Del libro a medias (capitulo 24, escrito hace casi un año):
Explicaciones (o, en capítulos anteriores):
1- Roberto, el que lo escribe, es un periodista de opinión
2- Jorge Canales es un candidato que ha propuesto que sólo puedan votar quienes no sean estúpidos (porque hay un test científico inapelable que es capaz de encontrarlos, que es la base la historia)
3- Se plantea si es ético o no castrar la democracia para que no salgan resultados absurdos y si la población aceptará de buen grado someterse al test para saber si es estúpido o no (pero se supone que todos pensarán que "el estúpido es otro").
(Os recuerdo que después del Brexit, lo más buscado en google en uk es "qué pasa si uk sale de la eu")
(...)
Columna de Opinión: FILANTROPÍA, INTERNET Y MAQUIAVELO
por Roberto Martínez.
“Una de las cosas que más le gusta al ser humano es ser
parte de un grupo, pero no de un grupo cualquiera sino de un grupo mejor que el
de los demás. Después, desde la atalaya que da saberse dueño de esa posición,
hacer el gesto dignificante y generoso de apiadarse de quien se encuentra en
una situación peor esperando que llegue a ser una décima menos de lo que es
él. Se llama, cuando es de corazón: filantropía. Su opuesto es
misantropía.
Si antes de un partido nos dicen que se sabe el resultado
final y que podemos ir con los que van a ganar o con los que van a perder la
mayoría, excepto los masoquistas, elegirán a los ganadores.
Así que si a la población se le pregunta si quiere ser
una persona de bien o un estúpido lo lógico es que decida ser una persona de
bien. También es de rigor que deseamos estar rodeados de personas de bien, que
nos queramos mucho y que seamos felices.
Por supuesto nadie piensa de si mismo que es malo o
cruel, incapaz o aprovechado. El ser humano tiene, habitualmente, un alto
concepto propio.
Jorge Canales ha ganado la candidatura de su partido, con
grandísimas posibilidades de ser poseedor de una mayoría absoluta, diciendo que
solamente van a tener capacidad de decisión democrática la mayoría de personas
de bien. Que los estúpidos, definidos como los “listos de los cojones incapaces
de pensar en el bien común”, van a ser podados de ese derecho fundamental que
es el voto. ¿Debería de valer lo mismo mi voto que el del “tonto del culo” del
tercero?. No, excepto si soy el del tercero.
Sobre el papel se podría pensar que es una barbaridad y
un atentado a la regla básica de la democracia en la que a una persona le
corresponde un voto y que es la decisión de la mayoría, estúpida o no, la que
mejor nos representa. Por otra parte hay que reconocer que el desprecio por los
derechos es un clásico de la sociedad moderna y que quien no tiene la capacidad
de respetarlos o actuar con inteligencia debería de ser castigado por ello de
la misma forma que se castiga a los niños sin cena o sin salir de casa tras
portarse mal.
Uno de los ejemplos más claros de la democracia mal
entendida resulta ser internet que, como el gran invento que es, fue creado
para intercambiar información de una manera rápida y acelerar la extensión del
conocimiento humano en cualquier recóndito lugar del planeta. Sin embargo se ha
convertido en un reducto de porno y gatos, de videos con caídas absurdas, de
selfies, de billones de mensajes y ocurrencias carentes de ningún sentido. El
90% de la información que satura servidores, cables submarinos de miles de
millones y dispositivos de usuarios es basura. Democrático, si. Basura,
también.
Sin embargo cuando se pregunta a una persona
aleatoriamente por la calle el uso que hace de internet jurará que es para
consultar datos, trabajar e incluso estar en contacto con sus amistades
lejanas. Nadie confesará que se dedica, antes de que sus mascotas acaben
comiéndose sus restos, a grabarlas haciendo tontadas.
Con eso se deduce que las estupideces, los insultos o las
mamarrachadas no las crea nadie y no las consume nadie. Ya se sabe que si un
video tiene treinta millones de visitas es, seguramente, de física cuántica.
Volviendo a la propuesta del Sr Canales hay que reconocer
que cuando un ciudadano es preguntado si acaso debería, la democracia, de poner
trabas a quien no sabe apreciarla es seguro que dirá que si porque se
considerará en el lado del equipo ganador, del grupo mayor, de la posesión de
la verdad y la inteligencia. Se considerará razonable, ecuánime, integrador,
dialogante y, sobre todo, nada estúpido. El tipo del tercero, también.
De pequeño pensaba que “filántropo” era un insecto.
Maquiavelo describió en El Príncipe cómo el ejercicio
real de la política contradice con frecuencia la moral. La naturaleza humana
también.”
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