Cuando Internet empezó los científicos se congratulaban de la posibilidad de poder enviar información de un lugar a otro del mundo para poder desarrollar con mayor velocidad las investigaciones. La prensa descubrió la rapidez casi inmediata de la difusión de una noticia y algunos pudieron comunicarse con sus seres queridos o ver entre saltos a sus novias lejanas para no sentir tan duramente las ausencias.
Desarrollamos nuestros ordenadores para que nos ayudaran en las duras tareas matemáticas de nuestro mundo moderno y pudimos hacer el calculo estructural de un puente o retocar la foto antigua que se estaba enmoheciendo en un armario o metida entre las hojas de un libro que nos dedicaron muchos años atrás.
Conocimos la Wikipedia y aprendimos mucho de las páginas de divulgación. Viajamos con los mapas de Google y pudimos asistir a conciertos estando a grandes distancias. Usamos Internet como esa gran herramienta útil y los niños dicen a sus padres que lo necesitan para estudiar.
Pero la mayor parte del tiempo, ahora que consumir porno está "demodé", lo gastamos en esto:
Escribe un amigo: "Nueva aplicación Iphone: Confession. Metes tus pecados y en función de edad, sexo y vocación te ponen una penitencia. A ver... la mayoría no pisa un confesionario desde la 1ª comunión, ¿por que triunfa esto? Algunos pasarán del Grinder al Confession para confesar lo que hacen allí? ¿ Y para cuando un TruñoMeter en el que haciendo una foto de lo que cagas te digan si estás bien de salud? De verdad, no os entiendo"
No hay comentarios:
Publicar un comentario