Mal dia para buscar

28 de noviembre de 2011

Pulcras decisiones inmediatas

Existen, de una manera absolutamente aceptada, decisiones drásticas en cada una de las cosas que nos rodean que las asumimos como lógicas y como, incluso, razonables. Una prueba de ellas son esos productos que las televisiones dicen que son maravillosos y después, al descubrir que han sido desde el primer momento una bazofia sin éxito, son eliminados de la parrila (ejemplo: Cheers a la española) pero, sin embargo, si son una bazofia con éxito (Ana y los 7) se mantienen junto con el poder mediático de la cadena en cuestión. Da igual la calidad, sólo la aceptación.

Hay un buen montón de elementos en el día a día que no nos gusta ver como si fueran mendigos en las limpias calles de nuestras conciencias: los menores consumiendo drogas, los solitarios buscando compañía, los suicidios de las mujeres bellas, las borrachas dejándose magrear, los sobornos aceptados, las bajas laborales alargadas, los pulmones negros del tabaco, las sonrisas con los dientes torcidos, el olor de la persona de delante en la cola de la caja de ahorros, los bombardeos que protegen nuestras democracias y, por ejemplo, las putas que pagó la Sgae para seguir siendo la Sgae.

Exigimos, sobre todo en estos tiempos, decisiones fuertes y valientes, como si tuviéramos que vivir en la esperanza contínua de lo drástico y lo infalible. "Inmediatamente a la cárcel". "Automáticamente cesado". "Erradicado". "Solución tomada". "Te dejo". "Casémonos". "Despedido". "Contratado"... La dubitativa situación que ondea sobre un futuro incierto parece querer compensarse con decisiones que tapan la duda de no saber donde, cuando, contra quien, con quien y en qué cama nos despertaremos mañana.

Pero, como una arrogante carencia personal, lo exigimos a quienes se supone que tienen que decidir sobre nosotros, como si tuviéramos la necesidad de sentir que hay puntos y aparte en nuestras vidas, de ver matar al Bin Landen de todos y cada uno de lo que se supone que son nuestros males.


Pero nos da mucho asco ver los cadáveres.

Alguien (mandatario, pareja, tutor, jefe o similar) tendrá que hacer algo, con la prisa del "ya". A ser posible que no salpique.

Vivimos en unos tiempos en los que todos queremos participar del equipo ganador pero, a ser posible, no salir titular. Mucho menos ser el entrenador y, por supuesto, hacer crítica como un tertuliano de tercera que es como si supieras la respuesta.

1 comentario:

Anónimo dijo...

la estética del videoclip de Andrés Suárez es preciosa, muchas gracias por compartirlo