Mal dia para buscar

22 de diciembre de 2025

La regulatoria vida europea aburrida.

Hace no muchos años y quizá con ese espíritu de lógica realista que dieron las guerras mundiales se establecían normas que debían de cumplir los vehículos a fabricar.  Para hacer el Jeep, el ejercito americano solicitó un vehículo que debía tener tracción a las 4 ruedas y dimensiones como para llevar a tres tipos y una metralleta. En Francia, según cuentan después de la segunda guerra mundial, alguien pidió que se hiciera un coche que pudiera transportar, por los campos, 50 kg de mercancía y una cesta de huevos sin que se rompiera ninguno. Así que hubo un señor al que se le ocurrió la suspensión que tan característica fue de aquel coche que, entre otras cosas, consumía 3litros. Era el Citroen 2CV.

Si nos fijamos en las especificaciones necesarias para un vehículo moderno las cosas son muy diferentes. Tal o cual grado de emisiones, el porcentaje de material reciclado, toda la colección de lucecitas y dispositivos intrusivos con el conductor, el EDS, el ABS, la trócola, el airbag, las tolerancias a las torsiones, los test de choque y la recontramadrequeloparió. Eso sí, no dicen nada de que no se te rompan los huevos.

En algún momento se pasó de necesidades lógicas a regulaciones, a mi parecer, excesivas.

Una de las cosas más emocionantes que tenía la coducción y otras muchas facetas de la vida, era el riesgo. No significa que no te puedas matar ahora mismo, en absoluto, porque el último Tesla ultramoderno se te echa a arder rápidamente, pero para poner a 240 km/h el golf gti 16v que tuve la gozada de conducir con 20 años solamente había que acelerar y controlar un poco el contravolante si se iba de atrás. Ahora, mi modernísimo Peugeot, empieza a encender luces e intentar frenar solito si detecta un armadilo a 5km delante en una autopista con visibilidad. Es muy aburrido. Esa regulación que se ha hecho con la excusa de mi seguridad y mi protección, quiera o no yo, me quita las ganas de conducir. Se genera un montón de conductores vivos, pero aburridos.

Estoy convencido que a Miss Daisy le encanta vivir así pero la libertad también tiene que entender que haya personas a quienes les entusiasme asumir ciertas emociones. En realidad entre un mundo aburrido y sano, en contraposición a uno emocionante y lleno de peligros, ganó el primero.

Como siempre es un ejemplo real, pero un ejemplo. La industria automovilística siempre va un pasito por delante y se ha convertido en más importante cumplir regulaciones que hacer la experiencia de conducción una emoción más.

Todo esto es extensible a muchas otras cosas, a todas esas que con la excusa de nuestra seguridad se empeñan en ir eliminándolas. Las rodillas raspadas con el cemento de los suelos de los columpios, los padres en urgencias con el niño con un clavo oxidado en una mano, quedarse aislado en medio de una nevada por una carretera comarcal, comerse un yogurt caducado, esquivar los ceniceros de cristal del duro en una pelea entre punks y mods, jugar con un balón de cuero que te deja marcas cuando te golpea, escapar de un toro en una fiesta popular o ponerte a reparar la instalación eléctrica de casa pelando los cables con las tijeras. De una forma u otra todo eso ya casi no sucede. ¿Es bueno?. Estadísticamente si pero la vida pierde mucha gracia.

El riesgo ahora, en el siglo XXI y en occidente, es que el Uber llegue tarde, que tengas que rellenar cien formularios para una garantía o que al dar a un link te salgan anuncios en el móvil. Hay una colección de seres infames asustados porque el wifi no les llegue lo suficiente como para ver una serie insulsa sin que se detenga el streamin. El día más triste de su vida es el que se quedaron sin internet. Son seres del tipo Miss Daisy o como mi tía, que se asustaba al pasar de 120km/h aunque fuera en recta con cinco kilómetros de visibilidad. Pero claro, ella tenía 90 años y ya había tenido muchas emociones. Al comprarse un Biscúter ,nos contaba, atropelló a un guardia urbano en Atocha porque no era capaz de encontrar el freno. (para los que no lo sabíais mi tia, soltera y en 1955, tenía su casa propia, su título universitario, sus cuentas bancarias, su trabajo y su coche aunque haya quien piense que eso era imposible). Quizá simplemente es que el riesgo ha cambiado y pillar un Airbnb sea una aventura en si misma, por si tiene chinches.

Lo que es absolutamente cierto es que las regulaciones, buenas por una parte, aburren todo lo que tocan. Que occidente y Europa en particular ha encontrado un filón en lo regulatorio es claro. Muchas veces pienso que la burocracia, en general, es una especia de tumor maligno que se extiende. Se hace una regulación y se forma un equipo para controlarla. Luego un observatorio de evolución que identifica necesidades nuevas ( o inventadas). Se hace otro equipo para esa otra cosa, se homologa, se encarga un análisis estadístico de la norma, se presentan los resultados, se actúa para las desviaciones según resultados y se vuelve a regular. De esa forma tenemos a un porrón de gente trabajando para aburrir la vida de los demás y, como se aburren, algo habrá que hacer. Y se hace un equipo de estudio nuevo. No tiene final salvo la muerte, como los tumores.

Hay quien dice que los americanos inventan, los chinos copian y los europeos legislan. No estoy tan seguro que el orden de los chinos y los americanos sea así.

Hace no muchos años alguien pensó que tenía que llevar huevos de una granja a otra y diseñaron un coche que te permitía hacerlo.

Hace menos años alguien se empeñó en aburrir nuestras vidas, y lo van consiguiendo.

Se me han agotado las balizas esas que no valen para nada pero son obligatorias. Mañana llegan más. Era muy divertido cambiar una rueda en un arcén con tu prima Mari Pili a cincuenta metros haciendo señas con un pañuelo para que los conductores no te llevaran por delante. Ahora, si te llevan porque no han visto el intermitente ese de techo, es culpa de Bruselas. Harán un observatorio de seguridad lumínica vial.

1 comentario:

Anónimo dijo...

De Bruselas no será la culpa, puesto que las famosas balizas solo son obligatorias en España y para los españolitos, si un francés se viene con su coche no tiene que llevarla, así que lo mismo es responsable nuestro amado presi