Mal dia para buscar

2 de junio de 2020

¿Perdón por ser blanco?

Quiero pensar que no es verdad del todo. Pongamos los antecedentes: Debido a un claro caso de brutalidad policial con el resultado de, otra vez, un hombre negro muerto a manos de policías blancos se han repetido los disturbios en EEUU. Así que la gente, cabreada como es lógico, ha salido a la calle a recordar que todos somos y debemos ser iguales, que estas cosas no han de suceder y que ya es hora de tratar a las personas como personas más allá de su religión, sexo, particularidades y, por supuesto, su raza.

Hasta aquí creo que estamos todos de acuerdo.

Pero como nuestro mundo es el que es y no solo es cosa de los españoles ni de los mediterráneos eso de exagerar, algunos se dedican a llevarse unas zapatillas de la blanca tienda de Nike en NY y otros van por la calle pidiendo a los blancos que se encuentran que se arrodillen ante su negro cuerpazo para pedir perdón por los privilegios que obtienen por su raza. Con dos cojones. ( link). Y si, por lo que sea, no te sale de las narices arrodillarte porque no has tenido en toda tu puta vida un pensamiento racista, tranquilo que lo eres. Es más, en algún video, la mujer blanca en cuestión explica que se encuentra muy afectada por el acontecimiento pero que eso no significa que se vaya a arrodillar en la calle ante el primer soplapollas que se lo pida porque ella ni es racista ni cree que deba de pedir perdón por algo que no ha hecho. Y tiene toda la jodida razón.

Sin  embargo es como eso de tener que pedir perdón a los herederos de los Mayas porque hace 500 años Hernán Cortés se tiró a una indígena. O eso de tener que sentirme avergonzado por ser hombre ya que mi abuelo, que era un cabrón, engañaba a mi abuela con más de una meretriz. Yo no soy mi abuelo ni Hernán Cortés.
En la extraña moral que vivimos el hecho de considerar que no tengo por qué pedir ningún perdón es interpretado como si estuviera de acuerdo con matar negros, violar guatemaltecas o vivir de las mujeres, que es lo que hacía el machista indecente de mi abuelo.

La bipolaridad de la interpretación contemporánea.

Todos los alemanes son nazis, todos los vascos etarras, todos los blancos supremacistas,  todos los hombres asesinos de mujeres, todas las mujeres denuncian falsamamente y los europeos son imperialistas. "Todos los".  Ese es un argumento de imbéciles que no quieren solucionar nada sino regodearse en un poder ganado a golpe de imbecilidad histórica de otros.

Y , como yo he descubierto que soy una minoría históricamente castigada, los demás han de pedir perdón.

Pues no.

Yo sentía una profunda vergüenza cuando algunos mataban con la excusa de que me defendían pero jamás pedí perdón porque no empuñé un arma ni me alegré de ningún muerto. Tampoco he de pedir perdón cuando no he mirado a otro lado ante algún abuso de mujeres , hombres, niños o perros. No voy a lamerle las pelotas a un pastor alemán porque un tipo de Oviedo haya dado unas patadas a un chiguagua. Y no voy a pedir perdón por algo que no tolero pero no he hecho yo.

Que pida perdón el que lo haga. Y no por ser blanco, hombre, conquistador o euskaldun. Que pida perdón  el delincuente por delincuente. No metamos en sacos, que es una cosa muy fea

3 comentarios:

pesimistas existenciales dijo...

No hay punto medio en el mundo en el que vivimos. O es una orgia global o una pandemia. O hay que matarlos a todos o lamerles los pies. Quiza es que los extremos son siempre más sencillos y nos encanta la sencillez. Lo que sobra suele estar en los extremos pero en los dos lados.

Alberto Secades dijo...

Lo de mirar para otro lado (el mal consentido) no tiene justificación posible. Muchas veces so olvida que no todo lo inadecuado viene por haber hecho algo sino, precisamente, por no haberlo hecho.

Gracias.

pesimistas existenciales dijo...

Es una broma. Marta Kauffman ha pedido perdon porque en su serie FRIENDS todos eran blancos. Competía, no nos olvidemos, con el Príncipe de Bel Air, Cosas de Casa y Webster.Y la hora de Bill Cosby. Todas llenas de diversidad. A ver si vamos a revisar el pasado con un ojo tuerto.
Ya dijimos que la estupidez es una enfermedad.