprecio a quien llevaba abrigos de piel pero antes tuvo problemas de liquidez por su afición a comprarse bolsos de trescientos euros. Reconozco que nunca fue mala persona pero sí que se descubría como alguien de criterios extremos, contrarios y excesivos que jamás se quedaban en el medio de nada.
El caso es que yo pedí un filete.
En el momento en que me pusieron el plato sobre la mesa ella me miró con asco. Ahí estaba, con su brócoli o lo que fuera, esperando el momento en que fusilarme con su argumentario. -¿Cual es el problema?- le dije. -Mira- y empezó con un tono de superioridad intelectual que no iba bien- Si vas a cometer un asesinato y una salvajada te tengo que pedir que no lo hagas delante de mi, Si te vas a comer eso- que reconozco que tenía una pinta fenomenal ya que todavía lo acompañaba un juguillo caliente- me veré obligada a marcharme.
Como es lógico, y dada mi naturaleza, le quise recordar que el ser humano lleva comiendo carne millones de años y que, de una forma absolutamente tolerante, a mi me la traía completamente al pairo lo que ella se fuera a comer de la misma forma que yo no la iba a obligar a probar mi filete. Entonces hizo la siguiente analogía brutal: "Como comprenderás hay cosa que una persona de bien no puede tolerar. Si te vienes a comer con tu esclavo negro descalzo, sujeto con una correa de pinchos en el cuello y me dices que no me obligas a tener un esclavo, yo no debo de tolerar esa barbaridad. Con este caso es exactamente lo mismo". Se quedó muy satisfecha de su argumentario convencida que su notoria intolerancia resultaba ser la opción más adulta, digna y satisfactoria para el mundo mundial. Que, obviamente, iban a crecer más flores, reducirse el agujero de ozono, nacer terneros felices y acabar con diez o doce guerras.
Me comí el filete.
Me dejó de hablar y sé, porque miro de reojo al mundo alrededor, que en algún momento me ha podido acusar de homófobo, fascista, racista, machista y algún que otro -ista que viniera a cuento. Por supuesto, y de eso no hay ninguna duda, yo soy el intolerante miserable que no fue capaz de actuar como persona razonable.
Esa es una anécdota que ha vuelto a mi mente de manera recurrente durante los últimos tiempos. No por la actitud psicótica de una activista de la moda intelectual hace unos años sino por la tremenda similitud con discursos de guerra, censura y desprecio social que vienen de lugares que anteriormente se definían como paradigmas de la pluralidad de pensamiento. Conozco a quien le han intentado cancelar, le han apartado de una cuadrilla y le han acusado de fomentar el asesinato de niños árabes por decir que Ada Colau se está convirtiendo en el rubio de los Pecos.
Nuestro querido ex vicepresidente hizo unas declaraciones la semana pasada diciendo que controlar RTVE por parte del gobierno y poner a los suyos está muy bien porque si no lo hacen los buenos luego vendrán a hacerlo los malos. Su señora esposa, maravillosa defensora de la paz en el mundo ( no a la guerra pero la de Rusia un poco), ha arengado una intervención militar contra Israel para matar a los malos a manos de los buenos. La universidad, que debería de ser un lugar de expresión de ideas libre, ha demostrado varias veces a lo largo de los últimos tiempos que existe un poderoso ejército de personas de bien a favor del entendimiento entre las personas radicalmente en contra de que quienes no piensan bien tengan posibilidad de expresarse en libertad. El peor feminismo que existe es ese que jura que las mujeres son libres de hacer con su cuerpo y su vida lo que quieran pero no pueden participar de la gestación subrogada, ser modelos, cocinar para sus parejas o preocuparse demasiado por su aspecto. Nunca he entendido ese "tu eres libre de hacer lo que yo te permito" pero seguro que Bildu me lo puede explicar susurrándome con amor, en la nuca, los motivos por los que hay que prohibir a los que no toleran a quien no piensan como ellos.
Probablemente hemos visto de una forma tan clara las tropelías de la Alemania Nazi o aquellas cosas que hizo el franquismo. Así que los de la derecha brutal, (aquella que mataba negros, acuchillaba maricas, señalaba y gaseaba judíos, metía en la cárcel a gente por hablar euskera o sacrificaba a los bebes menos sanos) no existen. Yo no conozco, aunque alguno habrá, a ningún chalado que haga cualquiera de esas cosas. Pero sí que conozco a quien cree que está perfectamente bien hecho cerrar un medio, golpear a quien no piense igual, prohibir la libertad diferente o incluso vandalizar a un comerciante que no rotule en el idioma adecuado o tenga un apellido de origen que no te guste. No vamos a hablar ahora de los que deciden que la mejor manera de pasar la mañana es joder un cuadro de hace 300 años porque les han contado que un español, hace 500 años, se folló a una colombiana que no había consentido la relación. A ver si los romanos no se cepillaron sin consentimiento a una lozana de Albacete cuando llegaron y no voy yo a quemar el Coliseo.
Últimamente, y eso es peligroso, asisto estupefacto a actos de censura, intolerancia y hasta violencia por parte de personas que me dicen que lo hacen por la libertad y que además, se sienten orgullosísimos de ello. Están esperando, como Samantha, que les den una buena medallita institucional y, a ser posible, un billete de vuelta en Bussiness y una pensión pública.
Es perfectamente conocido que, tal y como pasó con aquel filete, en el momento en que te plantas e intentas hacer ver el acto de infame imposición que se está intentado cometer, se certifican en lo necesario de su acción y el violador, eres tú.
A ver si vamos a terminar prefiriendo a alguien que te dice que es un hijo de puta y se comporta como un hijo de puta a otro que te jure que es un adalid de la pluralidad y luego se comporte como un hijo de puta.
Anteayer echaron a patadas a un tipo que fue disfrazado de oficial Nazi a una fiesta de Halloween, donde se supone que se va vestido de algo que de miedo. Alguien me comentó que el disfraz fácil y eficiente de este año es ponerse un pasamontañas, una cinta verde en el pelo, un cinturón con granadas y un fusil de bandolera,
Llevo un tiempo diciendo que la misma lógica de superioridad moral que hacía el chiste de "obreros de derechas" puede decir ahora que es absurdo ser "LGTBQ+ a favor de las leyes árabes", pero si lo dices alguien se va a sentir con el deber moral de reventarte a hostias y, además, se va a sentir orgulloso de ello. Aunque luego sea el mismo esquizofrénico paranoico,
Es jodido ver, quizá desde fuera, lo orgullosos que están algunos de hacer lo que critican en los demás. A veces incluso porque suponen que los otros, que solamente se preguntan el por qué, lo van a hacer.
Si pones en duda cualquiera de las cosas que yo pienso eres un fascista miserable asesino cabrón. Es el minority report de la gilipollez dictatorial.
Y, joder, Ada, la marinera, se parece al rubio de los Pecos una barbaridad.
Pd: el problema es que como la sociedad es estúpida y pendular, tenemos un riesgo cierto que no tarde mucho en pasar lo mismo desde el otro lado. Al fin y al cabo si hemos tardado 90 años de gasear a quien no piensa bien a aceptar que matar a un facha es un acto de bondad... quizá en veinte volvamos al otro lado. Más o menos cuando los niños de ahora se conviertan en niños con cargos y se rebelen contra un poder absurdo que les criminalizó injustamente cuando eran menores. Lo sé. Carezco de esperanza en la capacidad intelectual humana, salvo para piratear el fútbol o ver porno gratis.
Pd2: al que me saque la paradoja de la intolerancia de K. Popper, le reviento.

3 comentarios:
Aquí una señora de izquierdas que se sabe obrera capitalista, quizá aquí está el problema? Todos somos putas que trabajan a cambio de pasta (el problema está en los que no trabajan y pillan pasta).
Qué comentar si además de izquierdas, comes carne, te gusta el rock, no reciclas... No me llaman fatxa porque no se atreven, pero eso sí, el comentario manido.... Parece mentira que vayas a los toros, que disfrutes viendo sufrir a un animal, esto dicho por gente que ha disfrutado viendo la noticia de un atentado... No te desgastes... Estamos rodeados... Porque la gente está adoctrinada y son incapaces de sentarse a pensar. Aún así, como soy una inconsciente, por la educación a la extinción... Se mata poco
En las noticias de DESPUES de la escritura de ese post un grupito de "antifascistas" en pamplona, se enorgullecen de haber reventado a ostias a un tipo que iba a cubrir, acreditado perfectamente, que a alguno le pareciera mal que alguien que piensa diferente fuera a decir sus cositas por ahí. Todo perfecto. La mejor manera de hacer que alguien piense mal es reventarle hasta que no tenga ganas de pensar asi. Convivencia pura. Ejemplos contemporáneos. Explícame quien es el intolerante en ese hecho real. ( Porque si me dices que la culpa es del periodista por estar alli te dire que la culpa es de la mujer por llevar minifalda, imbecil)
Upsss... Huele rancio que te peguen por opinar... Me suena a "se repite la historia"
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