Existe un tipo de juego que siempre me resulta esclarecedor. Las reglas son las siguientes: imagina un mundo donde solamente existen aquellas cosas que a ti personalmente te interesan. El resto no. Así que tienes que decir cosas que NO existen en tu mundo. En mi caso, y así me pongo como ejemplo, no existe la coliflor. Tampoco la cocaína. Sin embargo existen muchos tipos de queso y todas las series que empiezan, acaban. Una de las ventajas que tienen creer que el mundo solo y exclusivamente se mueve alrededor de tus gustos e intereses es que puedes centrarte y hacer exigencias, haciendo extensivo tu bien al bien común, en lo que te agrada. Lo demás, como no existe, resulta irrelevante.
En el mundo Yocéntrico lo bueno viene determinado por mi.
Hace unos meses saltaba la noticia en el que un partido alemán, joven y de izquierdas, exigía que se regulara el precio de los kebab por ley. Kebabflación, lo llamaban. Probablemente, y esto es una idea mía, un grupo de sesudos aspirantes a políticos se sentaron en una mesa a pensar en las cosas buenas para sus votantes y se dieron cuenta que a todos les gustaba el kebab. Al pedir unos cuantos se sorprendieron de lo caro que estaba y se pusieron manos a la obra con la propuesta de ley. "¿Ponemos un tope a las gambas al ajillo?"- preguntó uno, pero no prosperó aquello porque las gambas no les gustan ( a ellos).
En España, que para esas cosas no somos tan diferentes de los alemanes, se juntaron un montón de catalanes y se dieron cuenta que debían una pasta en créditos. Así que se juntaron para proponer que les condonasen la deuda. No a los gallegos o a los extremeños, sino a ellos. De la misma forma, y porque en su mundo existen las plataformas de streamin, hay que bajar esos precios. En mi comunidad de vecinos, como la gente ve la tele por internet, cuando Maria del Carmen no puede ver el parte de la uno con su televisión de antena, se quejan por los gastos de antenista en las reuniones de comunidad. En realidad vivimos en un mundo de dramáticas reivindicaciones de las cosas que existen en el mundo de los que reivindican.
Así que nos encontramos en un momento histórico en el que, como burros a los que se les tapa los ojos para que no se vayan a los lados, se tapa la imagen global para poder reducir la verdad a mi verdad, a las cosas que existen para mi.
Dicen que la juventud contemporánea ha empezado a considerar el lujo con los aperitivos caros. ¿Por qué?. Es sencillo. Como no se pueden comprar un piso o un coche, e incluso la ropa buena se les va de prespuesto, pueden gastarse 8€ en una bolsa de patatas fritas snack de lujo y ponerlo en sus redes para intentar diferenciarse de los pobres de sus colegas, que las comen del mercadona. No nos extrañe que se solicite, desde algún grupo político que intenta acercarse a los jóvenes, la rebaja de esos productos por ley pero no digan nada del rodaballo, porque eso hay que cocinarlo y para cocinarlo hay que tener cocina, tener cocina es de los que tienen casa y los que tienen casa son ricos. Y a los ricos, ni agua.
Por eso mismo se pide rebaja de los alquileres de las zonas cool de las ciudades, se dan bonos para ir a conciertos de regetton, se apuesta por el bono metro, se pide trabajar menos y que se suban los salarios más bajos. El problema es que no se apuesta por algo tan sencillo como mejorar las situaciones sino regodearse en ese mundo Yocéntrico del que, de esa manera, será imposible salir. Aparte de eso, cualquiera que desee ser, haciendo uso de su libertad, diferente, se va a encontrar solo. Si alguien quiere emprender, comer verdura o ir a conciertos de la filarmónica, tiene que joderse. Su pecado es no ser del mundo que sale en el juego que hemos planteado antes. Es como si se hace cultivador de coliflores en mi mundo en el que no existen.
Ojo, que los jubilados gritan lo mucho que merecen su pensión más alta y los viajes del Imserso más baratos, aunque los hoteles se arruinen y no haya para los médicos de sus hijos ni para más puntos violetas. No es un problema generacional porque hay cánceres que se contagian más rápido de una pandemia.
Además simplificar el mundo lo hace más manejable. Si eres del PP en los 90, lo malo es ETA. En el PP actual, el sanchismo. Si eres de Podemos, todo lo malo es machismo. Si eres del PSOE actual, la fachosfera es la única culpable de tu infelicidad. Si eres de Yoli, los malditos capitalistas. Si eres nacionalista vasco o catalán, te salen granos por culpa de España. Si eres de Vox, los malditos inmigrantes delincuentes. En realidad TODOS juegan al mismo juego y procuran convencerte que están del lado de tu Yocentrismo, proponiendo soluciones que son únicamente válidas en ese mundo en el que las cosas que existen son las que les interesa. Y lo demás, pues no. Ese es el principal motivo por el que unos se sienten indignados por el ataque a su libertad pero se ríen de la libertad de los que no existen para ellos. Que para algunos un creyente sea igual de importante que una piedra es lo mismo que para otros sea irrelevante que la próxima serie de Netflix tenga doblaje al andaluz. Para unos que un 0,0002% de los mujeres de este pais sean asesinadas (45 de 24 millones) es una vergüenza ( y lo es) pero también han de saber que se ocupan el 0,06% de las casas ( 1 de cada 1556) y no es un invento que gane en lo porcentual. Quizá, solo quizá, es necesario conocer los dos datos.
Sin embargo, es mucho más divertido vivir en un mundo Yocéntrico.
Por eso quienes se supone que deben de solucionarnos nuestros problemas solamente actúan con el tipo de mundo en que creen vivir y, como no salen a la calle ni te preguntan por tus cosillas, hacen lo que creen que es. Y hace tiempo que no es. Juegan a ese juego que a mi me resulta esclarecedor y que, como en un libro de Stephen King, deja muertos por el camino.
Estoy hasta las narices de vuestros castrados mundos de egoismos personales y esos campeonatos de opiniones sincronizadas que no puede ganar nadie. Pero sobre todo, muy a mi pesar, me duele sobremanera que se me ha olvidado pensar en qué es lo que me importa a mi. Cuando veo coliflores en la frutería pienso que, como no me gustan a mi, tocarán a más y quizá bajen los precios.
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