Ayer, en posición fetal bajo las sábanas, oyendo a lo lejos el mar pero más frío que los pies de algunas damas y con la radio haciéndome la única compañía (no se por qué doy tantos datos) escuché cierta tertulia que me pareció cierta por su sencillez y absurdo en su realidad.
El ser humano es envidioso, de ahí parte todo.
Por ese mismo motivo a la mayoría de los humanos nos repelen las personas "perfectas" (Este es mi amigo, es premio nobel de psicología, mantiene una forma física envidiable y está casado con Linda Evangelista, a la que ha aplicado una receta rejuvencedora por la que siempre estará como en los 90 y además mantiene con ella largas charlas sobre la filosofía y el mundo desde algunos de sus áticos en las principales ciudades del mundo por las que viaja dando charlas y otorgando a sus listísimos hijos un concepto cultural del mundo global). ¿Repele?: SI.
Sin embargo todos buscamos nuestro Pleasentville, tratando de buscar nuestra utopía. Y nos jode literalmente no alcanzarlo y que nos vendan a alguien que sí lo representa.
Por eso mismo ciertos asesores de imagen de los grandes personajes de nuestra época contemporánea se intentan alejar de dar una imagen de perfección para con su representado, incorporándole errores humanos que les convierten en más accesibles.
Es una especie de "humanización de lo perfecto".
De esa misma forma eliminan del resto de nosotros la repulsión innata que puede generar esa sensación de envidia.
Esta teoría se mantiene de una forma clara si analizamos el hecho que las grandes estrellas del cine o la música son siempre seres "castigados" por drogas, escándalos, altibajos en definitiva que generan en el espectador la sensación de "si, es joven, es un genio, es rico.... pero se va a morir antes que yo". Suponemos que esa estrella del rock o ese deportista de éxito no va a durar tanto y sólamente vivirá un gran momento. Quizá por eso se magnifican tanto.
Sin embargo saber que todas esas personas que conocen el comportamiento humano juegan con nuestros sentidos más mundanos para que pensemos en la dirección que marcan como correcta (o rentable), asusta. (¿Y si Bush no era tan tonto?)
Pd: se estrena una película (Control) sobre Ian Curtis, lider de Joy Division y me ha gustado la frase: el sonido de una época y el arte de plasmar tristeza sin dar pena.
3 comentarios:
el arte de plasmar tristeza sin dar pena. No sé yo si todos lo consiguen. Esos de la foto, por ejemplo, y algún otro que me viene a la memoria, daban bastante penita.
En la epoca dorada de Holliwood, la meca del cine, encubria a sus grandes estrellas, la Garbo, la dietrich, Gable, Hudson, Doris Day, les pepreraba su mundo de glamour, Una vida feliz,sin problemas. Hoy los referentes son dogatas, bebedores, pendencieros...
Pues que quieres que te diga en ninguno de los dos casos me producen ni envidia ni me dan pena.
Si desear ser feliz es ser envidiosa lo soy lo confieso, pero hasta ahí.
En un mañana incierto, tengo poco tiempo para desperdiciarlo.
Y sí, todos buscamos unos brazos donde sentirnos seguros.Pero hasta que eso ocurra...seguiremos viviendo.
El otro día recibí una llamada de un amigo a las dos de la madrugada, un tipo estupendo, músico, profesor de músicos, humilde...Siempre es mi paño de lágrimas, pero esa noche fue al revés, le había ocurrido algo bastante desagradable con un compañero? con el que toca o tocaba más bien en locales los fines de semana...Toda la situación la creó la envidia, envidia profesional y personal. Yo no digo que mi amigo sea perfecto, ni lo pretende, pero es un tipo para admirar y aprender, si no sabes hacerlo solo te queda la envidia y la envidia hace daño y es mala siempre, no existe la envidia sana.
Creo que no soy envidiosa solo admiro a quien consigue lo que se propone.
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