Si tuviera que esperar regalos sería algo intangible.
No es que lo tenga todo pero es donde noto un espacio de vacío algo más intenso. Quiero el runrún dentro del estómago por la ilusión, por saber que será bueno pero no exactamente el qué. Poderme quejar por tener que hacer algo que parece que no quiero pero que en el fondo deseo. Seguir los mapas porque me quedé sin brújula hace tiempo. Dormir como si todo estuviera en orden o como si el calor fuera un lormetazepan gigantesco. Que los niveles de serotonina tuvieran el ciclo de la calma y de las emociones compartidas. Que el futuro fuera un espacio imposible al que llegar desnudo y sin vergüenza, dispuesto a permitir que suceda lo que suceda y aceptarlo sin esa tendencia a razonar las cien mil formas en que pudiera ser mejor.
Que me encuentre un ojeador al que obedecer siendo libre.
Que haya un premio por ser yo y sentir que mereció la pena soportar los temporales.
Que vuelva todo lo que perdí o que aprenda a no echarlo de menos todas las veces.
Quiero no tener miedo a sacar lo que voy acumulando dentro y, si es posible, una especie de guía. Los fuegos artificiales explotan sin control y por eso se ponen en un conducto que los eleva al cielo.
Allí. E incluso en el fin del mundo.
La única mochila que me queda es la que hagamos.
Los día de reyes son días raros. No creer en la magia no implica buscar, como un tonto y al llegar al salón, si hay algo esperando. Perenne, irracional, intangible.
Queridos reyes: don´t leave me high, don´t leave me dry.
Queridos reyes: don´t leave me high, don´t leave me dry.
2 comentarios:
"Que vuelva todo lo que perdí o que aprenda a no echarlo de menos todas las veces".
A veces se me olvida.
Gracias.
Muchas veces cuando deseamos tanto algo, hacemos como los niños y sus regalos de reyes, jugamos con ellos un rato y luego nos olvidamos de ello porque como ya lo tenemos no nos hace ninguna ilusión.
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