Mal dia para buscar

11 de febrero de 2015

España, este país.

España es un país donde es noticia que se devuelva una cartera con dinero porque se presupone que quien se la encuentra llega antes al "si se la ha dejado aquí es porque no le hace tanta falta como a mi" que al "no es mia y no me lo merezco". Es un país donde se redujo la velocidad a golpe de multa porque poniendo muertos en los anuncios no se lograba nada. España es un país donde nadie es rico sin robar o por ser más listo o inteligente que tú. Es donde, aún desérticos, el césped siempre es más verde y está más duro el culo de la vecina. Es el país del "sálvese quien pueda" y en el que aún estamos a flote porque vivimos rodeados de ratas. Es el lugar del mundo donde más se adelanta por la derecha mientras se saca el dedo a los que esperan en el atasco. Es donde el intermitente parece un derecho de pernada en los carriles de la Gran Vía. España es un lugar donde se pregunta por la paga extra antes que por el trabajo en si mismo, donde se culpa a la herencia árabe, gitana, germana o romana cuando es una obviedad que se hace una estupidez y no ha funcionado el "no es lo que parece".
España es donde se asegura que el muerto era un tipo excelente, donde se amenaza con una denuncia si te insultan después de colarte en la cola de la panadería. España es un lugar donde refugiarse en una minoría para ganar la discusión. En España todos hubieran ganado las olimpiadas pero uno tuvo diarrea, otro se torció un tobillo, el tercero estaba deprimido por culpa de su mujer y a la mujer le dolía la cabeza por el ruido de los de arriba. Los de arriba habían discutido por no llegar a fin de mes porque la empresa estaba en suspensión de pagos y lo estaba porque los clientes no pagaron. No pagaron porque, más listos que nadie, pusieron la hipoteca en yenes y el Yen se desplomó. En realidad todo es culpa de los japoneses porque si el problema de España fueran los españoles, entonces no sería España.

Pd: y todo esto viene de la demostración de que en España los pobres se roban los unos a los otros. Tengo un amigo, de esos que devolverían la cartera con dinero, que dice que es un problema de abusos de ricos, yo le digo que es educación pero es que no conozco a mucha gente tan educada como él.

1 comentario:

Alberto Secades dijo...

Oigo esta mañana a una tertuliana en la SER y me deja con una hostilidad manifiesta. La muy necia se empeñaba en decir, en una situación que valoraba la actitud de Montoro, "gallito con Monedero" y, tras la aparición de las listas Falciani (otro partido al que no votaré, tras anunciar que van a colaborar con Podemos), "gallito con todos", porque han hecho saltar la banca del principio de confidencialidad de la banca (y ya sabemos qué pasa cuando las comadrejas se hacen amigas del que vigila el corral) y, remataron la jugada, imponiendo a los Bancos como intermediarios únicos entre clientes y proveedores, de forma que yo debo pagar por el banco a proveedores con los que llevaba trabajando 17 años y, puesto que uso efectivo (no admito tarjetas) y mi proveedor tampoco, era un sistema que nos venía bien y que ahora nos hace trabajar el doble, porque, además de todo lo que ya hacíamos, ahora debemos comprobar bancos, en los que, novedad reciente, si ingreso en mi cuenta (en la de mi negocio) más de 1.000 €, debo identificarme como medida para evitar el fraude fiscal.

Y en todo este asunto, en el que Montoro se pavonea de saber (¿cómo sería posible NO saber, con toda la información de que dispone?), la tertuliana paniaguada, que trabaja en una radio que se alimenta de subvenciones públicas y que goza de un sistema oligárquico que eliminó la competencia, ratificado por el conjunto de los políticos y el sistema económica, la pava ésta, que en lugar de dar palos contra el poderoso, como debería ser su ocupación si quisiera respetar el sentido que alguna vez tuvo esa profesión digna, ejercida por soberbios, se mete contra el ciudadano de a pie, el John Doe americano, el que nunca será representado más que por los gremios (que ya ni pinchan ni cortan), el que se levanta para ir al aseo a lavarse las manos y, al volver, ve que todos los hijoputas se han ido corriendo, sin pagar la cuenta, que tendrá que apoquinar él.

Pues no va y dice la tiparraca esta que, en las condiciones que está el país, al que yo sigo llamando España (aunque ella no se atreva), lo más patriota que puede hacer un ciudadano es pagar sus impuestos.

Y una mierda.

No elijo pagarlos; de ahí su nombre. Me parece vergonzoso que habiendo dejado que se escape pasta a todos sitios (menos a mi bolsillo), que todo el mundo haya trincado (menos yo), que hayan ayudado a los grandes y a los de fuera y a los que sabían que se iban a pirar si las cosas iban mal y a los que yéndoles bien, fijan su domicilio en Luxemburgo y no pagan, o lo hacen en Irlanda y negocian pagar un 1%, pero son vistos como héroes y puestos de ejemplo de integridad moral y de generadores de riqueza en el colegio donde estudian mis hijos.

Y dice la pava, con toda la geta, que el que no soy patriota soy yo, que pago a mis proveedores, a mis empleados, sus seguros, los inspectores, funcionarios, técnicos, supervisores, recargo de cuota, incremento de la derivada, la de chicuela y la última que se le ocurra al sobrino listo del chófer del coche que lleva a Rato a buscar que se la pelen.

Falta de patriotismo, dice la ignoranta. Necia, anormal, indocumentada. Pues no dice que si elijo entre hacer la declaración conjunta con mi mujer o por separado, por que me resulte menos a pagar, estoy cometiendo un fraude fiscal.

Y que, ya puestos, que el sentido las inspecciones fiscales nunca debería ser fiscalizar a los ciudadanos, porque, al final, recordó el color del partido del Gobierno (contrario al de su emisora) y la actitud patriótica que requería el momento era ésa.

Fin.

PD - No vuelvo a escribir después de tomar las pastillas.
Disculpe usted, patriota, amigo.