Soy un español medio. A partir de 300€ empiezo a perder la cuenta y cuando me hablan del precio de un piso o de un coche tiendo a pasar la cantidad mentalmente a pesetas.
Cuando me hablan del fraude de Urdangarin y acaban la cantidad en "1,2 millones de euros" me hago una imagen mental de una habitación de hotel, de esos de cuatro estrellas pero algo lúgubres, quizá como en Amor a Quemarropa y después de la declaración de amor de Patricia Arquette. Tiene el resol del atardecer y la cama llena de billetes. Dejo caer mi cuerpo como un ángel para ver, en cámara lenta, los billetes aleteando por el cielo. Si fuera Nicolas Cage, Elisabeth Shue me esperaría con ese bañador negro, una botella y una sonrisa pecaminosa. Supongo que después el room service recibiría una llamada para que cenáramos en la bañera, con las copas de vino manchadas por la espuma.
Los pobres tenemos sueños con detalles.
Después oí hablar de los 50 millones de Bárcenas y me asusté. 50. Son muchos. Son demasiados Maseratti. Varias residencias de verano. Obras de arte para disfrutarlas en salón con un whisky en la mano. Unos cuantos yates. Siempre he afirmado que por mucho dinero que tuviera jamás me compraría un yate porque, en realidad, no me convence. Una isla sí pero un yate como un efecto oligofrénico de mi necesidad de aparentar es algo que me parece fuera de lugar, como los bolsos con marca bien grande.
Más tarde llegaron los 1200 millones de lo de la junta de Andalucia. Claro que llegaron también con noticias de putas y de coca porque, supongo, a partir de 100 empieza lo que se considera vicio y si el cuerpo se maltrata, se compra uno nuevo como dicen que Bowie, Jagger y Dylan hicieron al finalizar la década de los 80.
Tiene que existir un punto a partir del cual el dinero tapa las heridas de la desigualdad social.
Y ahora los 3000 millones del tipo este que se parecía al lider de la resistencia de Desafio Total (Kuato) . Es más (se puede poner la primera con mayúscula para un doble sentido) que lo que genera Andorra en un año, diez veces más que todos los que hablaban español en los años 70, medio euro por cada habitante del planeta. Aún así, si fuera verdad, leo que sería la séptima fortuna de España.
Me da un miedo atroz esperar al próximo expolio porque he perdido la cuenta y, supongo, se han perdido unos cuantos hospitales, alguna que otra ayuda a alguien que lo necesite realmente y más vergüenza de la que puede acumular un español medio, uno de esos que hoy hemos tenido que ir a trabajar. Mañana, también. En mi moto de segunda mano, esa que me compré, creyéndome rico, por 2500€. Fue la última vez que tuve tanto dinero en la mano.
No me arrepiento de ser (creo) honesto, en absoluto. Simplemente soy incapaz de imaginarme algunas cantidades y el trastorno de acumulación compulsiva que se da cuando las necesidades básicas, los deportivos, las obras de arte e incluso los yates y las transfusiones de sangre, están pagadas.
3000+1200+50+1=4251 (...millones de euros)
Debería de existir un límite de riqueza. Incluso si fuera obtenida de una manera legal, que las habrá.
No hay comentarios:
Publicar un comentario