Mal dia para buscar

14 de noviembre de 2016

Dar la cara es la mejor manera que te la partan.

Hay estrategias que siempre funcionan, consejos que nunca fallan. Uno es: "dar la cara es la mejor manera para que te la partan".

Pensemos en una compañía aérea. Un tipo, en un despacho, valora la manera más eficiente de ahorrar queroseno y de reducir los costes en cada aeropuerto con el resultado de dejar en tierra, poseídos por los retrasos a miles de pasajeros. Él está en su casa comiendo nachos y una buena chica, con su contrato precario, es insultada por barbudos indies que hablan de la confabulación de las grandes empresas contra su libertad a volar dignamente.  Detrás del mostrador a quien le parten la cara es a quien la da porque a alguien hay que partírsela.

Pensemos en Facebook, que ha matado por error a varios miles de usuarios. No se deja de usar la plataforma sino que se le da publicidad y se va a la tienda de informática del barrio, que es donde realmente te solucionan los problemas, a gritar que ese ordenador está defectuoso porque no sale en pantalla lo que está deseando el usuario (es un caso real). En ese momento intentan partirme la cara y por mucho que pongo cara de circunstancia y soporto las impotencias del cliente hay una parte de mi que considera que estoy soportando algo más de lo que no merezco.

Pensemos en los mecánicos de Volkswagen cuando alguien les pide explicaciones por el cambio climático o en un vendedor de Samsung después que un tambor de lavadora salga disparado como una peonza en medio de la cocina asesinando al perro. Como el responsable real no quiere dar la cara habrá que partírsela a otro, al que esté. "De quien te vengabas cuando estabas a mi lado"- dice una canción pop. "Donde van los mensajes que no mandas"- dice otra descarnada canción de fin de ciclo.

Una actitud bastante común en medio de una ruptura, en ese punto en el que no hay energía para poner las cosas en su sitio casi como si la entropía se hubiera disparado, es dejar de responder. "Voy a echarte de menos"- y no obtener respuesta. Llamar y oir cómo suena y suena pero nadie responde. He estado en los dos lados, lo reconozco, pero también he estado en el tercer lugar, en el que recibe las hostias por la mierda que ha esparcido otro. También, dada mi edad y mi absoluta tendencia a interesarme por mujeres que estén tan taradas como yo, he tenido que lidiar con la cicatrización de las heridas que no hice y muchas veces me han buscado porque soy, precisamente, el compañero perfecto para ahondar en una pena que viene de atrás. Hay personas que te eligen porque te pareces tanto al anterior que es seguro que vas a cometer el mismo error. Claro que eso es otra historia en el comportamiento humano tendente a la autodestrucción o poseído por la aquitifobia.

Lo curioso y lo único que intento decir con todos estos ejemplos es que no somos capaces de gestionar nuestras frustraciones y que nos importa bastante poco contra qué o contra quien mientras sea violento, mientras sea un agujero por el que sacar nuestra frustración. Da igual quemar un banco público porque ha perdido nuestro equipo, gritar a la chica del mostrador, insultar al informático, al mecánico o culparme de tus heridas de antaño. El único patrón que se repite es que le parten la cara a quien está. No he visto nunca al dueño de Zara gestionando una reclamación y he visto, sin embargo, mil clientes enfadados volviendo a comprar donde les hicieron daño, algunas personas volviendo al lugar donde juraron que jamás iban a volver. Es un patrón de comportamiento humano que tiene que ver con el trabajo y las excusas, la verdad, aceptar que lo bueno nunca es tan bueno como habíamos soñado y que aunque queramos ser el centro del mundo el truco está en hacer un diagrama de Venn. Hay aviones que no vuelan porque queremos volar por dos euros de forma transoceánica y hay parejas que no vuelan porque los dos quieren ser alas y ninguno fuselaje.

Y, mientras, el teléfono deja los mensajes de amor verdadero abajo en el tiempo, en la bodega de carga del avión.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

... Hasta que resetees el teléfono o lo cambies por uno nuevo. Entonces, hasta el amor verdadero desaparece.

Alberto Secades dijo...

Esto encaja a la perfección
https://www.youtube.com/watch?v=5g0dFrgGil4&feature=youtu.be