Todos los días, a las 21h30. llamo por teléfono a mi madre. Me la imagino al lado de aparato, sentada en la esquina del sofá mientras la televisión la distrae de ver pasar los minutos entre las 21h15 y las 21h29 que es cuando, sumida en la misma inquietud del fan que ve cómo se apagan las luces para que aparezcan sus artistas, empieza a mirar la pantalla monocromática. Después se hace la despistada y espera noticias del mundo exterior, me dice que me quiere cuando hay una pausa y hablamos de las noticias de la prensa. En ese momento, jubilada arquetípica, se queja y habla de lo mal que está todo, de que no hay ningún programa bueno de televisión y de que todos los políticos son unos ladrones.
-No hay que generalizar, mamá- le digo.
Y entonces, esquivando la obviedad de mi argumentario y sabiendo que no se ha saltado una sola consulta electoral desde que estamos en democracia, vuelve a los casos que le bombardean desde los medios llegando incluso a la conclusión de que éste es un pais lleno de miseria moral característica. Sigue en su imagen de costra estatal por la que los franceses, los ingleses y todos los demás, nos llevan una gran ventaja en cuestiones de solidaridad, responsabilidad y limpieza, porque la limpieza es muy importante para una jubilada. "¿Comes bien?"- me pregunta después.
Una de las cosas que dicen que tiene la manida crisis es que por fin y sin que sirva de precedente empieza a verse, allá por el horizonte, una cambio de actitud en gran parte de las personas. Dicen que cambian los hábitos de consumo, que existen unos segundos de reflexión antes de hacer la próxima gilipollez y que las familias comen más comida hecha por ellos mismos con lo que es probable que haya un repunte en la salud de la población. "Como bien, mamá"- respondo. "También hago más deporte"- porque el deporte es gratis, excepto si la equipación deportiva es más importante que el desgaste físico.
-Los deportistas son más guapos- sentencia sin recordar a los lanzadores de peso de la Europa del este de los años 70 y a las competidoras de Halterofilia (que, como todas las filias, me produce repelús)
Entonces me doy cuenta que yo, como si empezara a ser una copia de mis progenitores, he empezado a generalizar sin darme cuenta que algunos estudios afirman que ésta generación que ahora se acerca o sobrepasa por poco los 40 tiene una gran probabilidad de morir sola, sin llamadas de teléfono y sin nadie que le diga que está generalizando. Es un hecho demostrable que cuanto mayor es el número de personas que nos rodean mayores son las burbujas que nos creamos para aislarnos de los demás y mayor la soledad que nos embarga. La mera observación de las redes sociales y de los selfies grupales catalizada por el eco del click en la habitación es un componente de riesgo.
Hay que entretenerse para no pensar. Hay que escribir comentarios, participar de las festividades, creerse un generador de opinión, dejarse llevar por el marketing y lo que mola, lo que es cool. Saber lo que significa LOL y WTF. Apostar por las bondades absolutas y criticar las maldades malísimas. Ser un TROL de internet sin serlo, sin reconocer la delgada línea roja que hay entre una cosa y la otra cuando, en realidad, tampoco somos mucho y juntos lo somos todo pero nunca estamos juntos en realidad.
Así que la policía de NY ha decidido darse un baño de multitudes y pedir a todos esos que usan las redes sociales y generan extraños estados de opinión que les envíen fotos que demuestren los estupendamente bondadoso que es cuerpo de seguridad (y "cuerpo de seguridad" no se refiere a ese teléfono que nunca falla). Las personas, poseídas por una generalización parecida a la que tiene mi madre con los políticos, han mandado miles de imágenes que hablan de brutalidad policial y malos tratos, que hablan de lo malísimo que es darle una porra y una pistola a un americano obeso, inculto y al que seguramente le han pegado en su infancia, para mantener supuestamente el orden en una colmena llena de hombres justos.
Porque existe una manera de creer que todos los hombres son justos, todos los militares asesinos, todos los policías fascistas, todos los perros buenos, todos los cazadores malos y todos los negros bien dotados.
En realidad ya no hace falta ser jubilada para generalizar, para simplificar la realidad, para creer las mentiras que nos hacen sentir que tenemos razón global sobre la verdad. Todos, absolutamente todos los que __________ son unos ________, y los demás dirán que el video de Amaral es un ejercicio de valentía cuando es un ejercicio de generalización simplista.
Y después, cuando se sientan inseguros, llamarán a la policía que, como tú y como yo, es básicamente bondadosa pero de vez en cuando comete alguna maldad o alguna equivocación.
Ni siquiera los sistemas operativos funcionan bien siempre. Quizá el microondas, hasta que meto un poco de papel de aluminio. Quizá un hombre santo, hasta que le meten el dedo en el ojo.
Se soluciona con una llamada a casa, a las 21h30.
2 comentarios:
Jajajaja tocado y hundido, moriremos solos devorados por nuestras mascotas...
Nunca como ahora, el ser humano promedio ha sido tan libre y ha tenido acceso a tanta información.
¿El resultado? Cerebros empantanados en los mismos prejuicios de siempre (que son los motores de la generalización, entre otras cosas).
Habrá que esperar el próximo meteorito que, al igual que pasó con los dinosaurios, nos sustituya por alguna especie más apta.
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