Me sangran las encías cuando me lavo los dientes. Hace años no pasaba. Tampoco tenía estas ojeras infinitas y creo que disponía de una mejor memoria y de unas ilusiones desmedidas porque creía en unas capacidades casi superpoderosas. Era mucho más viril y tenía vacío el baúl de los fracasos, ese sobre el que me tengo que sentar después de abrirlo, todas las noches, para rememorarlo como un autónomo resignado convertido en mendigo haciéndose la cama en el próximo cajero.
Quizá por eso, por un pasado martilleante o por miles de momentos similares a la sensación incómoda que nos nos gusta vivir porque nos hace mortales y pequeños, hay quien vive mirando al teléfono para certificar, al volverse a la cama, que ha vivido un día aburrido cuando, en realidad, pasan cientos de sucesos a su alrededor mucho más bonitos que una nueva foto de perfil.
Quizá por eso, por un pasado martilleante o por miles de momentos similares a la sensación incómoda que nos nos gusta vivir porque nos hace mortales y pequeños, hay quien vive mirando al teléfono para certificar, al volverse a la cama, que ha vivido un día aburrido cuando, en realidad, pasan cientos de sucesos a su alrededor mucho más bonitos que una nueva foto de perfil.
Mr Selfie from weareseventeen on Vimeo.
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