Apple y Facebook, dos de esas empresas que van de estupendas y maravillosas como una familia americana que siempre sonríe en las fotos, financian la congelación de óvulos de sus empleadas para mantener el talento.
Es una especie de Gattaca, gran hermano ( el de Orwell, no el experimento sociológico), los habitantes de la nave Axioma (de la película Wall-E) que viven contentos, obesos y engañados sin mirar más allá de lo que les dictan sus pantallas y un poco de sedación empresarial para el reloj biológico que, queramos o no, tenemos todos de serie.
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Casi sin tener memoria histórica de cuando cambió aquello algunas compañías han decidido tomar ese rol perdido del Dios que todo lo puede y aparece la modernidad manchada con el control de la natalidad.
Quizá es porque el concepto de familia está caduco. Quizá es porque entre tanta familia unipersonal, monoparental, homosexual o matrimonio con hijos, nos hemos dejado la base por el camino. Nunca fue tener un hijo o comprar un monovolumen. Es una cuestión de afectos, de cariño, de proyecto y de futuro. El resto, que es lo anecdótico, parece que ahora es lo importante.
"Quiero tener un hijo"- oí una vez por el auricular del teléfono o en un mensaje- "Y creo que serías un buen padre"- siguió mientras yo sonreí sin que se notara. Entonces pensé en un abrazo o en un beso. Pensé en un silencio y en un refugio cargado de comprensión. Imaginé una llamada al salir del trabajo pidiendo que comprara yogurt, caer rendidos diez minutos después de lograr que durmiera el niño o saltar a la vez las vallas de la convivencia y los desencantos del día a día. Un idealista, lo sé. "Podríamos vivir cada uno en nuestra casa"- siguió mientras yo fantaseaba- "O, quizá, probar a estar juntos aunque eso lo veo más dificil porque somos muy diferentes"- Empecé a asombrarme. "Lo cierto es que esta semana me viene bien porque la que viene tengo una cena"- seguía como un robot. Yo, incauto y algo aturdido, paré a pensarlo. Quizá para ver o sordo de lo que quise, llamé a última hora "¿Hay algo para cenar o tengo que comprar?"- pregunté. "Es tarde. Me tengo que lavar el pelo"- respondíó. "Mejor en otro momento". Nunca más la vi. Creo que hay algo del concepto básico en lo que no estábamos de acuerdo.
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A veces es un sí. A veces es un no. Pero nunca es "a cualquier precio". El control de la natalidad y de los ciclos de la vida es algo que la tecnología nos está proporcionando pero eso no implica que tengamos que despreciar las fases de nuestra propia naturaleza en uno u otro camino.
Porque no es tener. Tener es circunstancial. "Una familia"- me dijo una vez mi padre- "se trabaja".
"El trabajo se tiene".
1 comentario:
Entiendo la metáfora: buscan congelar la relación contractual (lo que supongo afectará a los incrementos salariales).
Me deja helado.
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