Mal dia para buscar

29 de julio de 2016

El apendice del grupo (con móvil)

!Qué bonito el verano!. ¡Qué bonitas las noches al atardecer con una cerveza, los pies descalzos, el buen rollito, los cuerpos turgentes, el moreno incipiente y las conversaciones locas sobre cualquier tema!. Pero, joder, ¡qué bonito!.

Qué buenos estamos todos, cómo nos brilla la cara, cuánto nos queremos y lo que nos molamos. Si fuéramos una manada de perros retozaríamos continuamente con la lengua fuera y cara de felicidad, porque los perros tienen caras de felicidad y los gatos, de complacencia. Es una escena de anuncio: una cala, el sol cayendo a lo lejos, la amistad, la exaltación de la amistad y alguien que pregunta que quien era el que cantaba aquella canción de la infancia, ese recuerdo reconfortante que es la excusa para ir a las anécdotas de aquella época más feliz. Entonces, como si fuera una hostia en la cara, el gilipollas de turno saca el teléfono y busca en la wikpedia, en youtube, en twitter o donde cojones le apetezca y te estropea tres horas de charla. Baja la cabeza al teléfono, lo toca como si fuera un hacker de mierda, sonríe, lo pone en la cara de todos como una biblia de un testigo de jehova en la puerta de casa y da al play. Y es esa canción, si. A todo el puto volumen. A la mierda el atardecer.

¿Quién metió más de tres goles con la espinilla en el mundial del 78?. Y lo busca. Si hablas de una china con tres tetas, saca la foto. Si toses te graba y saca una aplicación que dice que tienes un enfisema. ¿Te puedes estar quieto con el puto móvil, cabronazo?. Es trader, médico, informático, mecánico de coches, rey del bricolaje, hacker, visionario, analista, politólogo. Es directamente del pueblo de Tolosa, donde, a golpe de buscador Tólosabe.

Es el imbécil que va buscando precios más baratos en otras webs cuando salimos a comprar, el que usa una aplicación que te habla de la cantidad de grasas transgénicas de las patatas fritas que te estas comiendo, el que monitoriza los kilómetros que hemos andado o el tiempo que llevamos en esta terraza. Es el que juega a traducir al polaco los carteles de las playas haciéndoles una foto. El que te cuenta que el viento, a partir de las 20:16 cambiará a nor noroeste. El mismo tipo que para decirte que ha llegado manda una foto de satélite con un punto rojo encima y la localización gps. El que saca parte de una conversación de hace dos años para recordarte lo que dijiste, como si lo supiera de memoria. El que se ve los tutoriales en latino de cómo hacerse una gastroscopia de una forma barata y eficaz.

El que vive socialmente con un apéndice llamado móvil su vida social y el apéndice, cuando se pone malo, se quita. O apagas el teléfono, o dejas de fastidiar con él o te vas a tu puta casa a buscar pokemon.

4 comentarios:

Alberto Secades dijo...

Si amplías tu rango de estudio para incluir imbéciles, además de estúpidos, la búsqueda será eterna.

¡Que les corten la cabeza!

Ina Blackwood dijo...

Compadéceles, son el equivalente adulto al niño que incordia para captar algo de atención.

Cárol solamente dijo...

Y de dónde sale tanto odio?

Cárol solamente dijo...

Y de dónde sale tanto odio?