En Irán, en una de esas preocupaciones que tienen los gobiernos para con el bien común y aprovechando el Dia del Velo y la Castidad, han decidido publicar una lista de los tipos de cortes de pelo permitidos estableciendo una ley que permite a la policía determinar si la dejadez capilar atenta contra la moral pública.
Visto desde el exclusivo punto de vista capilar es una noticia que ratifica el desagradable desprecio para con las libertades personales que rezuman de las mentalidades islámicas. Sin embargo en los partidos de futbol los aficionados visten camisetas con los brillantes colores de los equipos a los que apoyan, los medicos llevan batas blancas (los carniceros también), los ejecutivos van con traje, los adolescentes se depilan las piernas, los punkys caminan con perros a su lado y remaches en el cuerpo, los emos se dejan un flequillo largo y las señoras mayores tienen todas el mismo corte de pelo.
Con lo cual podemos apreciar que las imposiciones de vestimenta en Iran sólo tienen un componente institucional que se contrarresta con las imposiciones morales de nuestra liberada y libertina sociedad contemporánea donde nos imponemos imagenes de moda a nosotros mismos.
En los años 60, cantando a la nueva liberación, al amor libre y a las libertades, un grupo de hippys decidieron dejarse el pelo largo, tocar la guitarra en los parques y conducir sus furgonetas VW llenas de flores haciendo de ello su uniforme personal. Nada más vivir la crisis de los años 70 aparecieron grupos de pestilentes muchachotes (porque los primeros punk olían, no como los de ahora que son perroflautillas de carnet) que llevaban su uniforme diferencial. Nunca ví a un Punk con traje intentando hacer una complicada transacción financiera en el parquet de Wall Street.
Desde que David Bowie se inventó el glam o incluso desde que Elvis se dejó el pelo un poco más largo de lo normal atentando al Pleasentville de la época hemos vivido en un contínuo cambio de uniformes. Desde la fetichista adolescente de medias blancas, falda tableada y coletas del colegio hasta los osos gays con cuero, tejido adiposo y barba recortada cada uno ha ido saltando de uniforme en uniforme según le ha ido conviniendo.
Pero, mientras tanto y desde la superioridad moral en la que creemos vivir los habitantes del autoproclamado primer mundo, nos encanta criticar al gobierno iraní.
Y desafortunadamente si vas a animar a tu equipo con la camiseta del contrario no se te entiende. Si realizas unas excelentes operaciones quirúrgicas con vestido de faralaes creerán que no eres un buen médico. Si ella no va vestida de ejecutiva quizá sus empleados no tendrán en cuenta su autoridad y bien ganada profesionalidad.
Conozco quien, en las videoconferencias, se preocupa mucho por su calzado porque le hace sentir más o menos segura y siempre ha existido la leyenda urbana que los presentadores del telediario están desnudos debajo de la mesa. Una vez, allá en la universidad, tuve una novia de pelo cardado y alborotado que no fui capaz de reconocer ni tocar la noche que se alisó aquella cabellera.
Es cuestión de ir haciendo propias las idas y venidas de las modas y uniformes que nos obligamos a ir vistiendo excepto si vivimos en Irán, donde hay tarifa plana en peluquería.
Eso sí. Aquí cortarse el pelo es mucho más caro pero nos creemos más libres.
(En Holanda, por ir abriendo boca, es legal fumar marihuana, pero no tabaco.)
3 comentarios:
He pasado años sin pisar esos sitios donde nunca te hacen lo que les pides (peluquerías) y desde hace cinco voy una vez al año.
Esto es lo que se llama escribir por escribir, soltando las primeras tontadas que a uno le vienen a la mente. Váyase usted a irán (o a la m...)
gracias, anonimo.
Yo tb te quiero.
Los vuelos a iran estan carisimos y mi corte de pelo no me vale.
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