La lluvia, y el viento. Y la calle cortada por una obra en la que los operarios se mueven despacio porque les azota el temporal. Acierto a adivinar sus siluetas entre las gotas que acumulan y recogen los limpiaparabrisas. El cruce con el atasco que viene por mi derecha y que hace que los coches encajemos como si fuéramos una cremallera motorizada que se cierra hacia el próximo semáforo. Se cruza una furgoneta oxidada rellena de telas y niños que conduce un tipo absurdamente vestido con una camiseta de tirantes y que grito, sabiendo que las ventanillas están cerradas: "pasa, que hueles desde aquí". Delante aparece la salida del colegio y los vehículos en doble fila con muchos intermitentes como avisando que hay padres protectores en medio de la jungla del asfalto resbaladizo. Los niños sólo miran sus teléfonos cruzando sin atención y encorvados con las mochilas. Una vieja pasa con un carrito quejándose porque se moja y porque la edad, la lluvia, las ruedas temblorosas y su existencia han de ser una prioridad aunque cruce por cualquier lugar. Es lo mismo que ese jubilado con bastón que mira de reojo sabiendo que lo está haciendo mal, pero lo hace. En el paso de cebra un golf de hace 10 años con un niñato encogido delante del volante arranca tarde porque estaba más preocupado del whatsapp que de llegar a ningún lugar donde estoy convencido que nadie le espera. El conductor del autobús espera paciente a tener radio de giro y alguno pita, pero el resto de los conductores no le acompañan en sus quejas como si fuera un manifestante que ha equivocado de día, como un domingo después del cambio horario en el que sales a la calle demasiado pronto. Un tipo se detiene "un momentito" para dejar a un pasajero que se despide y cuenta la última anécdota tres centésimas de segundo antes de que el nuevo semáforo volviera a ponerse en rojo. Y me mira extendiendo la palma de la mano pidiendo perdón por ser un imbécil más en un atasco de imbéciles en el que me he metido siendo uno más. Y llueve siempre. Y hace viento siempre. Y llego tarde de nuevo. Creo que más adelante hay otro colegio. Llevo así todo el invierno. Rabia en 3,2,1...
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