Mal dia para buscar

5 de diciembre de 2025

Odio a la gente feliz ( hallazgo)

He encontrado unas líneas de algo que tuvo, una vez, la forma de introducción de un libro.

Dice asi:

Odio a la gente feliz.

Es un diagnóstico, el de la felicidad que no el del odio. Lo del odio es natural  porque está justificado. Lo que no es natural es la necesidad aquella de ser feliz siempre, con todo. Hay personas que se sienten plenas cuando sus hijos recién nacidos, mientras les cambian el pañal, les orinan en la cara. Si bien cada uno vive el milagro de la vida a su forma y yo no he pasado por esa situación. Cuentan que es aparentemente similar a una inyección de droga potente y creo que un escenario feliz no iba a ser mi decorado elegido. Mucho menos, que ahí viene lo más grave, esforzarse en demostrar al resto del público lo inmensamente maravilloso y pleno que me hace ser dicha circunstancia es algo que me resulta desaprensivo y maquiavélico. Las personas felices sonríen como payasos después de haber seccionado en trozos a su última víctima. Así que ese odio tan cristalino que me hacen sentir no es una maldad sino un equilibrio poético entre la verdad y la hipocresía. Debería de estar justificada la ejecución de un dolor directamente proporcional al halo de felicidad que irradian cuando se ponen el disfraz de personas plenas, incluso llegando a la amputación.


4 de diciembre de 2025

Se acaba la magia

Si lo pensamos con suficiente distancia el Black Friday es el Papa Noel ( o reyes magos) de la edad adulta. No existe, juega con tus ilusiones y quieres pensar que es verdad porque de alguna forma eso te reconforta.

Existen multitud de mentiras que necesitamos creer.

Ayer apareció una señora no excesivamente mayor en mi puesto de trabajo. Hizo un razonamiento lógico. Había visto en televisión que hoy en día, con dos clicks, la inteligencia artificial puede coger una foto nuestra, embellecernos, vestirnos con la ropa que queramos y ubicarnos en el parnaso que es Internet. Así que apareció con fotos de su vida ( reuniones, viajes, celebraciones) y una colección de vestidos y complementos que le gustaban. Se sentó en la silla de comprar ordenadores y desplegó todas las exigencias que tenía para su nueva imagen. "De aquí quitas el collar y me pones este vestido de acá. Me quitas a ese que sale detrás en la foto y que el paisaje sea la playa de Miño, en Galicia. Luego lo pones en mi cuenta de facebook y en mi estado de whatsapp". Obviamente, teniendo en cuenta que vendemos tecnología, intentamos indicarle el camino y ella lo razonó fácil: "en la tele dicen que se hace en segundos.  Son unas veinte, así que no os voy a quitar más de cinco minutos". Y tan pancha.

Alguien que se dedica al servicio técnico me comentó en cierta ocasión que el cliente no ha de saber, jamás, si ese trabajo nos ha llevado diez segundos o diez horas.  Supongo que ese es el motivo por el que se hace toda esa parafernalia burocrática protocolaria cuando algún dispositivo ha de pasar al lugar donde se produce la magia, que es el taller. Da lo mismo que sea un coche, un teléfono, un ordenador luminoso o Maria Del Carmen con una piedra en un riñón. Lo importante es vender la magia que lleva incorporado un "tachán".

He de reconocer que hace unos cuantos años nos sorprendía e incluso admirábamos a quienes disponían del don de la reparación. Un mecánico sucio de grasa, con una 13-14 en la mano, ajustando la tuerca adecuada que te dice "prueba ahora", y arranca. Un médico quitándose la mascarilla mientras se acerca, sudoroso aún, a la familia para decirles que afortunadamente todo ha salido bien.

Tengo una amiga aceptablemente resolutiva que mantiene lo siguiente: "Entre la gente que conoces y que no has de perder el contacto siempre se tiene que tener un médico, un informático, un abogado y un electricista". Se casó con un cubano, especialista en motores, capaz de arreglar casi cualquier cosa.

Sin embargo de un tiempo a esta parte y fruto de la publicidad, junto con los tutoriales de internet, se vive una época de desprecio del profesional. Como en algún lugar o video locutado con un acento específico alguien te cuenta que se hace click, tras, tris, zas... y ya está, te quedas esperando que sea incluso más rápido. Mantienes que un mono con un teclado es capaz de lograr la magia y te pasas por el forro los años de carrera, los años de experiencia y la probabilidad de que no se produzca esa magia. Lo último es que el ordenador esté roto o que la abuela se haya muerto.

En política pasa de una manera mucho más flagrante. Si alguien quisiera contar la verdad y nos dijese, de forma sincera, que hay problemas con soluciones imperfectas o sacrificadas, va a perder las elecciones. Las va a perder porque aparece un tipo que te dice que en menos de dos meses te va a crecer el rabo, vas a ser rico, te va a querer mucho más tu pareja y la vida va a ser un spa. Y le votas porque quieres creer en la magia, porque te encanta que te engañen como en el Black Friday.

Al igual que las "ofertas", que no desaparecen nunca y te dejan viviendo en la excepcionalidad continua, todos esos estímulos que han ido matando la magia están presentes a cada minuto. Adoras creértelo. Hay yonkis del cartel de "ultimas unidades" que tienen grabado en el teléfono, orgullosos, el video en el que están pegándose con una señora obesa en chandal por una freidora de aire a mitad de precio. Hay más de una persona que te dice que le montes un mueble del Ikea y piensa que eres imbécil si no lo has montado en cinco minutos porque hay instrucciones con unos muñequitos monísimos. Obvio es que cuanto más se queja alguien, menos lo ha intentado.

Lo que es cristalinamente cierto es que la magia es algo que , con los imputs modernos, se da por hecho y cuando se da por hecho algo, deja de ser mágico.

Estamos siendo espectadores del final de muchas magias, también del final de muchas satisfacciones porque hay demasiados cuñados que asesinan el gustito que da cuando consigues algo por ti mismo. Asesinar la meritocracia es un recurso de una sociedad de mediocres que no quieren dejar de serlo y que si lo dice chatgpt  ( o una oferta de Temu) ya creen que es verdad sin pensar en lo loco de esa premisa.

Pd: Hoy he tenido a mas de cinco clientes que han intentado montar su ordenador solitos y el 90% han puesto algo al revés. Se quedan quietos delante de mi esperando que haga magia y se enfadan cuando les digo que son 50€.

Pd2: Por cierto, y lo digo para reflexionar, las rebajas están reguladas por ley. No pueden engañarte vilmente de una forma sencilla. Pero si lo llamas Black Thursday, SuperLunes, Martes locatis, Sin iva day o "la gran estafa", pueden mentirte como un bellaco cien veces.

1 de diciembre de 2025

Usar la libertad: el gran antisistema.

Ayer bajé la basura a última hora y me crucé con un grupo bastante amplio de mujeres de mediana edad,  exultantes, ruidosas y festivas, que salían de un concierto de David Bisbal celebrado a  menos de un kilómetro de mi casa. Tuve que suponer, por la efusividad global, que prácticamente había sido como una orgía de satisfacción con entrada en la que , durante unas horas, David había satisfecho casi sexualmente a todas y cada una de las que se cruzaron conmigo.

Después pensé si les sucedía lo mismo con la gira de Los Pecos o si aún llenaban estadios La Década Prodigiosa.

Reconozco que, aún manteniendo muy a mi pesar una tolerancia extrema por las libertades de los demás, soy un talibán en cuestiones musicales. No lo evito sino que lo admito. Hoy en día la aceptación de tus intolerancias, excepto si es al gluten, está mal vista.

Hay algo que se impone de una manera sibilina constantemente. Son todas esas cosas, pequeñas cada una pero enormes en su globalidad, que no se ponen en duda. Una especie de matemáticas de la moral. Has de querer ser feliz, que te guste el balompié, desear el amor eterno, defender la vida, preocuparte por los más necesitados, perder el culo por una tarde de copas y que no te guste trabajar. Son ejemplos. Cualquier oposición a esos ítems sociales solamente se pueden entender como ser un enfermo peligroso. A veces, que es mucho más preocupante, te tildan de intolerante.

No hay nada de intolerancia en no ser partícipe de llegar al quinto gin tonic envuelto en conversaciones insulsas sobre las enfermedades de los niños de otros. Yo no tengo ningún problema en que hagas tú lo que quieras hacer y lo realices las veces que te de la gana, pero no me obligues a hacerlo. Estoy convencido que hay una bondad extrema en querer hacerme compartir la felicidad superlativa que te embarga todas las veces que tu equipo deportivo anota un gol pero es que no quiero ir. Es más, hago uso de mi libertad si no quiero ir. Ni siquiera significa que esté criticando el goce extremo que tienen los fans de Melendi en un concierto de Melendi, pero si me atas una correa al cuello y me haces ir a un concierto de Ramón, eres tú quien, en aras de la felicidad supuesta, impones un criterio por encima de mi elección personal.

-Idiota, que te va a gustar.

Que algo te guste a ti no significa que me tenga que gustar a mi. Que tú creas en la gloriosa exaltación del amor no ha de obligarme a convertirme en una tarta de merengue que envíe mensajes sentimentales todas las mañanas a las ocho. Lo haré si me apetece y todas esas veces serán de verdad. Por supuesto que el marido de tu amiga Mari Pili la quiere muchísimo y lo hace, pero cada uno quiere como le da la gana. Conozco a gente tan chaquetera en el amor como en el voto.

Hace cien años Manolo Rodriguez te decía, con sinceridad extrema, que no podía ser que quisieras estar soltero o que te gustara otro varón. No te lo decía porque odiase a los maricas sino porque en su bienhacer de las cosas estaba, como única opción, el amor entre un hombre y una mujer orientado a la formación de una familia feliz. Manolo quiere lo mejor para tí y te quiere orientar ( e incluso obligar) a que aceptes como ciertos los estamentos básicos de su estilo de vida. Hoy en día eso sucede con otras cosas, pero sucede. Te tiene que gustar ir a un buen hotel y que te hagan la pedicura en una sala climatizada, pero a mi me da mucho asco que me anden en los pies. Te ha de volver loco un festejo con ruido y fuegos artificiales, poblado de gente apelotonada frente al puesto de churros. No se entiende que prefieras una deprimente película polaca sobre la soledad humana que el último pelotazo de Disney. Es incomprensible que te gusten los toros o que prefieras sentarte con una señora en una silla plegable junto a la carretera nacional de un pueblo de Avila que quince días en un resort de Puntacana con esos cócteles de sombrilla tan kitsch. El sistema, metamorfoseado en imposiciones establecidas que cambian con los tiempos, intenta imponerte sus reglas.

Obviamente todas las imposiciones son restricciones a la libertad personal, incluso la obligación de vivir.

Si un suicida decide saltar, es un acto de libertad personal. Podríamos pensar que se puede establecer un dialogo razonado con sus salvadores pero si lo ha razonado y ha llegado a la conclusión de desear emplear su libertad en ello, nada debería de impedírselo. Es un ejemplo extremo, por lo imposible de la rectificación, pero es así.

A nuestro alrededor se establecen muchísimas bases sociales que discriminan a todo aquel que las pone en duda o simplemente decide no compartirlas. La propia sociedad discrimina, quizá inconscientemente, a quien no las acepta como jodidos dogmas de fe modernos. A veces, incluso, solamente preguntando el por qué de ellas se te deja a un lado como una persona sospechosa.

Luego está eso de que somos una sociedad libre pero, en realidad, las sociedades juegan a limitar tu libertad con los patrones que tiene la camisa social de esos tiempos.

Supongo que hacer uso de la libertad personal ha sido, y es, la forma más antisistema de vivir que existe. Con el de antes y con el de ahora. Ni antes ni ahora va de la mano con ninguna recompensa social, eso es seguro.

Pd: y yono tengo ningún problema en que cada uno haga lo que quiera con su centro, como decía una señora muy mayor que conocí hace 15 años, pero no acepto que se me obligue a, dubidú, ser como tu.

27 de noviembre de 2025

La voz interior, el enemigo y la necesidad de aceptarlo. (y C.R.A.Z.Y)

C.r.a.z.y, que es una jodida maravilla de película, tiene dos momentos musicalmente gloriosos.

Uno incluye a los Rolling Stones. Otro a Bowie. Los dos están en la cabeza de un adolescente buscando su lugar en medio de un colapso cultural y una familia que no para de cambiar mientras él no sabe hacia donde ir.



Supongo que me encantó poderme meter en la cabeza del protagonista. Las voces en off me gustan porque las puedo escuchar y me siento identificado. Cuando era pequeño y hablaba conmigo en el asiento de atrás del Seat 132 al que mi padre llamaba "El Cuervo" ( porque era negro y se tragaba 12 litros) tenía la convicción de vivir algo especial porque el resto de las personas solamente se comunicaban entre ellas. Creía, erróneamente, que esa vida interior era parte de mi ser especial, de aquella persona ficticia a la que contaba mis miedos o la manera de jugar correctamente con los juguetes. Probablemente la primera relación de verdad que uno tiene es con esa voz con la que intercambia sentimientos.

Desconozco la forma en la que el resto de los humanos interaccionan con ellos mismos. Mi yo interior me llevaba la contraria, muchas veces. Eso me hizo aprender a ponerme en las antípodas de mis planteamientos y, aún así, ser capaz de defenderlos fervientemente. Habrá quien necesite que le den la razón a todas horas, como un yonki del sesgo de confirmación. Estoy convencido que hay una mayoría que apuesta por un yo que le dice lo guapo que está, la razón que tiene y lo listo que es. Nunca fue mi caso y sigue sin serlo. La gran ventaja es el entrenamiento de años y la enorme capacidad de ser capaz de polemizar con cualquiera y sobre cualquier tema. La manera de hacerlo, como si fuera un actor, es meterme en el papel adecuado y, a partir de ahí, sacarle de quicio. Los días que solamente deseo ver el mundo arder, es lo que hago.

La vida es, en cierta medida, un ejercicio de supervivencia. Los altos o corpulentos tienen su estructura ósea y fortalecen su físico. Quien es pérfido como Crüella se vuelve más retorcido. Las personas SIEMPRE intentan llevar al contendiente en la disputa a ese sitio en el que creen que pueden ganar. Si puedo elegir entre sable y pistola pero me creo Dartagnan, elegiré sable. Yo te llevaré a una guerra de canciones, a una pelea dialéctica, a una yinkana de orientación o incluso a un frisbee a muerte. Los bajitos con poquísima flexibilidad nunca queremos darnos de hostias y hemos aprendido a aceptar los duelos en los que tenemos una mínima posibilidad de victoria.

¿Cual es el problema entonces?. Que ese hijo de la gran puta interior me dice que no voy a ganar el duelo, que voy a perder, que podría haber elegido algo mejor. Que me he equivocado porque el otro ganó una medalla de bronce en las olimpiadas de Munich, en la categoría de florete. 

Así que cada día me esfuerzo más y me dice que soy menos. Nunca esta suficientemente bien el trabajo, nunca estoy más cerca que ayer de la cabeza de mi madre, Llevo meses intentado escribir y cada vez que hago algo me dice que es mejorable. Cada puto minuto de mierda grita que puedo hacer algo más productivo y me paso el día en algo parecido a limpiar el interruptor de la luz de las marcas de dedos y que me haga darme cuenta que dejé más marcas aún. Me aterra cuando me quedo parado buscando una palabra que no encuentro o si me da un latigazo la cadera, aprieto los dientes para intentar que no se me note o que ese enemigo exigente no se dé cuenta. Me voy poniendo obligaciones y procuro ser estricto, alemán, para que me diga  "bien hecho". No lo consigo jamás. Eso es lo que siempre me arrastra y luego me quedo callado pensando algo parecido a ser insuficiente, como un alumno que estudia mucho pero que no llega. Es algo similar a lo que me pasaba con la Química Orgánica en segundo, que nunca la llegué a entender y me aprobaron con la promesa de jamás trabajar en ello. Solo me relajo un poco cuando le duermo o cuando fallece un poco de agotamiento los fines de semana. Soy plenamente consciente de ello. Sé que no existe. Sé que soy yo. Sé que es destructivo. Alguna vez creí que esforzarse por llegar a alguna cima te permitía quedarte a medias pero más allá de donde hubieses llegado sin ambición, pero no supe tener en cuenta la tremenda desazón de algo parecido al fracaso. No hay peor fracaso que estar más allá del triunfo de muchos y tener una voz dentro que siempre te posiciona al final de la fila de los tontos.

Cuando Harry pasea con Sally por un parque de Nueva York se intentan confesar sus peores pesadillas. Ella cuenta una pesadilla absurda, como que la persiguen. Él habla de que está en el campeonato del mundo de tener sexo, en la final. Pone cara de estar practicando de manera especialmente virtuosa y al acabar el ejercicio- dice- se somete a la puntuación. El juez americano le da un 10, el francés un 9,8 y su abuela, disfrazada de juez polaco, le pone un 4.  Pierde la final y sufre de mofa mundial. La pesadilla de Harry no tiene en cuenta estar vivo, disfrutar del sexo. Ser, incluso, brillante en ello. La pesadilla es quedar segundo porque ha asumido que es el primero de los perdedores.

Si lo piensas bien, la poderosa vida interior siempre va de la mano de los atormentados, los malvados, los solitarios y algún tipo que fuma en la penumbra de su cuarto. Es mentira pero es lo que nos queda a algunos. De todas formas no hay que preocuparse porque mi yo interior me asegura que si quiero acabar con el mundo, se me olvidará algo y no lo conseguiré. Hay otros yo interiores, que te dicen que vas a conseguir el éxito en cada cosas que te propongas- La ventaja es que aunque tampoco lo consigas, te engañará diciéndote que lo conseguiste. Los dos terminan siendo gilipollas pero , muy a mi pesar, aparte de serlo yo sé que lo soy. Dos puntos negativos. Hace años que descubrimos que los estúpidos son muchísimo más felices y que el mundo no está en manos de nadie reflexivo sino que la masa adora a quien parece que nunca duda, aunque por su boca solo salgan insultos a la realidad.

Los psicópatas duermen bien porque no hablan con su interior, y es que en su interior no hay nada.

De la pelicula de C.R.A.Z.Y recuerdo la sensación que me dejó. Esos son los buenos recuerdos. Por eso borro los chats, porque la esencia es lo que ha removido en tí. No recuerdo exactamente si encontró el amor o si sintió la paz de la reconciliación con su familia, y es que es una historia de familia desde los ojos de un adolescente. Pero sí que sentí que, al final, se reconcilia con su voz interior. Que se comprende. Que se tolera. Que muchas veces no tenemos más remedio que llevarnos bien con quien nos acompaña a todas horas y no es más que nosotros mismos.

Supongo que, al final, todo es un ejercicio orientado a caer por el precipicio de aprender a soportarse. Conocerse no está de moda y es el paso previo a convertirse en persona. De eso va.

26 de noviembre de 2025

Rafa y el ridículo.

En 1982 tres tipos, Luis Bolin, Mario Martinez e Iñigo Zabala montaron un grupo que llamaron La Unión. Poco tiempo después Rafa Sanchez se unió a ellos. La Unión, con la producción de Nacho Cano, sacó Lobo Hombre en Paris y lo acompañó con un disco fantástico titulado Mil Siluetas. Muy recomendable.

Tuvieron su golpe de realidad con el disco Maldito Viento que, siendo bueno, no tenía pelotazos como Lobo Hombre. Así que en el siguiente se desquitaron añadiendo al 4x4 la canción Donde Estabais ( en los malos tiempos). Esa canción es una maravilla perfecta para enviar a todos aquellos que desaparecen cuando ya no les resultas interesante. Más tarde siguieron con bastantes éxitos y esa carrera tuvo su punto más alto en el directo "Tren de Largo Recorrido" donde, a mi parecer, estaban en plenitud. Sonaban estupendos, Rafa hacía de frontman y el repertorio estaba anclado en la psique general. Canciones mediocres como "ella es un volcan" brillaban al lado de ambientes como en "Fueron los Celos".

Por alguna razón les dió por experimentar con el sonido, lo cual no es malo aunque sacaran discos olvidables. Evolucionar, incluso a peor,  no es malo excepto si terminas evolucionando a proyecto hombre. Algo pasó con ese grupo que se convirtió en alguien intentando volver a un sitio del que se fueron por decisión propia. Entre 2015 y 2020 Mario se muere y aparecen dos La Union. Es lo que pasó con Mocedades, que eran Mocedades y el Consorcio. La diferencia es que ninguno de los dos eran tan deprimentes como Rafa, con barba blanca y pinta de moderno trasnochado, intentando hacer música electrónica en su ultima época cantando lo marica que se siente cuando eso ya lo sabíamos de antes y no nos importaba una mierda. Justo ahí es a donde quería llegar. Salvando las distancias Rafa Sanchez es una especie de Maradona de la música española: tenía que haberse retirado cuando tuvo la oportunidad y ahora es una caricatura. Al menos no se ha vuelto un boliche.

Existen demasiadas personas que, con el tiempo, se convierten en caricaturas. Uno de los ejemplos más claros son las recién separadas que llevan veinte años sin salir a la calle y se visten con la ropa de hace veinte años, se comportan como creen que se comporta la gente al salir de fiesta y creen que han sido el alma de la discoteca hasta que se dan cuenta que son un meme. Otro clásico son los señores con descapotable que llevan a niñatas de acá para allá y te dicen que ligan mucho y que mola mazo. No se libra la juventud, aunque esos tienen margen de mejora, cuando se ponen un pantalón "cagado", una sudadera con capucha y van por la calle caminando con flow mirando a los transeúntes con cara de malotes. Yo tuve un guarpapolvo negro con hombreras en 1987, lo admito.

Supongo que existe un momento en el que las cosas que estaban bien pasan a ser ridículas. Sucede con la moda, la música, más que una ideología y bastantes expresiones orales. Algunas son cíclicas y otras son imposibles porque no volveremos a ser quienes fuimos. 

Una de las cosas más ridículas del mundo es un abuelete envuelto en la bandera del pollo haciendo loas a un muerto que no sabría sacar dinero de un cajero. Exactamente igual es un marica envuelto en una bandera de un pais islámico creyendo que lucha contra el capitalismo que no le deja tener netflix, dos pisos, un iphone y follar en todos los portales mientras te habla de lo maravillosa que era la segunda república (excepto si eras cura). Probablemente en 1945 ser de la falange estaba de moda pero ahora es ridiculo y trasnochado. Probablemente en 2011 era muy cool sentirse y manifestarse como alguien de izquierdas pero han necesitado torcer tanto el mensaje que resultan caricaturas peligrosas, como bombas de racimo de la confrontación.

Todas las personas ridículas, y no niego que yo pueda ser una de ellas, generan en mi compasión y desprecio. La compasión tiene mucho que ver con la falta de ubicación en la realidad en la que viven y el desprecio con la usurpación de un espacio que bien podría estar ocupado por alguien con capacidades para rellenarlo.

Dani Güiza era un futbolista de raza. Pasó de las categorías inferiores a lo más alto del deporte y de ahí volvió a sus orígenes. Hace no mucho los medios se hacían eco de que todavía jugaba en el equipo de su ciudad. Cuando le entrevistan cuenta que lo tuvo todo , que jugó con los mejores y que sigue haciendo lo que más le ha llenado siempre, pero que ya no está para ir a la Champions. En ese sentido, le admiro. Es alguien que ha sabido estar, subir bajar, equivocarse, volver, buscar su lugar y hasta mantenerse. No ha intentado seguir siendo quien ya no es, como un político absurdo, como un jubilado con pantalón ajustado o como Rafa Sánchez.

No deja de ser una metáfora que se puede hacer extensiva a demasiadas facetas de la vida.

Simplemente es aprender que hay tiempos para lo que somos y lo que sucede, Un día, porque si, ya no es nuestro sitio y es nuestra decisión hacer el ridículo o aceptar la nueva silla en la que sentarnos en el juego de la vida, justo cuando se para la música y antes que empiece la nueva canción.

El tiempo pasa tan deprisa, en Sildavia.

21 de noviembre de 2025

Neopaquismo

Estoy subyugado con esa palabra.

No exactamente por su sonoridad sino por su significado. Básicamente podemos certificar que en la época franquista todas las casas terminaron pareciéndose. Los platos de Arcopal, el gotelé en las paredes, los muebles aparentemente de madera de la gorda cubriendo toda la pared del salón y las lámparas de araña. Si hacemos el chiste, eso es el Paquismo.

He de decir, en favor de la decoración patria, que no caímos en las derivas moquetiles del reino unido y que algunos elementos íberos resistieron al invasor: el bidé y las persianas.

Ahora, tal y como explican en uno de esos pozos de sabiduría popular de forocoches, vivimos en el Neopaquismo. Es decir, las casas son todas parecidas: Los muebles rectos de Ikea, las paredes lisas con suelos que parecen parquet en láminas, las cocinas abiertas en las que no se cocina, los muñequitos pop en las estanterías, los referentes a los viajes personales, la falta de espacios infantiles de niños pero si los infantiles de adultos (setup informatico obligado), alguna luz led y plantas mínimas de escaso mantenimiento. Podemos certificar, obviamente, que las casas e incluso los barrios son demasiado parecidos. Existen afueras de ciudades que resultan de compleja diferenciación. Una nueva obra en Alpedrete podría ponerse exactamente igual en las postrimerías de Betanzos y, con el paso de los meses, hasta las personas cogerían rasgos idénticos. Al fin y al cabo nuestros entornos son capaces de modificarnos incluso físicamente hasta limites insospechados.

De la misma manera que alguna vez me pregunté si los estúpidos éramos sólo los españoles y alcancé la conclusión que es un problema global, me planteo si el Neopaquismo está más extendido. Pienso si los nuevos barrios de Varsovia son clones de las nuevas zonas de Moratalaz. La verdad es que si hago uso de Internet e intento hacerme pasar por un comprador de vivienda nueva en Polonia, me salen prácticamente las mismas fotos que las de Salamanca.

Así que, en realidad, la vivienda nos proporciona la sensación de que es una elección propia pero nos normaliza. No en el sentido de volvernos normales sino adecuados a la norma y eso es idénticos. Podría decirse que somos un coche de Stellantis: el 208, Corsa, Avenger y Ysilon son el mismo puto coche con detallitos puntuales.

Si alguna vez has jugado con el ordenador a uno de esos juegos en los que puedes crearte tu propio avatar sabes que dispones de un número limitado de combinaciones. Sientes la percepción equivocada de poder hacer cualquier cosa pero en realidad son prácticamente las mismas. Que tenga barba, pelo largo, pantalón corto o gafas no quita que sea el mismo personaje. Cuando era muchísimo más pequeño y el mundo se abría ante mi dispuse de la percepción de poder ser lo que yo quisiera y que todo era un lienzo en blanco de futuro. Años después tengo muchas pegas a esa idea infantil. Sin embargo llego a la conclusión que ahora estamos en un momento en el que los jóvenes son obligados a elegir a su avatar. Son , intrínsecamente, iguales. Uno es el yonki, otro es el nerd, quizá haya un reivindicativo global Q+, otro es el guapo deportista y siempre se puede elegir el npc. Tampoco hay muchas más opciones.

En realidad las opciones existen pero dentro de la conciencia global hay una de esas cositas que tanto daño hace porque son irracionales: si te sales de las opciones del juego, no juegas. Es cierto que hace una buena cantidad de años salirte de las opciones era ser marica, no formar una familia convencional o vivir como un vegano ovolácteo. Ir por esos caminos conseguía que el sistema te castigara. Ahora no somos más libres sino que han cambiado los personajes no admitidos. Es como los nombres: antes lo raro era llamarse Jeniffer. Ahora los raros se llaman Manolo.

¿Qué significa todo esto? Que si vives en un piso ambientado en el neopaquismo y has adoptado uno de los avatares correctos, tu vida será insulsa pero aceptablemente previsible y cómoda. Con suerte te harás funcionario, votarás al partido más votado, verás Estudio Estadio los domingos y te creerás super moderno en un tardeo de sábado o de pinchopote los jueves. El sistema te premiará con la anormal sensación de plenitud.

Por eso el Neopaquismo no es un concepto de decoración sino un estilo (global) de vida. 

Los coches chinos son todos iguales y todos los que tienen uno se creen seres especiales de luz. Los usuarios de Apple aspiran a no diferenciarse mucho entre sí, como los que piden pan de semillas de media cocción. No hace falta mucha imaginación para adivinar cómo son sus casas.

Hace años una pareja me dejó de hablar cuando les pregunté si acaso toda aquella decoración no era más que coger el piso modelo de Ikea y llevarlo a su casa de suelo laminado. Ella es vegana. El tiene un Tesla. Hacen facetime.

15 de noviembre de 2025

Electrodos por el recto.

Hace unos días alguien mucho más listo que yo comentaba en la radio que era habitual que los avances científicos fueran expuestos casi como número de magia. Explicaba que Luigi Galvani en el siglo 18 descubrió que aplicando electricidad a las patas de una rana muy muerta, daba patadas.  Tiempo después alguien llevó ese experimento más allá. Cogió a un fallecido y se lo llevó a las ferias escondiendo los conectores eléctricos y haciendo creer a las personas que era capaz de volverlo a la vida. Ponía electrodos en la mandíbula y parecía hablar. Le metía unos cables de una batería por el recto y el público explicaba que habían visto bailar a un muerto.

He de suponer que el ser humano, en esa búsqueda de algo parecido al control sobre la muerte, necesita creer que es capaz de superar a la naturaleza. No en vano todas las revoluciones han ido dando pequeños pasos en ese sentido. Nos encanta creer que estamos por encima de los vientos, los huracanes, el frío, las enfermedades e incluso algunos de los disfraces que tiene la muerte. Nadie se muere de viejo o porque le toca sino que se especifica un tipo, previsiblemente evitable, por el que falleció.

Como buen ejemplo de carácter contemporáneo y formación técnica, yo era un defensor de la ciencia por encima de creencias, refranes y complejos retos que superar. Quise apostar, apoyado por los avances y las grandes obras de la historia, que el ser humano carece de límites. Probablemente en el segundo año de carrera me metí una hostia descomunal contra el muro de la realidad. En el preciso instante en el que estudias con detenimiento la verdad y la manera matemática de considerar haberlo definido te das cuenta que tampoco es tan exacto. Al final casi todo es estadística y se acierta un número medianamente alto de las veces, pero no todas. El ser humano quiere creer que acierta pero al mirarlo de cerca no es más que una variable más que intenta adivinar el universo.

Así que descubrí, buscándolos con curiosidad, que los refranes aciertan casi el mismo número de veces que las matemáticas. Pude afirmar, con sorpresa, que la sabiduría popular es una ciencia en si misma. Es más, que esa sabiduría incorpora elementos que la ciencia desprecia.

Por aquellos años en la zona del gran Bilbao se estaba ejecutando un gran cambio. Los Altos Hornos de Vizcaya, origen de riqueza y sustento de miles de personas, tenían su fecha de caducidad. Como trabajo universitario analizamos las necesidades técnicas y procesos que venían a implementarse por parte de la empresa sucesora que se llama Acería Compacta de Bizkaia. Esta empresa se iba a especializar a recoger materiales traídos por barco a su muelle y elaborar acero. Mis compañeros analizaron los procesos metalúrgicos e incluso logísticos. Alguno propuso valorar la viabilidad económica. Hicieron un análisis científico de la ejecución del proceso e incluso de la organización interna de la planta, valorando las plantillas y maquinaria necesaria. Reconozco que yo estaba sumido en un momento de incredulidad extrema y no se me ocurrió otra cosa que acercarme, a mis veinte años, a un cambio de turno en los Altos Hornos allá por un miércoles lluvioso y a las tres de la mañana. La estampa al entrar en el único bar que vi abierto ( como una canción de Sabina) no la olvido: Un grupo variopinto de operarios, ya con el mono azul de la fábrica, consumían breves copas de brandy sujetas entre los dedos mientras en las televisiones de culo se proyectaba porno de los años 80 y esperaban a la hora en la que sustituir a sus compañeros. Nadie le prestaba atención a las pantallas y el camarero, con una camisa blanca y aspecto de estar preso tras la barra, me miró con extrañeza. No consumí. Simplemente marché otra vez al coche pensando que aunque mezquino, sucio y bastante zafio, ese era un estilo de vida como otro cualquiera que iba a ser cercenado por la evolución. Valoré que daba lo mismo que a esos hombres se les abonara una cantidad ingente de dinero o no porque ese era el precio de cambiar una vida entera que probablemente no deseaban pero que era la que tenían. En la exposición, tiempo después, de nuestras conclusiones sobre la Acería Compacta, expliqué que no era capaz de dar una respuesta al cambio social que toda esa ciencia suponía y llegué a la conclusión que si bien todo estaba maquillado con matemáticas y tecnología, había que valorar la forma en que la modernidad afecta a los hábitos. La única conclusión a la que pude llegar, después de acercarme racionalmente al problema y mirar más allá de la ingeniería, fue a la duda. A esos hombres les puedes haber proporcionado dinero o energía, aunque sea con una batería por el recto y disfrutar de que bailen, pero quizá estaban muertos antes.

Ese efecto, de una forma u otra, lo seguimos viendo a diario. La electricidad que reciben algunos cadáveres son coches con alerones, móviles carísimos que usan para ver memes, hamburguesas a veinte  euros, bolsos con logotipos bien visibles o cadenas de oro por encima de la ropa. La diferencia es que los electrodos se los meten ellos mismos.

Solamente me puse a pensar en todas esas veces que parece que alguien baila, muchos creen que es feliz, y ya estaba muerto. Después me inventé a un prejubilado de Altos Horos, con la cuenta corriente llena, bailando en un resort de Punta Cana con el dinero que se le proporcionó por irse de su vida.

10 de noviembre de 2025

La música sin músicos. ( o cómo hemos llegado a Rosalía)

A los Stone Roses se los llevó por delante muchas cosas. Obviamente las drogas, creerse los reyes del mambo y sus propias luchas internas tuvieron mucho que ver, pero la imposibilidad de defender en directo el, para mi, glorioso disco Second Coming, fue una de las principales.


El valor de estos muchachos es haber creado algo nuevo, al menos en mi forma de ver el mundo musical. Ese sonido Manchester del que luego se apropió Oasis, hasta caminando con la misma cadencia del movimiento de hombros y desprecio para los demás, mientras vas en chándal, de Ian Brown.

Muchos críticos afirman, ya con perspectiva, que la imposibilidad de hacer un directo en condiciones con esas canciones fue el clavo principal de aquella banda.

Era el principio de los 90. Michael ya lo había revolucionado todo. Sin embargo una de las cosas que tenía Michael era la importancia que le daba a la música. Es cierto que quizá se puede determinar que fue uno de los principales artistas que convirtieron la experiencia del directo en un espectáculo y es ahí donde tiene parte de su valor. Aquellos que hacen algo nuevo o añaden un componente que permanece, son los grandes. Dicen que Bowie se quedó sorprendido al ver a Ozzy e hizo su interpretación de todo ello inventándose a Ziggy Stardust y que, con eso, empezó el Glam de verdad y el fenómeno fan tal y como lo conocemos ahora. (Porque no era un grupo de melenudos idolatrados sino una estrella que se comportaba como tal). Si ibas a ver a Michael podías ir por la música o por el show. La gira de Pulse, de Pink Floyd, era un jodido espectáculo pero te aseguro, porque yo estuve allí, que sonaba increíble y que cuando David tocaba lo sentías delante del pecho.

En Eurovisión todavía se actuaba con orquesta. Madonna lo observaba de lejos.

Sin embargo por alguna razón y antes de Milli Vanilli surgió una manera de interpretar la música que ponía más valor en el espectáculo. Anterior a ello es conocida la historia de la canción de Funkytown donde el productor puso a una rubia estupenda para hacer que cantaba mientras que en realidad era Cyntia Johnson quien había puesto la voz ( y el saxofon). Se hicieron giras por televisiones y ganaron una buena cantidad de dinero pero jamás dieron un concierto porque se hubiese descubierto el pastel. Esa vergüenza torera, que diría Rosendo, tuvo su mercado. A partir de entonces más de uno llegó a la conclusión de que una estrella de la música tenía que dar espectáculo y bailar medianamente bien pero que saber de música empezaba a ser secundario. Madonna, que es una reina, no canta bien. En muchos de sus directos hay partes bastante extensas sin músicos. Eso no quita que sean grandes directos ( la gira Confessions tour es brutal) pero se empieza a separar de algo musical. En 1999 se eliminó la orquesta de eurovisión y lo que sonaba era pregrabado. Ya estaba ahí el fenómeno djs, y me refiero a los que no llevaban discos ni nada. Con dos pen drive y una mesa de mezclas de aquellas que tienen un botón mágico que iguala los ritmos de la canción anterior y la siguiente, estaba todo hecho. De nada , Guetta. Un abrazo a Chikilicuatre.

Hubo un momento, en definitiva, en el que por una parte estaban los músicos y por otra las Beyonces, Gagas, Careys, Take That o BackStreet Boys. No digo que no canten, en absoluto. Robbie es un intérprete excelente, aunque crea en los Ovnis. Pero hay que reconocer que la música ya es lo secundario. A muchos de sus fans se la pela completamente que estén oyendo un disco grabado, que hayan pagado doscientos euros por ver un grupo de baile. Es algo parecido a lo que hacían las Vedettes. ¿Es Norma Duval o la simpatiquísima Bibi Andersen la antecesora de Madonna?

Si alguna vez has ido a un espectáculo de transformismo habrás asistido a un momento bizarro en el que un tipo, tipa o tipe aparece en el escenario con alguna canción de Rocio Jurado sonando. Se mueve por ahí haciendo que canta. Es lo que hago yo en el coche, sin emitir sonido alguno porque soy un cuervo mal afinado, pero con maquillaje y tetas falsas.

Ahora tengo la sensación que hay producciones bastante trabajadas que se venden en directos casi de la misma forma.

Me contaron, hace unos años, que un grupo de inversores disponían de dos millones de euros. Decidieron sacar rentabilidad y contrataron a músicos de verdad para producir un disco que pudiera suponer una fuente de ingresos abundante. Hicieron sus estudios de mercado y vieron que una especie de imagen de poligonera tenía un hueco en el mercado. Contrataron a una muchacha que lo había intentado pero sin éxito. Y ahí tenías el primer disco de Rosalía, de producción acojonante, vendiendo como churros. Obviamente llegaba el momento de defenderlo en directo y por más que he buscado no encontré actuación con músicos tocando en directo, al menos en las partes más complejas de composición.

Tengo un conocido, compañero de colegio, que trabajaba en televisión. Alguna vez le he visto haciendo que toca el bajo detrás de los artistas invitados y sabe de música lo mismo que yo de biología molecular. 

El último disco de Rosalía tiene, lo admito, una producción brutal por detrás. Hay un trabajo de orquestación, de mezcla y de ajustes como solamente una buena cantidad de dinero puede lograr. Sin embargo eso es algo que vale para el estudio pero, tal cual, es imposible defenderlo en directo. Supongo que a todas aquellas personas a las que la música se la pela este será un dato que no les impida pagar unos dineros excesivos por ir a ver el circo del sol que monte de gira y por ello jamás le pasará como a los Stone Roses, pero eso es porque es un producto y no un evento musical.

Siguen existiendo bandas y músicos, afortunadamente. Radiohead se ha plantado cuatro días seguidos tocando y logrando atmósferas a base de instrumentos musicales. La primera vez que vi a Maceo Parker me quedé obnuvilado solamente cuando afinaban y pasaba los ojos y los oídos de la trompeta al bajo y de la batería a los dedos de Maceo sobre el saxo. El directo de Dave Mathews Band en central park es increíble. El concierto de Counting Crows por los 25 años de August and Everything after. Alchemy envolviéndote con Once Upon a time in The West. Fools Overture en 1979. Killing in the name, en 1993. Prince en algún show de Las Vegas.

Claro que ahora hay conciertos que son el Circo del Sol. No lo llames música, hazme ese favor.

Dicen que si vas a casa de alguien y no tiene discos, no te lo folles. 
Si te dice que le gusta la música mucho y va a ver bailes con sonidos grabados en pen drives, tampoco.

Supongo que la única conclusión es que a todo se le llama música pero son cositas diferentes. En un caso lo hacen músicos y en otro, sin músicos, es un show con banda sonora.

A mi me sigue gustando sorprenderme al ver lo que son capaces de hacer personas con talento capaz de hacer que unas cuerdas, unas baquetas, un poco de aire a través de un metal y algún piano, sean magia irrepetible de ese preciso instante. No hace falta que recuerde a Freddy haciendo repetir sus coros entre el público de Wembley.

Dar la play lo puede hacer un mono pero un directo MUSICAL....

7 de noviembre de 2025

Inteligencia estadística aprendida artificial.

He leído que en realidad la llamada inteligencia artificial no es más que un entrenamiento a base de observar millones y millones de interacciones para aprender a responder lo que estadísticamente se supone que solicita el que hace la solicitud.

Es cierto.

Antes incluso de empezar la universidad encontré un libro (un momento que voy a buscarlo) que se titula "El hombre mecánico ( el futuro de a robótica y la inteligencia humana)". Lo que más me impresionó de ese libro era lo sencillo que resultaba inferir a una máquina una serie de respuestas que hicieran confundir a un ser humano. Actuar simulando humanidad es tremendamente fácil porque no hay más que repetir respuestas aprendidas que parece que infieren un alma (inexistente). En realidad no es muy diferente a comportamientos simulados guionizados que, si se hacen bien, convierten a actores en personajes creíbles.

Por supuesto que allá en 1988 se establecía como un tótem la imposibilidad de la creación de algo nuevo por parte de una máquina. Ahora, casi cuarenta años después, solamente se está a la espera de la llegada de la Inteligencia Artificial General, que se supone que sucederá en el momento en que ese paso mágico se produzca.

La pregunta, que es bastante obvia, es si esto último es posible.

La respuesta no es sencilla porque, y me vuelvo al principio, si todas las respuestas se basan en iteraciones conocidas llega un momento en el que se analizan todas y después no hay más. Los avances son mucho menores aunque invirtamos más y más en computación. Voy a poner un ejemplo que vas a entender: el cambio de no tener cámara a tenerla en el teléfono fue brutal. La diferencia de calidad de 1Mpx a 3Mpx era una locura. De 3 a 20 también, pero no tanto. De 20 a 50 se notaba en las fotos de noche y algún concierto. Pero de 50 a 100 casi no se nota y de 100 a 300 te tienes que fijar. Es como la tele en color, que cuando te ponen un partido de los 90 se nota viejuno pero se ven las faltas perfectamente.

A veces pienso que la inteligencia artificial tiene mucho de pretendiente. La mayoría de las veces uno interactúa ya no como es sino de la forma que estadísticamente ha aprendido que logrará mayor éxito. El amor de verdad, la verdadera inteligencia, es algo mágico indescriptible e imposible de entrenar. Aparece, como una chispa.

Podemos estar satisfechos y engañados en relaciones guionizadas aprendidas de mil películas pero eso, aunque confortable, no es amor.

Podemos haber aprendido a responder mezclando el conocimiento conocido, pero no será conocimiento nuevo ciertamente.

Podemos haber oído todas y cada una de las canciones que se han hecho desde siempre, pero no sonaremos a algo nuevo.

Todo ello excepto si quien crea que nos ama jamás se haya visto una buena peli, aprendido de aquel autor o escuchado aquel disco antiguo.

La inteligencia está, precisamente, en algo que nadie había hecho antes. Nadie había tocado como Jimmi, por ejemplo. Nadie creyó que fuera posible cegar y prender fuego a los barcos que asediaban Siracusa, pero Arquímedes lo hizo. Hay muchos imitadores de Elvis, algunos incluso mejores, pero él fue el primero. 

Para el ser humano medio la inteligencia artificial estoy seguro que es una tremendísima bicoca pero para la humanidad, aún, no es más que una herramienta que ha aprendido a darte la razón muy chula y estadísticamente contándote algo que ya le contaron a otro antes.

El First Dates de la inteligencia, quizá. O es Rosalía haciendo una producción excelente como si hubiera inventado la música clásica porque saben ( sus productores) que los fans no saben lo que es.

Lo que no es ni puede hacer es irradiar el sentimiento particular de Jeff Beck tocando la nostalgia infinita con una canción de Stevie Wonder.


6 de noviembre de 2025

Todas las estafas empiezan con un engaño.

Mi experiencia dice que todas las estafas empiezan con un tipo de engaño. Da igual que sea Toni Leblanc haciendo el timo de la estampita en las explanadas de la estación de Atocha sobre los años 60 o que tu prima esté enviando dinero a un supuesto Brad Pitt que se ha enamorado locamente de sus huesos. Más de un ticket del supermercado me lo ha pagado quitar publicidades que parecen en tus dispositivos electrónicos donde me aseguras que no has tocado nada.

Casi recién sacado el carnet de conducir me paró un tipo por una circunvalación de mi ciudad. Nervioso y apresurado me aseguró que me había pasado un accidente y, dado que yo soy imbécil, volví sobre mis pasos con mi utilitario con la intención de ver qué pasaba. Al llegar me aseguraron que el accidente lo había causado yo y cuando me pude dar cuenta ya estaba la policía levantando atestado. El testigo y el del coche magullado, casualmente colegas, afirmaban sin ninguna duda que yo manejaba mi volkswagen polo como Fangio obteniendo como resultado que ellos hubiesen colisionado. Dado que Fangio ganó cinco campeonatos del mundo ( entre 1951 y 1957) era lógico que no tuviera ninguna marca. Al final del proceso mi compañía le reparó el coche y es perfectamente obvio que caí, como un mirlo, en un engaño. ¿Una estafa?, si. Pero el inicio siempre pasa por el engaño.

El engaño puede ser más o menos burdo. Muchas veces apela al egoismo personal. En el timo de la estampita te crees más listo que el retrasado que te cuenta que se ha encontrado papelitos repes. En las criptomonedas es el ansia de ganar dinero a espuertas siendo más listo que el currante de tu vecino.


Por las mañanas, si soy sincero, aún soy de esos que viven ese traspaso de cadáver a persona, vía ducha, escuchando un antiguo transistor con las noticias del día. A eso de las ocho y cuarto suele aparecer un anuncio que me parece brutalmente miserable. Unas personas cuentan, emocionadas, que gracias a no sé qué empresa han pasado de pagar miles de euros en créditos a un poquito cada mes. No te cuentan por qué pero establecen la falsedad de que da igual lo endeudado que estés porque gracias a ellos no tendrás que hacer frente a tus pagos. Un poco más tarde, digamos a las nueve, se publicita una compañía de abogados que viene a decirte que sea lo que sea siempre tienes razón y que si te pones en sus manos tu jefe te pagará mas, el Corte Ingles te regalará la televisión de plasma y jamás pagarás una multa. Da lo mismo que fueras borracho, con un coche robado sin la ITV, en dirección contraria, con un jabalí muerto en el techo y atropellando a una abuela. Con "Lionel Hutz, abogados" se acaban los castigos.


En esos momentos me pregunto si alguien es tan sumamente idiota de contratar esos servicios pero después me llega Feli contándome que le han llamado para decirle que tiene un virus en el ordenador y que solamente les ha dado autorización a cobrar 5€ de la cuenta pero le han levantado 5000€. Que le mire el ordenador. Ella no quiere admitir que ha sido engañada, pero sí. Luego viene Juanjo que le ha llegado un mensaje, al que ha dado, en el que el Banco le pedía que cambiara las claves y, como es muy aplicado, lo ha hecho aunque fuera el Zantandé en vez de Santander. Hay quien se ha llegado a enfadar conmigo porque "¿como va a ser culpa mia?. Es el dispositivo que me has vendido, que se ha metido donde no debe".

Obviamente es de primero de naturaleza humana renegar de la responsabilidad aunque sea obstinadamente cierto el error o la mentira. Ayer configuré cinco teléfonos traspasando fotos y conversaciones de whatsapp de forma íntegra mientras una responsable del gobierno afirmaba que al haber cambiado de teléfono había perdido las conversaciones ( que podrían incriminar a su jefe). Lo decía, en sede judicial, con la misma seguridad de quien ha dado click en un mensaje de un pibón de 25 años que le asegura que se habia levantado esa mañana queriendo enseñarle un pezón a José Ramón. Pobre José Ramón, que en vez de un pezón ha instalado un programa que le bloquea el  terminal a cambio de 100€.

Es curioso haber pensado, en algún momento, que la posibilidad de disponer de casi todo el conocimiento a golpe de click fuera a hacer algo por mejorar al ser humano. Es un error haber esperado que todos los esfuerzos en educación fructificasen en una generación con criterio que se desquite de los errores de sus padres y abuelos. Al contrario. Ha sido mucho más poderoso el engaño que la lógica. Todavía existe quien, cerca de la jubilación, cree que si deseas algo mucho lo vas a conseguir. Le puedes decir que por mucho que yo entrene, lo desee con fuerza y me vea corriendo los cien metros, a mis 54 con la cadera reventada, en menos de diez segundos, no lo voy a lograr. Quizá hasta te lo compre, observando la forma de caminar con flow. Pero luego se van a manifestaciones contra la pobreza y pidiendo que todos ganemos diez mil al  mes. O veinte mil. O cien mil. En Nueva York ha ganado las elecciones un señor de menos de cuarenta prometiendo lo siguiente:

– Crear 200.000 pisos de vivienda social con impuestos a los ricos
– Supermercados comunitarios de propiedad municipal con alimentos asequibles
– Salario mínimo de 30 dólares la hora
– Cuidado infantil totalmente gratuito hasta los 5 años
– Autobuses completamente gratuitos en toda la ciudad
– Prohibir Airbnb y la subida del precio de los alquileres
– Reducir el gasto policial y transferirlo a programas comunitarios sobre salud mental y contra la pobreza

Le va a quedar una Barcelona preciosa. La misma que después de un gobierno que se ha "colau" la ha dejado muy por detrás de lo que era mientras te piden un amigo segarro. Lo curioso de todo esto es que cuando las cosas no suceden, cuando yo no hago los cien metros en diez segundos o se sigue pagando por el autobus o no se crean 184mil pisos siempre hay una excusa: la herencia recibida, el fascismo o una guerra algo lejos. O, lo que ya es una coña marinera: yo jamás dije eso.

Ya se nos ocurrirá una promesa nueva algo más imposible que las demás porque, en realidad, hay una mayoría que desea ser engañada y la democracia consiste en eso, mayorías. 

Pasa exactamente lo mismo que con los banners, las inversiones en criptos, el sexo brutal facilísimo y cualquier cosa gratuita para tí, porque te ha llegado una oferta solamente hoy. Pulsa aquí.


Todas las estafas empiezan con un engaño y hay demasiada gente deseando ( por soledad, pobreza, avaricia o ingenuidad) ser engañada.

Ah, y reacondicionado es de segunda mano. Hablemos con propiedad, MariTere.

4 de noviembre de 2025

El gran trasvase.

Como somos muy de poner nombres a las cosas ahora viene "El gran trasvase".  Básicamente se refiere a la pasta que van a terminar teniendo los que ahora son post adolescentes debido a que sus padres se vayan muriendo. No trabajes, no te esfuerces, quéjate mucho, habla de lo mal que está todo y aguanta como puedas hasta que se mueran tus viejos. En ese momento alquila el piso lo más caro que puedas, trinca la pasta para irte de viaje, vende las joyas, el coche de combustión y dedícate a vivir de las rentas. Te lo mereces. Si tienen, además, un piso en el pueblo ya eres capitán general. A tomar por el culo los máster, madrugar y obedecer a tus jefes. Cuatro criptos y mirar lambos verdes pistacho.

Dicen que el 50% de los mayores de 65 años tienen una vivienda. En realidad las estadísticas dicen que cada viejo que se muere deja unos 400.000 eurales. El porcentaje de gente con entre 0€ y 15000€ en cuenta son el 63%. A partir de 60mil€ tiene ahorrado el 2,3%. España es un cohete. Hay toda una generación esperando a que se muera la mama independientemente que una muerte sea un negocio para el gobierno, que también está a la espera.

Yo tuve un profesor de filosofía que afirmaba, con muchísima razón, que alguien que no tiene nada es la persona más peligrosa que existe. Después leí que la manera de controlar a una población era convencerles que si se mueven van a perder lo poco que tengan, aunque ese poco sea un Opel Corsa de tercera mano o, añado, la posibilidad de heredar el piso de la abuela. Una posibilidad es, en este caso, una especie de posesión. 

¿Para qué vas a cansarte si te están bombardeando con la idea maquiavélica de que el esfuerzo y el sacrificio no valdrán para nada, que la meritocracia es un invento del gran capital?. Esa idea tan miserable de intentar convencer a quienes se asoman al mundo real que da igual lo que se formen, esfuercen o trabajen es uno de los orígenes más certeros de una generación de desganados ultraformados. Conozco a quien ha estado estudiando mucho hasta más allá de los 40 para intentar, quizá de manera inconsciente, trabajar de verdad lo menos posible. No sé si era verdad que más del 70% de la juventud (desconozco si era un dato español u occidental) sueña con ser funcionario. También es cierto que existe un mito no escrito en el que una vez que tienes una plaza puedes tocarte el arco del triunfo con obscenidad absentista sin riesgo a perder el ingreso mensual. Es decepcionante, y eso lo digo como lo siento, que la mayor aspiración de la mayoría de la población sea vivir lo mejor posible rascándose el toto. España, que alguna vez es líder en algo, presenta una tasa de absentismo laboral cercana al 7,5%. Euskadi, ese paradigma del trabajador fiel e incansable, gana con en el 9% ( Andalucía el 4,8). (Como es lógico y haciendo honor a la búsqueda del votante hay quien , desde el espectro político y sueldo público, te quiere convencer que trabajas demasiado y decir que se falta demasiado al laboro es de fachas).

Muchos de los estudios que se centraban en la evolución humana hablaban del gen egoista. Eso se refiere a la necesidad natural de perdurar en el tiempo. Es eso que nos lleva a intentar emparejarnos con personas que parecen más sanas, fértiles o válidas. No en vano la trampa del tinte rubio tiene que ver con el éxito sexual debido a que las mujeres tienden a oscurecer su cabello y hay algo que nos dice que si es rubia es joven y si es joven es fértil. A Darwin le ha ganado la carrera Loreal, vive Dios.

Yo soy de esas personas, probablemente idealista, que vive con la esperanza de poder dejar algún tipo de legado. Al menos que alguien pueda decir, en mi próximo entierro, que las cosas están mejor después de mi paso por ese lugar llamado vida. Una vez alguien, reconozco que después de un coito que no recuerdo si fue más o menos satisfactorio, limpió la encimera de mi casa. Es un tipo de legado y la cocina estaba muchísimo mejor después que pasar por ahí. Mi padre, ya en el hospital del que no salió, se sentía suficientemente orgulloso que mi madre no fuera a tener jamás necesidades económicas. Eso le valía como satisfacción al esfuerzo y tiempo que no había empleado en su vida familiar o social pero sí como algo por lo que sentirse válido.

La vida, en realidad, debe de tener algún motivo.

Ninguno de nosotros, seguramente, vamos a inventar el led azul ( que es el led jodido de inventar) o la maravilla de los diferenciales autoblocantes. Yo jamás lograré escribir el libro que deseo. Quizá nos pase como a la inmensa mayoría de las personas, que se olvidan con facilidad. Pero no concibo que el único motivo de levantarse por la mañana sea no hacer nada hasta que se muera la abuela y me deje algo que, sin ser una fortuna, me pueda hacer creer que me arregla una vida a la que no le he prestado nada de atención.

Es cierto que una sociedad sin aspiraciones es el inicio de una sociedad muerta o una sociedad en declive. Es igualmente cierto que para cuando heredes, si es que esa es tu única aspiración, habrá cien chinos que hayan logrado salir adelante por si mismos.

"El gran trasvase" tiene mucho de final, de romanos tumbados comiendo uvas esperando que otros les den tierras conquistadas.


Pd: Pero qué voy a decir yo que con 24 le dije a mi señor padre que no quería nada suyo y que iba a lograr salir adelante por mi mismo. Me hice autónomo y me han dado hostias en lugares que no sabía que era posible. Cuando voy a reuniones de antiguos alumnos me rodeo de funcionarios gordos o trabajadores subvencionados que me miran con cara de "¿ves?, tu tampoco has llegado a nada". Quizá tienen razón, pero mi pequeña aspiración es ver si mañana, con un poco más de trabajo, al menos llego con mis recursos. Y si heredo, pues ya se verá. Pero jamás cuento con ello como si fuera algo que me merezco. También cometo el error de preguntarme el por qué de la mayoría de las cosas, de intentar adivinar cómo funciona de verdad el mundo o los engranajes. Es agotador y da perspectiva, aunque te quedes sin tiempo y no haya hecho un crucero por el mediterraneo.

26 de octubre de 2025

El minority report de la intolerancia (explicado con un filete).

Hace unos años, supongo que en momento de alguna moda, nos disponíamos a comer en un restaurante del centro. María, que siempre fue una de esa personas que van de aqui para allá intentando convencerte que su decisión de este mes es la mejor, había iniciado su cruzada vegana. En realidad me daba un poco igual porque dos meses antes había asistido feliz a cenar, junto con el resto de las personas que nos juntábamos, unos filetes de dos dedos de grosor que me había regalado un buen cliente carnicero. Ella, como buena mujer corporativa, se definía intensa con las cosas de nuevo cuño. A saber: hizo un blog, porque en aquella época se llevaban los blogs, ensalzando a la empresa que la despidió después y contra la que se llegó a manifestar acusándoles de todo lo contrario de lo que la hemeroteca (suya) contaba que no hacían. También le dio por gritar enfurecidamente contra los toros lanzando cosas a quienes iban libremente a los toros, que es un grupo al que había pertenecido años antes. En otro momento de su vida miraba con muchísimo desprecio a quien llevaba abrigos de piel pero antes tuvo problemas de liquidez por su afición a comprarse bolsos de trescientos euros. Reconozco que nunca fue mala persona pero sí que se descubría como alguien de criterios extremos, contrarios y excesivos que jamás se quedaban en el medio de nada.

El caso es que yo pedí un filete.

En el momento en que me pusieron el plato sobre la mesa ella me miró con asco. Ahí estaba, con su brócoli o lo que fuera, esperando el momento en que fusilarme con su argumentario. -¿Cual es el problema?- le dije. -Mira- y empezó con un tono de superioridad intelectual que no iba bien- Si vas a cometer un asesinato y una salvajada te tengo que pedir que no lo hagas delante de mi, Si te vas a comer eso- que reconozco que tenía una pinta fenomenal ya que todavía lo acompañaba un juguillo caliente- me veré obligada a marcharme.

Como es lógico, y dada mi naturaleza, le quise recordar que el ser humano lleva comiendo carne millones de años y que, de una forma absolutamente tolerante, a mi me la traía completamente al pairo lo que ella se fuera a comer de la misma forma que yo no la iba a obligar a probar mi filete. Entonces hizo la siguiente analogía brutal: "Como comprenderás hay cosa que una persona de bien no puede tolerar. Si te vienes a comer con tu esclavo negro descalzo, sujeto con una correa de pinchos en el cuello y me dices que no me obligas a tener un esclavo, yo no debo de tolerar esa barbaridad. Con este caso es exactamente lo mismo". Se quedó muy satisfecha de su argumentario convencida que su notoria intolerancia resultaba ser la opción más adulta, digna y satisfactoria para el mundo mundial. Que, obviamente, iban a crecer más flores, reducirse el agujero de ozono, nacer terneros felices y acabar con diez o doce guerras.

Me comí el filete.

Me dejó de hablar y sé, porque miro de reojo al mundo alrededor, que en algún momento me ha podido acusar de homófobo, fascista, racista, machista y algún que otro -ista que viniera a cuento. Por supuesto, y de eso no hay ninguna duda, yo soy el intolerante miserable que no fue capaz de actuar como persona razonable.

Esa es una anécdota que ha vuelto a mi mente de manera recurrente durante los últimos tiempos. No por la actitud psicótica de una activista de la moda intelectual hace unos años sino por la tremenda similitud con discursos de guerra, censura y desprecio social que vienen de lugares que anteriormente se definían como paradigmas de la pluralidad de pensamiento. Conozco a quien le han intentado cancelar, le han apartado de una cuadrilla y le han acusado de fomentar el asesinato de niños árabes por decir que Ada Colau se está convirtiendo en el rubio de los Pecos.


Nuestro querido ex vicepresidente hizo unas declaraciones la semana pasada diciendo que controlar RTVE por parte del gobierno y poner a los suyos está muy bien porque si no lo hacen los buenos luego vendrán a hacerlo los malos. Su señora esposa, maravillosa defensora de la paz en el mundo ( no a la guerra pero la de Rusia un poco), ha arengado una intervención militar contra Israel para matar a los malos a manos de los buenos. La universidad, que debería de ser un lugar de expresión de ideas libre, ha demostrado varias veces a lo largo de los últimos tiempos que existe un poderoso ejército de personas de bien a favor del entendimiento entre las personas radicalmente en contra de que quienes no piensan bien tengan posibilidad de expresarse en libertad. El peor feminismo que existe es ese que jura que las mujeres son libres de hacer con su cuerpo y su vida lo que quieran pero no pueden participar de la gestación subrogada, ser modelos, cocinar para sus parejas o preocuparse demasiado por su aspecto. Nunca he entendido ese "tu eres libre de hacer lo que yo te permito" pero seguro que Bildu me lo  puede explicar susurrándome con amor, en la nuca, los motivos por los que hay que prohibir a los que no toleran a quien no piensan como ellos.

Probablemente hemos visto de una forma tan clara las tropelías de la Alemania Nazi o aquellas cosas que hizo el franquismo. Así que los de la derecha brutal, (aquella que mataba negros, acuchillaba maricas, señalaba y gaseaba judíos, metía en la cárcel a gente por hablar euskera o sacrificaba a los bebes menos sanos) no existen. Yo no conozco, aunque alguno habrá, a ningún chalado que haga cualquiera de esas cosas. Pero sí que conozco a quien cree que está perfectamente bien hecho cerrar un medio, golpear a quien no piense igual, prohibir la libertad diferente o incluso vandalizar a un comerciante que no rotule en el idioma adecuado o tenga un apellido de origen que no te guste. No vamos a hablar ahora de los que deciden que la mejor manera de pasar la mañana es joder un cuadro de hace 300 años porque les han contado que un español, hace 500 años, se folló a una colombiana que no  había consentido la relación. A ver si los romanos no se cepillaron sin consentimiento a una lozana de Albacete cuando llegaron y no voy yo a quemar el Coliseo.

Últimamente, y eso es peligroso, asisto estupefacto a actos de censura, intolerancia y hasta violencia por parte de personas que me dicen que lo hacen por la libertad y que además, se sienten orgullosísimos de ello. Están esperando, como Samantha, que les den una buena medallita institucional y, a ser posible, un billete de vuelta en Bussiness y una pensión pública.

Es perfectamente conocido que, tal y como pasó con aquel filete, en el momento en que te plantas e intentas hacer ver el acto de infame imposición que se está intentado cometer, se certifican en lo necesario de su acción y el violador, eres tú.

A ver si vamos a terminar prefiriendo a alguien que te dice que es un hijo de puta y se comporta como un hijo de puta a otro que te jure que es un adalid de la pluralidad y luego se comporte como un hijo de puta.

Anteayer echaron a patadas a un tipo que fue disfrazado de oficial Nazi a una fiesta de Halloween, donde se supone que se va vestido de algo que de miedo. Alguien me comentó que el disfraz fácil y eficiente de este año es ponerse un pasamontañas, una cinta verde en el pelo, un cinturón con granadas y un fusil de bandolera, 

Llevo un tiempo diciendo que la misma lógica de superioridad moral que hacía el chiste de "obreros de derechas" puede decir ahora que es absurdo ser "LGTBQ+ a favor de las leyes árabes", pero si lo dices alguien se va a sentir con el deber moral de reventarte a hostias y, además, se va a sentir orgulloso de ello. Aunque luego sea el mismo esquizofrénico paranoico,

Es jodido ver, quizá desde fuera, lo orgullosos que están algunos de hacer lo que critican en los demás. A veces incluso porque suponen que los otros, que solamente se preguntan el por qué, lo van a hacer. 

Si pones en duda cualquiera de las cosas que yo pienso eres un fascista miserable asesino cabrón. Es el minority report de la gilipollez dictatorial.

Y, joder, Ada, la marinera, se parece al rubio de los Pecos una barbaridad.


Pd: el problema es que como la sociedad es estúpida y pendular, tenemos un riesgo cierto que no tarde mucho en pasar lo mismo desde el otro lado. Al fin y al cabo si hemos tardado 90 años de gasear a quien no piensa bien a aceptar que matar a un facha es un acto de bondad... quizá en veinte volvamos al otro lado. Más o menos cuando los niños de ahora se conviertan en niños con cargos y se rebelen contra un poder absurdo que les criminalizó injustamente cuando eran menores.  Lo sé. Carezco de esperanza en la capacidad intelectual humana, salvo para piratear el fútbol o ver porno gratis.

Pd2: al que me saque la paradoja de la intolerancia de K. Popper, le reviento.

22 de octubre de 2025

Mr Wonderful, la quiebra (y Luis Aragonés).

Mr Wonderful se muere.

Deben casi 7 millones de euros y todo indica que se van al garete. Angela y Javier, mientras preparaban su boda, hicieron unas invitaciones chulísimas y positivísimas que gustaron tanto que decidieron lanzarse al mundo de la creación. No en vano eran diseñadores gráficos y gente feliz. Aquello era 2011.

Se pusieron a vender sus cositas por internet y les iba tan bien que decidieron dar el salto al comercio global. Hicieron colaboraciones con todo lo cool. Hasta lanzaron una línea de preservativos.

En 2016 facturaron 30 millones de euros. Un 25% desde redes sociales e internet. 150 empleados en 2017, 1800 puntos de venta, 40 comercios franquiciados. Todo chuli, no lo vamos a negar.

Entonces llega el momento excusa y la excusa son dos: que en internet los márgenes se reducen muchísimo y que la pandemia hizo que vendieran menos. Al menos eso es lo que dicen las fuentes acreditadas.

No me escondo si soy de los que creen que el futuro es la publicidad escéptica. Yo regale a mi sobrina, en su época de negatividad adolescente, una taza que ponía: Nadie Te Quiere. Soy un fan de la empresa de publicidad en la que Dudley Moore prepara una campaña sobre los coches Volvo , cuando eran suecos, con el eslogan: Feos pero seguros. Crazy People, se llamaba la película. El truco de su éxito, en la ficción, era decir la verdad.

La verdad, tal cual, no suele ser una estrategia de éxito. La sinceridad, y es un buen momento para recordarlo, consiste en decorar la verdad de una forma que salvaguarde los sentimientos de aquellas personas que te importan.

Los extremos, como en todo, son mentira.

Nadie es tan malo como para levantarse por la mañana buscando las formas de generar dolor por el dolor. Nadie sonríe al lechero , al cartero y al policía. Visto desde ese punto de vista y basándonos exclusivamente en cuestiones de marketing, Mr Wonderful era un negocio basado en una mentira. Debo decir que si le regalé una taza a mi sobrina significaba que al menos una persona, yo, la quería un poco.

A mi personalmente siempre me han producido urticaria las frases de coach barato de Mr Wonderful. Eso de "Levántate con una Sonrisa", "Hoy va a ser un dia fenomenal", "Sonríe que la vida vuela" atenta contra la realidad. Si me despierto en invierno, aún de noche, con dolor de espalda, un catarro incipiente, unos granos fruto de una alergia y me dices : "Lo único imposible es aquello que no intentas" te reviento de una hostia en la cara.

También es verdad que para decir frases de besugo no hace falta ser una empresa internacional. Conozco a quien montó un bar y quebró, puso otro bar y tuvo que cerrarlo. Después cogió un bar en funcionamiento y acabó en concurso de acreedores. Ahora da charlas sobre emprendimiento hostelero. Junta a personas, que sorprendentemente pagan por oírla, y les explica las fases del éxito en unas diapositivas con colores pastel. Los reyes del intrusismo en la psicología están a tres likes de aparecer antes de los videos de Youtube vendiéndote sus cursos de autoconocimiento feliz. Existe un mercado, que hace años monopolizaba la religión, de personas crédulas necesitadas de oír que van a ser felices siguiendo doce sencillos pasos. The Secret fue un libro de éxito que, como todos los libros de autoayuda, solamente colaboran en la felicidad económica del pastor.

Una de las cosas que se conoce poco es cuando, siendo ya una empresa de las de verdad, Mr Wonderful intentó llevar a juicio a todo el que hiciera frases positivas casi como si la ñoñería infinita fuera propiedad intelectual de una marca. Probablemente, quiero pensar, harían reuniones creativas a primera hora de algún lunes, quizá con resaca, en donde el jefe tendría que dar algún golpe en la mesa mientras grita: "¿Pero es que no hay cojones de sacar una puta frase positiva en esta empresa de vagos?". O , yo que sé, no creo que te mandaran frases positivas en la carta de despido: "Tienes un bonito futuro delante ( pero aqui no, inútil)". Porque la vida real no puede ser felicidad todo el rato, y mucho menos en la empresa cuando debes 8 millones de euros.

Otra de las cosas que tiene la felicidad empalagosa encremada de merengue es que termina saturando. Es probable que en 2011 viviéramos en una sociedad que necesitase, como un niño magullado, que le dijeran cosas chulas aunque fueran mentira. El problema es que después, como con los políticos populistas, descubres que son mentira, que no funcionan y tu decepción es doble. En 2011 aparecieron con fuerza dos grandes mentiras, preludios de decepciones: el 15M y Mr Wonderful. Casualidad. Casualidad también que estén prácticamente en quiebra dos creadores de frases molonas que te intentan hacer creer que eres mejor persona de lo que eres en realidad y que deseándolo mucho se puede cualquier cosa. Solo han tenido que pasar unos años y la realidad.


A veces se nos olvidan las enseñanzas de Luis Aragonés. Nadie ha dicho jamás que fuera un mal tipo y muchos de los jugadores a su cargo han afirmado que lograba sacar de ellos el máximo. Una de sus frases más conocidas es: "Digo más veces vete a tomar por culo que buenos días". Esa sí que es frase para una taza. 


21 de octubre de 2025

Escondiéndose en 1985

El pasado es un lugar del que aprender y también un sitio en el que esconderse cuando el presente te supera sin tener ninguna perspectiva de futuro.


De alguna forma casi todas las generaciones han tendido a esconderse en esos momentos en los que fueron felices. De alguna forma, también, suelen asociarse a esa edad de descubrimientos que se encuentran en ese espacio de tiempo entre dejar de hacer lo que dicen los padres y tener que hacer lo que obliga la vida.

Ahora que mi señora madre tiene mucho más claros los recuerdos de su infancia soy capaz de ver en sus ojos un poco de luz cuando se ubica en los años cuarenta y cincuenta. Los bailes y quizá un poco de resquemor de ese del que genera el "qué podría ser". Es ahora cuando, quizá por la incontinencia verbal que le da superar los 93, hemos conocido a Enrique y a Paquito. Paquito fue un muchacho que le regaló una medalla con su nombre antes de irse a la mili.  75 años después hemos encontrado esa medalla y ella, sin ningún rubor, nos confesó que era un pretendiente que tuvo pero que, al volver de la mili, dejó de parecerle interesante. Enrique, por el contrario, fue un chico con el que salía a bailar antes de conocer a padre. Cuando mi tía, gemela de madre, falleció, descubrimos una pequeña pulsera, supuestamente de plata, con su nombre y una fecha. La guardaba entre las piezas supuestamente valiosas y es más que probable que, aún sin valor dinerario, tuviera una significación importante en su vida. 

Sin embargo todo eso se corresponde a una generación sin impacto global. La juventud de los años cincuenta en España era radicalmente diferente a la americana, la británica o la polaca. Quizá fue la de los setenta la que empezó a igualarnos mundialmente. El cine, probablemente, y la música empezaron a igualarnos, al menos en influencias. Los Beatles fueron, quizá, el segundo fenómeno mundial por detrás de las grandes películas. Un señor de Ohio y tu tío el hippy que se había ido a Londres habían visto a Gregory Peck en el final desgarrador de "Duelo al Sol", aunque fuera del 46. Los Rolling, los vuelos intercontinentales, el crecimiento de la clase media, el turismo y la publicidad hicieron de nuestro mundo un lugar mucho mas pequeño. La ventaja es que si te gustaba La Guerra de Las Galaxias podías encontrar a un tipo en Trieste tan apasionado como tú, aunque fuera del lado oscuro.

Así que si bien nuestros hermanos mayores nos intentaron aleccionar sobre los fenómenos globales y lo buenos que fueron los tiempos pasados, hemos sido el ejército que maduró entre los 70 y los 80 los que  jugamos inconscientemente a imponer nuestros recuerdos a la conciencia global. No porque fuera mejor o porque después no hubiesen suficientes "tips" sino porque somos mayoría. Nuestros padres, al descubrir que podían mantener una familia, se dedicaron a tener hijos. Nosotros, al vernos incapaces de convertir en realidad nuestros sueños, nos acurrucamos en posición fetal delante de la televisión consumiendo una y otra vez Los Gonnies, Regreso al Futuro, El Equipo A y La Abeja Maya. Ni siquiera lo puntualiza la terrible sensación que tuve, después de conseguir todos los capítulos de Mazinger Z, lo horribles que me parecieron aquellos dibujos en comparación con el recuerdo de mi cerebro.

En el recuerdo amable, por cuestiones psicológicas, todo parece mejor. Mi abuela, que sacó adelante a una familia tras la guerra civil, era de las que afirmaba que con Franco se vivía mejor porque aquello coincidió con sus mejores años. Carlos, constructor ya fallecido burgalés, afirmaba, sentado en una silla de ruedas frente al mar, que la época de Felipe Gonzalez fue la mejor y lo fue porque supusieron esos años en los que ganó dinero y estableció las bases que luego sustentaron a su descendencia.

Lo que no hicieron ni mi abuela, ni Carlos, ni mi madre fue ese desparpajo moral de creer que lo suyo era mejor que lo anterior y lo siguiente. Ese es un pecado muy boomer: creer que lo que te gusta a tí debe de gustar al resto del mundo. No hay maldad sino inconsciencia. No es válida ninguna afirmación que lleve implícita la mayoritaria aceptación del público. Cuando Los Pecos llenan estadios no significa que sean mejores o peores sino que han hecho recordar a María del Carmen cuando estaba enamorada del moreno y cómo le rompió el corazón leer en el superpop que se había cortado mucho el pelo cuando se tuvo que ir a la mili. Somos capaces de endulzar ese recuerdo en el que jugábamos con una supuesta espada láser y magnificar los machacones estribillos de la época del pop. Hemos eliminado del cerebro el escenario gris de muchas de nuestras ciudades, los Seat 131 Supermirafiori aparcados en cualquier sitio y la gente fumando en El Corte Inglés. Se nos pasa muy por encima la lacra de la heroína y el Sida. Lo que nos queda es Madonna vestida como una mamarracha cantando Like a Virgin en una góndola y creemos que haber jugado en el barro era algo maravilloso. Que los columpios sobre cemento eran una fórmula de fortaleza contra los suelos de tartán de los flojos de nuestros pocos hijos de cristal.

Así que, siendo mayoría y habiendo edulcorado los recuerdos, nos hemos propuesto imponer aquella visión sesgada de los ochenta a todo el que tenga un ojo puesto en cualquier medio social de comunicación global. Los promotores, sabiendo que somos especialmente débiles, nos traen de nuevo a todas aquellas bandas y artistas que ahora se arrastran por escenarios repitiendo sus ancestrales éxitos. Todas las giras de los Rolling son la última.

Más de uno, de dos y de un grupo de gente capaz de llenar cualquier estadio, ha decidido esconderse en una época que ya no existe y que quizá no existió nunca tal y como la recuerda.

Hay toda una generación intentando esconderse en la época en la que cree que fue feliz. Aunque Thriller fuera del 82. Purple Rain, del 84. Pero eso no quita que la más brillante actuación conocida fuera la superbowl del 2007.
 
Dentro de 5 años los ochenta cumplen 50.
Dentro de 50 no sé qué parte de lo que estamos viviendo ahora estará idealizado.