Mal dia para buscar

21 de enero de 2014

Bilderberg es Dios

Definitivamente el grupo Bilderberg es la respuesta a todas las conspiraciones. Es la receta perfecta para creerse y sentirse una marioneta en manos de seres poderosos, con posibles casi ilimitados, que son mucho más listos que los demás y que manipulan las sociedades y, en su defecto, el mundo por completo para llevarlo todo al lugar al que les interesa y que, por definición, es un lugar carente de moral.

Así que imaginar a un grupo de 100 personas conspirando con sus chóferes esperando en la puerta del hotel de lujo es la manera adecuada de hacer culpables de nuestras penas a otros. Es la manera de excusarnos asegurando que nuestros comportamientos, aunque personales y erróneos, han sido influídos por un poder superior que nos controla a nuestro pesar.

El grupo Bilderberg es el Dios del siglo XXI. Nos castiga y se supone que también nos puede recompensar con las mieles del capitalismo. Nos controla y nos puede fulminar con un arranque de ira de su dedo acusador. Y es inalcanzable. Lo único que no tiene es la inmortalidad pero las grandes sagas de poderosos se encargan de arreglar ese pequeño detalle.

Cuentan que los dirigentes políticos van a su oráculo a pedir consejo y perdón, que Zapatero fue a rogarles y que Cebrián y Guindos son miembros. Pedro Solbes, nuestro profesor Shorofsky particular, Cospedal, Soraya (la bajita) o la reina Sofía están en sus filas.

Se les culpa de algunas guerras o de la depresión económica de Europa, se les cree por encima del bien y del mal, de las leyes y de las democracias.

Y mientras los TED resulta ser un grupo de idealistas contrarrevolucionarios que hablan de bondades y de aviones que fumigan a las sociedades, los Bilderberg suben el pan en Siria para que se maten unos cuantos árabes entre si y de esa forma cuesten más los coches que no podremos usar dentro de unos años. Son, si fuera la teoría del caos, quienes agitan las alas de la mariposa en un lugar del planeta para que haya un terremoto en otro.

Así que ya tienes a quien culpar de tus males, si es que necesitas de las teorías conspiratorias para tapar tus vergüenzas. Échale la culpa al nuevo Dios.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Formamos parte de una sociedad que parece esperar que dineros y derechos les caigan cual maná del cielo y que ante las adversidades se dedica siempre a buscar a quien culpar, que es más fácil que asumir las propias responsabilidades, o enfrentarse a la injusticia de forma activa. Esto es un hecho. Que hay una minoría cada vez más privilegiada a costa de empobrecer al resto, también.
El dinero es como la energía, ni se crea ni se destruye, sólo cambia de manos. Esta particular transformación social es desde luego intencionada. Esto no quita que los demás seamos lo suficientemente idiotas como para no hacer nada a parte de lamentarmos.

Saludos