Mi padre, que durante una parte de su vida se dedicaba a viajar constantemente, tenía una costumbre particular a la hora de elegir restaurante: miraba el precio de la merluza.
En vez de hacer una comparativa rápida de los precios de cada uno de los productos del menú buscaba uno que estuviera en prácticamente todos los sitios y había memorizado el importe habitual de dicho plato. De esa forma si el precio de la merluza estaba alto él deducía que era un restaurante caro y si estaba bajo entonces era un buen momento para valorar otras variables del mismo como pudiera ser la ubicación o el resto del menu.
Los centros comerciales, que de estas cosas saben un poco, aprendieron hace años que nuestra manera de actuar se parecía a la de mi padre. Buscamos un producto y lo comparamos pero somos tan tontos de buscar el producto que está en la portada de las ofertas sin darnos cuenta que los cartuchos de las impresoras son mucho más caros en una gran superficie que en cualquier otro lugar. Por eso nunca están de oferta. De esa forma llegamos a la conclusión de que el comercio es barato o caro sin llegar a calcular nunca el valor de la compra media que hacemos en dicho lugar porque ese es un trabajo que está destinado solamente a los psicóticos del consumo.
Hasta hace un tiempo éramos conscientes que las diferencias de precios eran relevantes a la hora de decidir el lugar en el que comprar. Algunos siguen pensando lo mismo. Algunos piensan que las "tiendas de chinos" son baratas por definición hasta que hoy he descubierto que la tarjeta de memoria que yo vendo a 7€ está a 15€ en ese lugar abarrotado de material en el que nunca aciertan con la ortografía de las ofertas y que sigue abierto a las 11 de la noche, supongo que porque sigue siendo de día en Taipei.
Lo que ha pasado es que quienes tienen que poner los precios ya no saben hasta donde van a tener que bajar. Ya no sabe, el responsable del restaurante, a qué precio tiene que poner el plato de merluza para no perder dinero con cada pez que tenga que cocinar.
Si nos damos cuenta la mayoria de los productos que comprábamos hace años han bajado su precio, si es que ese producto no está dominado por una multinacional del petróleo o agarrado por los huevos de la recaudación estatal. La gasolina está cara, es cierto. Los transportes públicos, también. Teníamos miedo a la oscuridad y ahora miedo al recibo del agua, de la luz y del gas. Pero las camisetas están a 10€. Un Pintxo-Pote a 1,5€. Te puedes comprar un coche nuevo 4000€ más barato que hace tres años. Por 590€ he vendido dos ordenadores de configuración media (sistema operativo legal incluido) esta misma tarde.
Yo viví una època en la que salía, hace muchos años, con 5000 ptas a la calle. Después esos 30€ no llegaban para nada y ahora mismo puedo pasar unas cuantas horas con ese mismo dinero, si es que dejara de fumar algún día.
De alguna forma tengo la sensación que muchas cosas han reorganizado su precio al amparo de la crisis.
Algunos clientes siguen pensando que los comerciantes podemos ir más abajo en algunos precios, como si cagáramos millones y yo, al menos una vez al día, vivo en un intento de regateo contínuo por parte de la plebe que no es consciente que quienes más sabemos de cómo palpita la calle somos los que vivimos de ella y pagamos cada vez que abrimos una persiana. Y no podemos bajar más. Estamos más baratos que los chinos. El precio de la merluza está a Pintxo-Pote.
Una de las maneras que nos harán salir de la crisis es apoyarnos entre nosotros y el comercio de la esquina es el que contrata al hijo de tu vecino y el que paga los impuestos con los que asfaltan las calles, encienden las luces y abonan el salario al médico que te mete el dedo en el culo el día que te duele. Una parte de lo que te gastas en Ikea va un sueco rico y cabrón que vive en un pais que recoge dinero al 1% y se lo presta a España al 7%.
4 comentarios:
Un resumen rápido de los ciclos económicos: "Yo viví una època en la que salía, hace muchos años, con 5000 ptas a la calle. Después esos 30€ no llegaban para nada y ahora mismo puedo pasar unas cuantas horas con ese mismo dinero, si es que dejara de fumar algún día".
Yo intenté una vez explicar las ventajas de apoyarse en los comercios de tu entorno. Te invito a que lo visites.
http://www.comunsinsentido.com/2012/04/yo-compro-en-comercio-local-culturamas.html
Me gusta tu blog y, especialmente hoy, creo que he entendido lo que tratabas de decir.
Gracias.
Es facil: es obvio que los comerciantes han bajado los precios y una manera de ayudar a recuperarnos de toda esta voragine es apoyar a los comerciantes que, al fin y al cabo, son una parte importante de la riqueza que queda en este pais.
Porque no todo son grandes empresas, es más, ni siquiera es lo más importante.
Con el último párrafo lo has bordao. Lo malo es que aquí también hay peña como el sueco de Ikea, rico y cabrón, que hablan mucho de su amor por la patria pero cuando se habla de apoyar a los comerciantes patrios, echa balones fuera.
(¡Qué poco me gusta borrar mi propio comentario por accidente!)
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