Te voy a contar cómo es el futuro: Robotizado.
Pero eso no quiere decir que mil millones de androides estén por la calle paseando perros, conduciendo taxis o preguntando, amablemente, si quieres un número más de esas zapatillas que te han gustado. No. El futuro no está escrito en la seria aquella de Los Supersónicos. Los robots del futuro son como el feo de los Goonies: se esconderán. Serán los que hagan tu coche y los que corten y embalen los muebles que te compres. Los que decidan las noticias que llegan a tu teléfono y los que gestionarán los mensajes eróticos que te mandes con aquella persona que creas que te corresponde. Serán los que te respondan cuando llames enfadado a alguna compañía y simulen, como un sucedáneo, ser humanos atentos preparados para tus quejas y para tus tonterías humanas.
También son, porque ya lo son, los que leen tus email para ver lo que te pueden vender. Son los que calculan, como Wopr, las consecuencias de la guerra termonuclear mundial y los que llegan a la conclusión de que lo que has subido a Youtube tiene derechos de autor o que la foto en facebook que has subido es pornográfica. Son los que deciden quienes han de ser tus amistades en Internet.
Algunos, viviendo la ilusión de un mundo dominado por el ser humano, se enfadan porque les han censurado algo que subieron a una nube sin ángeles pero con bits. Creen que los dueños de las grandes empresas están sentados en sus casas pendientes de sus publicaciones, poseídos por una moral victoriana, esperando el momento de censurarles porque se ve un pezón. Se enfadan y ponen en sus perfiles que facebook, Google, Microsoft, Ikea, Amazon o Vodafone son muy malos y que si hacemos los suficientes "me gusta" se retractarán, cual perros apaleados, a sus hogares madriguera por el poder infinito de la presión social. En ese caso si los robots que lo leen tuvieran una subrutina activarían el modo "partirse el culo de risa". A quienes dominan ese gran medio de comunicación que es Internet y que nos venden como libre les importa menos que cero la presión social pero ponen cara de interés como cuando te importa algo que te dicen y estás, a la vez, mirando el escote y asintiendo.
Así que, como el espejo de un futuro, la ilusión de creer que detrás hay personas es lo que da sentido a casi todo. Los robots del futuro, tal y como dicen los libros sobre inteligencia artificial que devoré en la universidad, simulan parte del comportamiento humano. Y si bien el comportamiento humano básico es miserable y cabrón, si el ser humano medio es retorcido y falso... lo que está claro es que el éxito vendrá marcado por aquellos patrones de comportamiento que cumplan lo que se espera del humano detrás de la centralita, del email o de la felicitación programada en tu muro. "Qué majo es facebook que me pone un video con mis fotos en una tarta cuando cumplo años". "Que amable la chica de las reclamaciones de Samsung diciendo a todo que sí". Lo curioso de todo esto es que después, cuando el servicio técnico de Samsung envía un mensaje diciendo que el teléfono tiene restos de yogurt en el interior y que no lo cubre la garantía, el clietne sigue pensando que hay una chica tremendamente amable aceptando su reclamación y que la culpa de que le vayan a cobrar 50€ por no repararlo es del técnico cabrón. Pero no: beneficio del robot con voz de chica: 50€. Ahí está todo, en el jodido dinero, en la manipulación del cliente. 50€ o me quedo lo que se pueda salvar del terminal. Robot: 1 . Humanos : 0.
Con Cortana (Microsoft), Siri (Apple) o Google Now pasa casi lo mismo pero es un poco más obvio. Les hablas y te diviertes. Están ahí siempre, como ese amante que no te pone pero en el que caes cuando el aburrimiento te posee.Se demuestran amables y divertidos. Te hablan. Te escuchan, cosa que no hace quien quieres. Les terminas preguntando por los zapatos o el tiempo o la decoración zen. Y es ahí cuando venden tu información al departamento de decoración de El Corte Ingles. Más tarde, cuando les pides la direccion de un restaurante, te mandan a uno que les ha pagado. Más dinero para la caja. Al final todo es el parné.
Los robots de hoy parecen personas pero no lo son y son rentables porque su función es utilizar las debilidades humanas porque los humanos caemos irremediablemente en las mismas trampas desde hace siglos.
El test de Turing establecía la manera de diferenciar entre una máquina y un humano pero lo curioso de todo esto, lo absurdo y real del futuro es que no queremos máquinas que parezcan humanas sino máquinas que sean los humanos que queremos que sean: Serviles, sexuados, complacientes, aseverantes y algo esclavos. Un coche autónomo que va diciendo a la compañía las calles por las que vas y las tiendas que miras mientras te da un masaje en el asiento y te pone tu música favorita sin permitirte descubrir que hay un mundo más allá de la mierda de tus canciones con cinco estrellas.
Ese es el futuro y está a medio camino entre programadores disciplinados, psicólogos sin ética y empresas sin trabajadores. Es un lugar que descubre tu zona de confort y te impide salir de ahí aislándote de la tempestad del mundo real en un oasis direccionado por alguien que no te conoce y a quien no le importas.
Lo llaman "cuarta revolución industrial" y sin una revolución humana no habrá camino de vuelta. Claro que tendremos que elegir entre la verdad y una programación amable de la verdad donde, como un juego de magia, haya truco siempre. Un truco robotizado.
2 comentarios:
Robots, también cabe decirlo, incompetentes.
Mucho "Learn Machine" y mucho humo, pero yo aun estoy esperando una anuncio personalizado de Google, o un buen consejo musical de Spotify o Shazam.
Tienen todos mis datos, conocen mis mas ocultos secretos, pero son incapaces de sugerir algo interesante. (Mientras insisten en enviarme tratamientos para los "juanetes"). Google anda un poco confundido. Me confunden con una viejecita.
Seas lo que seas y te guste lo que te guste.... Hay un universo paralelo donde ERES una viejecita.
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