Mal dia para buscar

24 de septiembre de 2012

Adios, Txus.

Ha entrado por la puerta de mi trabajo. Le conocí junto con su colega, con el que montaron un ciber cuando los ciber eran lo más moderno que un buen freak podía gestionar si es que era un psicótico de esos que se quedaban por las noches jugando al DOOM. Era la época en la que el Half life resultaba la última novedad en juegos en red.

Está mayor. Han pasado, más o menos, 15 años desde aquello.

Se ha sentado y me ha pedido un cigarro.

-"No tengo saldo, ni dinero, ni nada..."
-"Se ha muerto Txus"

Entonces es cuando me he sentado a su lado y no he sabido qué decir.

-"Un ataque al corazón. Estaba trabajando en Gijón. De repente"

Le ha echado la culpa a la mala vida. Le ha echado la culpa a más de una droga o a más de un hábito de comida inapropiado. Le ha echado la culpa al muerto de tener que ser él quien le haya llamado a la madre para darle la mala noticia. Supongo que son esos momentos en los que necesitas echar la culpa a algo o a alguien para no sentirte pequeño.

Luego se ha marchado despacio, casi sin rumbo y con lágrimas en los ojos intentando recordar a aquellos que compartieron los años que pasaron en el barrio.

Así que me he quedado callado pensando que ya no estoy en esa fase de la vida en la que la muerte es algo que les pasa a los abuelos de los demás. Ni siquiera que sea esa fase que afecta a los padres de los demás o a los amantes de las sensaciones fuertes que se quedan en las cunetas de las carreteras comarcales. Tampoco la fase que se lleva por delante a los que habían comprado los boletos de las fatalidades en forma de cupones de cocaína a diario o a los que ya estaban enfermos cuando te sentabas en los pupitres de madera y acero de EGB.

Estoy al principio de la fase en la que, sin aviso y sin accidentes, se mueren los colegas. Lo que más me duele es que ni siquiera hice los deberes de la fase anterior. No tengo hijos. Sigo quedándome poseído por los dibujos animados en televisión y si me duele la espalda no creo que nadie quisiera quedarse a mi lado, con las piernas a mis lados y las manos en los músculos, diciéndome que no pasa nada, que mañana llega enseguida y que se abrazará hasta que me duerma para, luego, irse a su lado y esperar a que yo prepare el desayuno dentro de unas horas.

Mierda. La adolescencia dura demasiado tiempo y la muerte sigue las mismas pautas.

Pd: Un abrazo, Txus (1974-2012). En algún sitio estarás buscando un servidor para algún juego online. Te queda la eternidad para batir records.

5 comentarios:

Alberto Secades dijo...

Muy emotivo. Demasiado real.

Anónimo dijo...

muy bonito la verdad . la verdad eso me hace pensar que tengo que vivir cada dia como si fuera el ultimo,pues nadie esta libre que pueda pasar mañana . y por favor haz tu lo mismo ,se feliz

Anónimo dijo...

Un recuerdo para Txus, lo siento, de verdad.

pesimistas existenciales dijo...

el truco no es vivir cada dia como si fuera el ultimo. El truco es vivir bien y no dejarse llevar por los huracanes. En algunas religiones de Asia dicen que la vida es un cúmulo de huracanes que te arrastran del centro. La búsqueda de la verdad es la busqueda de ese lugar en el que, por equilibrio, no hace viento. Ese es el sitio correcto. Si te mueves una décima la rabia, la pena, el miedo, la tristeza, la soledad... te arrastran. Eso no quita que esten ahí, dando vueltas a tu alrededor. Vivir un buen dia es llegar al final del mismo y descubrir que ninguna de esas cosas te sacaron de tu centro.
(Vivir cada dia como si fuera el ultimo se puede interpretar de otra manera, pero esa manera son placebos irracionales que no llevan a nada)

Alberto Secades dijo...

No sé, puestos a pensar en ello creo que más bien la cosa iría de otro modo, en plan "vivir todos los días como si nunca pensaras que fuera a ser el último".

Pero quizá eso explicaría por qué no he elegido como nick "pesimistas existenciales", porque es evidente que si lo hubiera hecho, casi con nada volvería a caer en el tremendismo (el hijo malcriado del pesimismo).

No sé, no conocía a Txus, pero sí he conocido a otra gente que también se ha ido, lo que confirma mi propio final y me anima a seguir tratando de encontrar motivos (sin buscarlos) para querer seguir viviendo y seguir disfrutando.

Invitados todos a un txupito en UK 666 (a modo de homenaje).