Sólo dos cosas son infinitas, el universo y la estupidez humana,
y de lo primero no estoy seguro.
Albert Einstein
y de lo primero no estoy seguro.
Albert Einstein
Más o menos así reza la cita con la que descubro una de las miles de opciones que tiene cada uno para tener su momento de gloria en este mundo 2.0 en el que vivimos. Se refiere a los premios Darwin que otorgan , normalmente de manera póstuma, el premio a la muerte más tonta que se ha producido a lo largo del año. (Con la salvedad de la posibilidad de recibir el premio en vida en el caso que el accidentado se haya quedado estéril).
¿Un ejemplo?. Voy a copiar textualmente: [1989] En Francia, Jacques LeFevrier quiso asegurarse de su muerte cuando intentó el suicido. Fue a la cima de un acantilado y se ató un nudo alrededor del cuello con una soga. Amarró la otra extremidad de la soga a una roca grande. Bebió veneno y se incendió la ropa. Hasta iba a dispararse el último momento. Saltó al precipicio y se disparó al mismo tiempo. La bala no lo tocó pero al pasar cortó la soga sobre él. Libre de la amenaza de ahorcarse, cayó al mar. El repentino zambullido en el agua extinguió las llamas y le hizo vomitar el veneno. Un pescador caritativo lo sacó del agua y lo llevó a un hospital, donde murió de hipotermia.
Como es lógico hicieron una película en el 2006 titulada en España "Muertes de Risa" y aunque aprezca mentira, que es ahí donde reside esa mezcla de dramatismo y estupidez, los casos son reales.
Cuando leemos este tipo de casos nos reímos por la estupidez que parece y por la tontería que genera. Sin emabargo alguna extraña razón nos pone atentos cuando vemos por televisión a un soberano idiota poniendo en juego su vida. Esta semana ha sufrido un gravísimo accidente un participante de la versión alemana del Que apostamos (Wetten dass?). El debate, con un chico de 23 años en coma que intentaba saltar un coche conducido por su padre con la única ayuda de unos muelles en los pies, es hasta que punto la lucha por las audiencias puede permitir este tipo de accidentes, supuestamente inducidos por las televisiones. La realidad es que vivimos en un mundo que une dos aspectos extraños de la naturaleza humana que deriva en que algunos se matarían por salir en la tele y otros muchos pagarían por ver esa muerte en directo y poder comentarla a sus amigos en el bar el día siguiente, como si se tratara de un libro de Stephen king.
Creo positivamente que las audiencias son las responsables, como si fueran espectadores del circo, de que las cadenas vayan sobrepasando los límites cada vez un poco más. Ningún programador televisivo dice que no a un par de puntitos de share y ese share lo das tú encendiendo la tele.
Respecto de los premios Darwin estoy seguro que algún directivo de Tele5 está pensando en hacer recreaciones en directo para cuando el filón de la Esteban se acabe. Y la mayoría encenderá la tele.
Podeis leer más de un caso en español o en la web oficial (ingles)
Pd: recordemos a David Carradine, M Hutchence o Lupe Velez una vez más.
2 comentarios:
"Soberano idiota" es una redundancia, ¿no?
depende del soberano y de la idiotez.
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