Mal dia para buscar

27 de abril de 2009

El experimento Andrea


Esta buena mujer se tenia que enfrentar a la muy yanki ceremonia de reunirse con sus compañeros de instituto 10 años después de lanzarse por el proceloso camino de la vida real. Lo que hizo sencillamente fue contratar a otra persona e ir dándole instrucciones como se hace con los presentadores de televisión para que nadie sospechara.

- Mary Wilkinson, que ilusión, aún recuerdo aquel día que me contabas tus experiencias sexuales en el patio del instituto...

Obviamente (¿a quien contratar?) Andrea envió a una stripper que echaba por tierra la imagen de mujer recatada que ella creía haber dejado entre sus compañeros.

No envió a una copia desgastada de su verdad estética sino a alguien con quien provocar esa envidia malsana que muchas veces queremos provocar cuando sabemos que solamente estamos en ese lugar reibiendo dagas de comparación. Y, obviamente, la comparación estética siempre es la primera.

Tampoco envió a una copia altamente didactica, educada, cultivada y locuaz de su verdad intelectual porque probablemente maquinar este documental maquillado de broma televisiva le supondrá tener un alto concepto de sí misma.

Ni siquiera fue a esa reunión fingiendo una realidad en su vida que fuera maravillosa aunque falsa.

Y no hizo lo que se suele hacer que es contar, como Mayra Gomez Kemp, verdades pero únicamente hasta donde deja leer la tarjeta.

¿A quien mandarias tu?

5 comentarios:

sobrevivire dijo...

Me mandaria a mi misma, con la mejor de mi sonrisas.
Pq el tiempo pasa para todos igual. Porque todos somos un poco promiscuos, un poco intelectuales,...
Todo depende hasta donde quieren leer los demas y hasta donde dejamos que lean.
Claro que hay ocasiones, raro pero sucede que alguien lee mas de la cuenta sin que podamos evitarlo.
No ser conscientes de esas parcelas que conforman nuestra personalidad, que conforman nuestro ego, es negarnos a nosotros mismos.
Y si lo que vemos en el espejo no nos gusta... malo; dificilmente aceptaremos a los demás tal y como son.

ilu dijo...

Pues a ver, yo tampoco mandaría a nadie y dependiendo del dia iría o no. Además mi "chispa" nadie podría imitarla, se darían cuenta enseguida..je.
Yo a los 25 años me reuní con la gente del cole, a los que dejé de ver a los 14. Lo cierto es que me preocupaba más bien poco o nada, lo que pensaran de mi, mis antiguos compañeros. Eso sí, estaba atacadita de los nervios por volver a ver a mi amor platónico de toda mi vida, Don Esteban y todo fue genial, demasiado bien incluso. Quizá es que ni de pequeña ni de mayor he competido por ser ni la más guapa, ni la más lista...seguramente porque sabía que lo tenía perdido y la verdad es que se vive más tranquila sin estar en una competición constante.
Pero y tú a quien mandarias, con lo divino que eres?

Anónimo dijo...

enviar a alguién sería doble sufrimiento para cualquiera. No solo no puedes atesorar todos los modelitos que pasarás horas criticando; tampoco verás en los ojos de tus antiguos compañeros la decepción que causa el paso del tiempo. más que en la piel, en las ilusiones, en los sueños que todos tuvimos y que fuimos dejando por el camino. Nos adaptamos a la realidad renunciando a partes de nosotros y es así que construimos entre todos una realidad de renuncias y desilusiones.
definitivamente no enviaría a nadie. Si no tengo cuerpo, o valor para ir, prefiero pasear por la playa, la sensación de fragilidad y pérdida que me da es bastante más gratificante. Despues pararía en El Corquieu a tomar una pinta y que Carmen se alegre de verme y me riña diciéndome que echaba de menos a su borracho favorito.

Ivan Moldes dijo...

A mí me llamaban "el beatle", así que enviaría a Paul McCartney para que viesen lo lejos que he llegado. No creo que se dieran cuenta. Paul está hecho un chaval.

Anónimo dijo...

Con lo que me ha costado olvidar a la mayoría como para volver a verlos.

Bueno a lo mejor sí que iría, pero diciendo que soy mi propio albacea testamentario, relatando una muerte horripilante y diciéndoles a continuación a todos y cada uno de ellos (por separado) que iban a ser los herederos una gran fortuna.

Sólo algo de es calibre me merecería la pena.

Salu2