Hay una canción de DefCon2 titulada "pánico a una muerte ridícula". Dice: "Electrocutarse al cambiar una bombilla. Suicidarse sin mirar la Primitiva. Ahogarse en la piscina de un barco. Desnucarse en la bañera fornicando. Pánico.Pánico a una muerte ridícula.". Cada uno tiene miedo a lo que quiere.
Hay quien tiene miedo a los grandes retos y quien tiene miedo al ridículo. Hay quien tiene miedo a los arácnidos y no puede ver Spiderman. Mi padre tenía pavor con los reptiles. Yo tengo miedo a las pequeñas cosas.
No tengo miedo a la muerte porque según pasan los años me parece más un periodo de descanso. No tengo miedo a caerme del tren de la vida (o tropezarme alguna que otra vez, cosa que he hecho con grácil habilidad) pero sí tengo miedo a no pasar la ITV del coche. Es un miedo muy tonto. Tuve, de una forma absolutamente irracional, miedo a renovar el dni por si en medio de la comisaría me confundiesen con un terrorista y terminase en Alcatraz gritando, desde mi celda, que es todo fruto de una equivocación, que soy inocente. Y no poder llamar a mi madre a las 21:30, con lo que eso genera de conflicto familiar. El miedo es libre. Dar un disgusto a mi madre, el principal carbón de la caldera a vapor que es mi maquinaria actual.
Sin embargo los miedos, como las ideologías o la comprensión lectora, son siempre susceptibles de juicio. Son como las enfermedades. "Oh, qué miedo me da el cáncer"- pues sí, es mucho miedo. "Oh, qué miedo tengo a un catarro"- tú eres idiota. Vale. Pues yo soy de los que tienen miedo al catarro. A no poder ir con mi drama por ahí encontrando un poco de comprensión para el mal enfermo que soy. A que sea tachado de quejica ridículo. A ser el pastor gritando ayuda porque una oveja se ha clavado una astilla en una patita. Si viniera el lobo no tengo problema en enfrentarme porque en el entierro seré el que murió ante un animal salvaje o, en mi recuperación, el hombre que mató al lobo. Gano siempre. Pero no soporto la idea de ser el tontaina que murió de un catarro, el sujeto de los chistes, el que ganó el premio Darwin.
He de aceptar, cual alcohólico en periodo de recuperación, que me ha generado más problemas que ventajas. Soy capaz de saltar al agua desde muy alto pero no me sé meter poco a poco en el mar Cantábrico. Puedo acetar el reto del compromiso para siempre pero soy un mal compañero de esos de "conozcámonos para ver qué pasa". No soy un mal amante, si es que jugamos a que hay un final cercano porque ya me sé cómo acaba la historia. Me vi dispuesto a dejarlo todo siempre y cuando fuera un salto al vacío pero me pesa infinita la mochila que voy cargando, si es que me la he de llevar. Me cuesta sobremanera conducir hasta la frontera de mi comunidad autónoma pero luego salto provincias como una ardilla de árbol en árbol. Es casi irónico, pero es así. Es más largo el camino al garaje que mil kilómetros hasta la iglesia que está junto a su casa. Nunca llegué.
He aprendido a enfrentarme a las peleas por el campeonato del mundo contra un mulo que me reventará la cara a hostias pero me bloquean los combates contra sparrings sin público en un gimnasio. Me quedo quieto con los abrazos pero no me tengo en mala estima si es que tenemos que inundar la habitación de olor a sexo. Configuro con destreza equipos informáticos imposibles y me preocupa que el ratón de 5€ no sea lo que espera el cliente. Es una estupidez de la que soy consciente: tengo miedo a las pequeñas cosas.
Quizá es miedo al ridículo, a la ordinariez de la vida. A no cerrar bien el tubo de la pasta de dientes.
A aceptar que no soy capaz de diferenciar claramente la derecha de la izquierda.
No tengo miedo al infierno ni al cielo. Tengo miedo al limbo. A no llegar. A vivir a medias
4 comentarios:
¡Qué jodido es diferenciar la derecha y la izquierda!
Hacerlo con claridad es una entelequia.
Gracias por el día, Thor.
gran tipo si, pero lo de buen amante....como lo sabes?....
Dice Krahe en "Un burdo Rumor": siete interesadas respondieron a esta encuesta, de las cuales una "no sabe, no contesta". De las otras seis división, como veréis, se me puso en contra la mitad. Es decir, tres.
(creo que con eso respondo al comentario 2)
Confirmo....
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