Cuando las leyes antitabaco se pusieron en funcionamiento otorgaron a los fumadores una excusa perfecta para sus pequeños recesos (efectos Zeigarnik) necesarios en el dia a dia. "Cariño, te llamé y no estabas"- te pueden decir al llegar a casa. "Me estaba fumando un cigarrito"- puedes responder con cara de enfermo nicotinero porque, como eres una persona muy condescendiente con la salud de tus compañeros, te has ido a fumarte el cigarro a la calle.
Las excusas más habituales son aquellas que nos va permitiendo la tecnología: "No tenía cobertura". "La conexion se cayó". "El correo se fue directamente a la bandeja de correo basura"...
La gran excusa de los viajeros tiene que ver con la imposibilidad de llamar durante los vuelos. Sin embargo alguien se ha percatado de la enorme fuente de ingresos (desde 7€ y 1.77 el sms) que puede tener una compañía con las llamadas sin obligarla a retomar la venta de botellites de alcohol tan glamurosas en trayecto porque están muy mal vistos los borrachos pero no los ludópatas del teléfono. Asi que ahora ya no se puede caer la aeronave por interferencias en los aparatos de vuelo sino que vas a poder hacer esa llamada (por un sistema llamado MCA (Mobile Communication on Aircraft)) y además te animarán a hacerla
Preveo con absoluta estupefacción un vuelo transoceánico donde una buena mujer, disfrazada de Belen Esteban, se pase las horas al teléfono gritando como una posesa mientras cuenta a su cuñada de Alpedrete lo bien que lo ha pasado en sus vacaciones de Santo Domingo y cuan grande la podía llegar a tener el moreno en cuestión. La mera visión de 9 horas reviviendo sus vacaciones me produce escalofríos. Lo peor de todo es que no puedes salirte fuera a fumar un cigarrito.
Existen llamadas de cortesía que hace tiempo eran impensables. Una es esa que haces desde la sala de embarque para que te esperen a la derecha de la salida de pasajeros con una sonrisa cómplice o la que haces en la T4 explicando en que lado de la puerta estás para que te busque urgentemente con la mirada al traspasar la puerta de donde parece que vienen los viajeros teletransportados de otra dimensión.
Las compañías aéreas, que no son más que esos pequeños buitres alados con billetes baratos y extras carísimos, quieren su parte del pastel. Al fin y al cabo si te has gastado 600€ en un viaje poco te importan 7€ para decir: "estoy llegando" cuando, obviamente, todas las pantallas del aeropuerto y la megafonía han publicado que acabas de aterrizar. No pongo en duda que la turista de piel dorada por el sol y blusa de flores hará esa llamada y volverá a repetir una y otra vez todos los detalles que ya nos contó a los pasajeros y la tripulación durante el trayecto.
Yo me preguntaré si aún puedo hacer una llamada perdida o si estoy perdido en la terminal como si fuera el soso de Tom Hanks.
En un futuro tu esposa podrá chatear con su amante los niños desde el asiento de al lado y tú pagarás la factura con el billete de vuelo. Reconoce que no resulta esperanzador perder uno de esos lugares sin cobertura que aún nos quedaban en este mundo conectado que tanta rabia da.
El día que nos quiten las llamadas perdidas o nos quiten más excusas será un mal día (para dejar de fumar) o para dejar que el tiempo de avión deje de ser ese periodo de siesta obligada, de lectura reconfortante o de intenso trabajo pendiente de entregar en el universo paralelo que siempre es el destino.
2 comentarios:
Yo personalmente echo de menos el Metro, como isla de "no cobertura"... desde que se puede hablar por el móvil, ya no es lo mismo...
siempre nos quedaran los ascensores...
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