Mal dia para buscar

2 de enero de 2013

Un millón de tontos.

El pais titula: Un millón de españoles despilfarra su talento. Y se quedan tan tranquilos. No sé que es peor, si ser tonto y malvivir o ser un tipo listísimo que se dedica al esclavista acto del victimismo y va, albergue por albergue, enseñando su cociente intelectual a cambio de unas alubias.

En realidad nos encanta ser unos mártires. Desconozco si es un problema mediterráneo, como la dieta. Desconozco si es cierto que estamos rodeados de mentes preclaras pero nos da verguenza demostrarlo.

Yo no soy un tipo inteligente, aunque mi madre dice que soy listo (que no es lo mismo). No sé bailar bien ni sé comer con las manos. En cuestiones sexuales estoy lleno de fantasmas y limitaciones, pero intento ser altamente complaciente. Dicen que ronco y nunca fui nada flexible, ni siquiera en mis años de algarabía atlética. Reconocer abiertamente todo esto, en vez de dejar todo lo demás para grata sorpresa de quien correspondiera, me ha supuesto más de una negativa previa, como si fuera una renuncia preventiva. Tengo un conocido que hace lo contrario y alardea, como un pavo con las plumas extendidas, de las enormes capacidades sexuales que es capaz de desarrollar. Insiste continuamente sobre ello y repite lo bien que folla, lo rápido que conduce y la velocidad a la que termina los sudokus. Sé positivamente que no ha hecho un sudoku en su vida pero he de admitir que ese tipo (que es bajito, contrahecho y algo grimoso) me ha dejado abandonado (siempre por una mujer más alta y guapa que el) todas y cada una de las veces que salimos juntos a tomar algo por la costa cántabra.

Dicen, en el artículo, que las sociedades soviéticas elegían a sus niños más inteligentes para formarles como los dirigentes de las sociedades del futuro. No dicen lo mal que le salió a la unión soviética la lucha contra el tontísimo capitalismo que se alimenta de los programas que defeca la MTV cada vez que aparece en un zapping. Dice que hay un altísimo porcentaje de niños superdotados que se esconden en la mediocridad de sus notas para no llamar la atención y supongo que si la inteligencia es algo humano habrá un buen montón de trabajadores superdotados sedados por el paro, también por no llamar la atención.

Lo que alimenta es ese orgullo tan paternalista que gusta de admitir lo listo que es tu niño, lo rápido que aprendió a hablar y lo fuerte que golpea la pelota. No conozco un solo progenitor que no hable maravillas de sus vástagos. Mi madre me quiso presentar, hace muchos años, a la hija de una amiga suya. "Está muy gorda, mamá"- le dije."No, hijo. Es robusta"- me respondió.

España es un país de seres autosobrevalorados. Habrá inteligentes, no lo dudo. Pero también habrá tontos y gordos y lerdos y babosos y estúpidos... como en cualquier lugar. España no deja de ser un lugar en el mundo donde es más que probable que el porcentaje de inteligencia esté igualmente desarrollado que en cualquier otro sitio.

Pero nos encanta decir que corremos mucho, pero no ponernos zapatillas de deporte. Nos gusta alardear de lo bien que montamos los muebles del ikea, pero nadie nos vió con una llave allen. Hablamos de lo bien que vemos de lejos, pero no nos pidas que leamos aquel cartel. Nos ponemos ufanos con todo lo que sabemos de informática pero seguimos navegando con google en vez de con la barra de direcciones y nos encanta oir lo inteligentes que somos, aunque lo despilfarremos.

Es el tonto el que despilfarra, así que hay un millón de tontos.

(Eso sí, creer la mentiras propias es, en algunos casos, un componente de éxito. Se llama "prometer lo imposible" y funciona cuando hay otro, más tonto, que se lo cree. No hablo de politica, aunque lo parezca)

5 comentarios:

Ses dijo...

No creo que estemos desperdiciados, ni que haya tanto ser inteligente. Lo que si creo es que la gente tiene un gran autoconcepto de sí mismo y luego pasa lo que pasa. Tanto tonto suelto...
http://cuandosepasaelarroz.blogspot.com

Ina Blackwood dijo...

El CI, la musculatura o tus habilidades sexuales son características, lo que hagas con ellas definen si eres gilipollas o no. Y dadas las circunstancias, esa autocompasión generalizada no me parece más que una pobre justificación de nuestra gilipollez ante unos congéneres igual (o no) de gilipollas que nosostros. Y las mentiras que otros gilipollas se creen te benefician cuando no te mientes a ti mismo y, en el fondo, sigues sabiendo que eres otro gilipollas más.

Esa es la razón por la que para intentar ser decente, útil y trabajador sin pisar el autoconcepto enaltecido de alguien (y comenzar un molesto e inútil conflicto) tengas que mentir y aparentar ser tan gilipollas como el resto. El problema, como siempre, es acabar creyéndote tus propias mentiras enunciadas por supervivencia social.

No creo que seamos todos tontos (ni que haya tantos), creo que, sencillamente, somos seres sociales y nos buscamos limitaciones y problemas irresolubles para no ser tan distintos de la media... una media mediocre que funciona con referencias culturales principalmente televisivas.

iparrajose dijo...

si un tonto sigue un camino, cuidado: el camino se acaba, pero el tonto sigue.

Alberto Secades dijo...

¿Esto surge como reacción al anuncio de Fofito?

Maite dijo...

Pues no serás inteligente, pero escribes que da gusto leerte...
Yo también pienso que es mejor infravalorarse para ir abriendo la caja de sorpresas poco a poco. A la larga resulta más eficaz y garantiza que quien se queda a mirar lo que hay dentro, merezca la pena.