Mal dia para buscar

29 de marzo de 2021

Omnipotentemente frágiles

La inmediatez. Las prisas. Saltar de video en video cada veinte segundos y exigir soluciones inmediatas. Si algo tiene el siglo XXI es un regusto a velocidad y magnificiencia humana, creyendo que lo podemos todo y que, además, es nuestro derecho tenerlo todo ya que somos buenos, virtuosos y contribuyentes.

Todo ya. Todo ahora. Todo cuando yo decida que debe de estar. Todo preparado para mi con la función de espejismo que llevan consigo los asistentes robotizados. "Hola, José Ramón"- y José Ramón siente que hay un lazo amigable que le une a la máquina que está al otro lado y que la han programado expresamente para atenderle a él. A la hora que sea y aunque haga preguntas absurdas. Con amabilidad extrema y sin posibilidad alguna de que se sienta maltratado verbalmente.

Yo siempre he pensado que las máquinas deberían de ser hostiles si es necesario. Que algunos se merecen una bofetada, una bordería, una mala respuesta. Algunos deben de aprender a esperar pero eso no va con los tiempos. Con los tiempos va tener todo, ya mismo, perfectamente manufacturado, a cualquier hora, con personalización extrema y dártelo sonriendo.

Así que el cliente del siglo XXI es un niñato malcarado que quiere todo al menor precio y que se lo des haciendo una reverencia.

La sociedad del siglo XXI, por extensión, cree que lo puede todo con proponérselo. Ser campeón del mundo sin entrenar, vivir más de cien años, perdurar digitalmente, encontrar el amor a los tres minutos de darse de alta en una aplicación para ligar o parecerse a las fotos de instagram que le gustan (y que son de otros).

Aquello relacionado con el esfuerzo son cosas de viejos, de perdedores. Las partes en las que el protagonista estudia o entrena en las películas siempre son breves y con una épica música de fondo. No hay agujetas. No existe, entre aquellos que tienen menos de 30 años mentales, la sensación de sentirse superado que tuve con la química orgánica de segundo de carrera. Un problema grave, como mucho, se busca en Google para encontrar un tutorial locutado por un sudamericano que nos pide que le demos a subscribir al final del vídeo.

Esa sensación de merecerlo todo, merecerlo todo ya y, sobre todo, poderlo todo casi con la arrogancia de un niño rico malcriado por una sociedad rica.

Hasta aquí estamos casi de acuerdo.

Pero llega un barco y se encalla, un virus y mata a tu prima. Llega un conductor borracho y te rompe un pierna mientras estabas esperando el autobús. Llega un político y te dice que mañana no puedes abrir tu negocio. Aparece un yonki y te roba. Aparece un tipo que enamora a esa novia que creías incondicional. Aparece la casualidad y, sin avisar, todo cambia.

Porque somos frágiles y nadie nos lo explicó.

Hay dos verdades: nos convencieron que todo estaba para servirnos pero nos dimos cuenta que somos mucho más frágiles de lo que pensábamos.

Algunos decidieron dejar de entrenar esperando ese momento en que todo se va a la mierda.

Otros no quieren ver que hay un día, o varios, en los que todo cambia hacia direcciones que jamás habíamos pensado.

Yo, por mi parte, intento llegar preparado al día en que todo se convierta en mierda. O en oro.

El discurso de Darin en "El mismo amor, la misma lluvia" también debería de tener la lectura contraria.

24 de marzo de 2021

Blind Lead The Blind


"Blind Lead The Blind"

Oh the missed beats cold wet sheets waking up in the dark
And the nightmare never stops
They push the hand where the cradle rocks
The ends don't meet and my head keeps missing the mark
And they do as the devil does
It's just the same as it ever was

Heart's playing dominoes drown in a bucket of rain
And it's downright impossible caught in the things I can't change
Goodnight my love I've let you down once again

Oh adrenaline tips like a little kid caught on the rob
And a man-made river flows
Into a land where nothing grows
It's an endless march where the blind lead the blind through the dark
And they do as the devil does
It's just the same as it ever was

My heart's playing dominoes drown in a bucket of rain
And it's downright impossible caught in the things I can't change
Goodnight my love I've let you down once again

Blind lead the blind through the dark
Fuck off

My heart's playing dominoes drown in a bucket of rain
And it's downright impossible caught in the things I can't change
Goodnight my love I've let you down once again
Goodnight my love I've let you down once again

Same as it ever was
Blind lead the blind through the dark
Do as the devil does

Franco, Futbol y Rociito.

El ser humano está lleno de recursos. Unos buenos y otros malos. Algunos, solamente, son sistemas de supervivencia. Sobrevivir es reafirmarse en lo que uno creía, acertado o no, antes. Sobrevivir es sentir la calma que da la certificación de la razón aunque sea a cuenta del paciente de la misma celda del psiquiátrico en la que estás recluido. Los locos, los cuñados y los políticos, a veces, aciertan.

Otro de los grandes recursos es dejarse confundir. Pero no de confundir como si nos quedáramos náufragos en medio de la nada. Confundir como el niño que sigue la mano equivocada delante del mago callejero o como el adulto que se cree más listo que el trilero y pierde su dinero.

En España, que somos muy de confundirnos, tenemos unos comodines para la confusión. Da igual que el paro (ERTE included) sea abrumador o que no te hayas ido a bailar de noche desde aquel principio de siglo. No importa que se haya muerto tu prima o que la banda con la que salen tus hijos antes del toque de queda se parezca más a Boyz N the Hood que a Rebeldes con Tom, Ralf, Patrick, Rob Love y Matt Dylon. No importa que te suban los impuestos o que ya no queden tiendas que te saluden por tu nombre debajo de casa. Aquello son cositas contra las que hemos decidido que no podemos hacer nada y lo que buscamos son distracciones.

Así que sacamos el catálogo infinito de distracciones 100% Spanish edition, resumido en tres:

1- Franco. ( política de extremos, en general)

2- El fútbol. ( deportes en su completa expresión)

3- Rociito. ( televisión, machismo y espectáculos emotivamente preparados)

Y a partir de ahí podemos generar todas las variantes: Venezuela, la corrupción, el Rey, la renovación de Messi, el síndrome de alienación parental, La Pantoja... Después lo vamos mezclando: Pablo iglesias, financiado por Venezuela a través de Monedero, critica la caja B del PP, que protegía a un ex deportista como Urdangarín, ha puesto a su pareja en el ministerio de igual dá para que salga en Tele5 defendiendo a alguien que acusa a su marido de lo mismo que hicieron las de Infancia Libre pero, como llora mucho y solo tenemos un lado de la historia ( aunque haya perdido algún juicio al estilo Mia Farrow) debemos darla la razón y, si no lo hacemos, somos unos patrialcales machistas al igual que es la justicia de este país de herencia franquista.

Ala, ya la tenemos liada. Pero, lo que es más importante, estamos despistados y entretenidos mientras todo lo demás va a su puta bola.


No me digas que somos los reyes de la confusión aunque seamos los que se confunden, más yonkis de nuestras drogas patrias que los amigos del Vaquilla.

17 de marzo de 2021

August and everything after

Los libros, las películas y, por supuesto, los discos envejecen. Al igual que los recuerdos unos se difuminan y otros vuelven, fuertes y vívidos, de vez en cuando. Estoy convencido que si un disco que envejece bien y años después te sigue poniendo la piel de gallina con los detalles que te perdiste, es un gran disco.

Un gran, grandísimo disco, se publicó en 1993 y hay ha vuelto a llamar a mi puerta como alguien a quien quisiste abriendo la puerta con las llaves que se quedó y volviendo a casa.

August and everything after. Counting Crows. 1993.

Round Here, Omaha, Mr jones, Perfect Blue Buildings, Anna Begins, Time and time again, Raing King, Sullivan Street, Ghost Train, Raining in Baltimore, A murder of one.

Esas son las canciones.

Todas fueron tapadas por esa cosa tan injustamente miserable de los 90 que eran los singles exprimidos por las compañías. Mr Jones era un trallazo pero, como todo lo bueno, cuando se escarba aparece la verdad. "When everybody loves you, you can never be lonely". Al fin y al cabo tras una tonada feliz que empezaba con un shalala existía el sueño de un músico en dejar de sentirse solo si llegaba al éxito.

Es un disco triste y enérgico con la valentía de gritar al aire muchos de los miedos y de las rabias que nos poseen cuando nos sentimos solos y creemos que nos merecemos algo un poco mejor. Voy, una a una, eligiendo versiones:

Round Here: concierto en Paris 1994

Omaha: 2012

Mr Jones: Version single 1993

Perfect Blue Buildings: Directo ( fecha desconocida)

Anna Begins: Mtv most wanted 1994

Time and time again: Live 2007

Raing King: live opera sydney

Sullivan street: At town hall 2007

Ghost Train: 1997. Live at Chelsea Studios

Raining in Baltimore: Live in New York City , 97

A murder of one: Sydney 2015

Hay que empezar por el principio y la reinterpretación de las canciones. No en vano , allá por el 2011 sacaron una grabación ( del 2007) con ese disco completo reinterpretado en directo.

Jodidamente maravilloso. Musicalmente impecable. Vocalmente personal.


Por favor, leed las letras

Pd extra: All my friends ( porque hicieron más discos)

15 de marzo de 2021

El año en que la ideología lo manchó todo.

Entiendo que cuando alguien se tiene que enfrentar a lo desconocido lo que hace es buscar en su interior algún tipo de recurso que le permita salir adelante. No sé: hacer una cabaña con ramas o dibujar una cara en un balón para poder conversar con el Señor Wilson.

Y también, si es que alguno de los psicólogos de postín que leen este blog no me lleva la contraria, se aprende a mirar los pequeños detalles. A investigarse el ombligo. Si recordamos cómo éramos hace algo más de un año lo que nos preocupaba era la paz en el mundo, las democracias árabes, la globalización y las libertades de los refugiados sirios. Nos sentábamos en nuestro pedestal occidental para intentar dar lecciones a los demás sobre lo que deberían hacer casi como el jubilado que se apoya en la valla para explicar la manera en la que mover los escombros de la zanja.

Entonces es cuando, justo en el mismo momento en el que alguna superdotada moral quitó su contador Machismo-Coronavirus, nos dimos cuenta que estábamos en una isla desierta. Y nos pilló donde nos pilló. A unos con un bar, a otros viviendo con alguien que no soportaban, a más de alguno con un proyecto vital a medias y quizá a demasiados en ese silencio incómodo que tiene la soledad. Hay que reconocer que también a algún estudiante mediocre de enfermería le pilló con trabajo fijo antes de terminar los estudios. Hay que aceptar que quien tenía el poder no se iba a poder dedicar a gastar dinero y ser molón, a jactarse de su locuacidad en las tribunas mientras las cosas seguían por los caminos conocidos. A quien, como los demás, le pilló en un determinado lugar, tuvo que hacerse fuerte en él. Hacerse fuerte o joderse y tener que lidiar con lo que le ha tocado, según cómo se mire.

En ese momento, asustados, buscamos la supuesta determinación de aquellos que estaban ahí para salvarnos. Nos dieron dos o tres respuestas fantásticas: saquemos a Franco del valle de los Caidos, intentemos meter al rey en la cárcel, cerremos muchos negocios por el bien de los demás mientras subimos el sueldo de los funcionarios ( donde están los sueldos de los políticos, por cierto), digamos lo mucho que vamos a ayudar mientras se sigue obligando a pagar los autónomos, echemos la culpa a Europa del Iva de las mascarillas, hagamos un invento que esconda bajo las siglas ERTE todos los parados que se pueda y esperemos a vencer al virus tres o cuatro veces durante el año. No nos olvidemos que Pdro aseguro que se había vencido al virus en verano y que aseguraba que en unas semanas la tasa de infección estara por debajo de 25. ( Octubre 2020). No nos olvidemos que algunos, quizá con la inercia del mundo en el que creen vivir, seguían asegurando que la pandemia era una cuestión de género. Es curioso como todo lo malo es, según para quien: machista, bolivariano, chino, capitalista, poco ecologista o racista cuando no culpa de los medios malévolos que difaman con la verdad. Algunos, casualmente parejas de otros, solo han salido a dar lo que parecían buenas noticias propósitos y cuando sus palabras han sido abrumadoramente arrasadas por cosas como la mayor subida del precio de la luz de la década, se han escondido como bellacos.

Porque el mundo se ha dividido entre los que van a cobrar y los que no, entre los que pueden seguir haciendo el panoli con sus "pajas mentales" y los que se levantan por la mañana sin saber si van a sobrevivir al llegar la noche. Entre las mociones de censura y las colas del hambre. Entre el "salimos más fuertes" y los que se quedaron por el camino.

Mientras tanto hemos aplaudido creyendo que eso era algo más que un postureo emocionante, hemos descubierto que hay vecinos, aprensivos justificados, que no querían bajar en el ascensor con nosotros y también hemos hecho de nuestras "necesidades ombligueras" algo suficientemente potente como para jurar ser solidarios con los demás pero "sálvese quien pueda". 

Muchos nos hemos convertido en princesitas o en niños adaptados que lloran sin dolor para que alguien les de de comer, les cuide o les solucione los problemas que no somos capaces de reconocer que nos superan.


A lo largo de éste último año han desaparecido personas que nos juraron que estarían ahí siempre y hemos desaparecido para algunas personas, porque no estamos libres de la culpa general ni de la responsabilidad personal. Hemos puesto como la excusa perfecta todo lo que pasaba fuera mientras se nos derrumbaba la casa cada tarde y cada noche. Nos hemos radicalizado y hemos consumido más cultura que nunca mientras, curiosamente, los creadores se están muriendo de hambre.

Pero, si nos damos cuenta, aquellos que nos tenían que indicar cual era el camino correcto, a falta de ideas y de responsabilidad, con un fracaso más nítido que la luz de la mañana, han decidido apostar a la ideología y la palabrería para hacernos sentir, según vamos conociendo los resultados catastróficos reales de una verdad imposible de ocultar, que estamos solos.

Con esa ideología lo han ido manchando todo como una diarrea que no es capaz de limpiarse por mucho papel higiénico que compres.

Y, amigos, si algo he aprendido en todo el año, es que con ideología no se arregla nada, pero pareces digno.

Para solucionar los problemas, en el mundo de verdad, hay que mancharse las manos.

Hace un año nos despertamos encerrados en casa y, un año después, seguimos igual pero más pobres, en paro, desolados, teniendo miedo a dar y recibir abrazos y perdidos mientras discutimos sobre si es de derechas o de izquierdas, del rey, de Franco, de la dictadura bolivariana, del comunismo chino o de Trump todo aquello que nos hace sentir mal.

Y el teatro está en el telediario, plagado de actores malos incapaces de nada. Hacen suya esa intención homeopática de que sea el tiempo quien solucione todo para luego, si es que se arregla, juren que fueron ellos quienes arreglaron las heridas. Y hay heridas que sólo sanan con puntos de los que duelen cuando te los dan.

14/3/2020 - 14/3/2021: ese fue el año en el que la ideología lo manchó todo porque quien tenía que hacer, en vez de reconocer que era incapaz, hizo una puta mierda en una serie mediocre en la que , cada capítulo, era una rueda de prensa de guión infantil lleno de palabrería.


Pd: a los resultados me remito.

12 de marzo de 2021

Smack my bitch up

Uno de los videos más recordados de los 90 era el puñetazo en la cara de Smack my Bitch Up, de The Prodigy. Con Teresa May como golpe final ( si quieres la buscas, pero no es la primera ministra).


Y en realidad no es mas que alguien que se pasó todo Tinder, se metió lo que pudo, tocó todo lo que quiso, vomitó para hacer sitio a algo más, quebrantó unas cuantas leyes, folló con furiosa cólera y, como está rodado en la Gran Bretaña, rozó continuamente lo desagradable pero no puedes dejar de verlo porque, al igual que todos aquellos que se creen en posesión de la superioridad moral sobre el resto, si lo hicieses tú te va a criticar pero cuando lo hace en primera persona simplemente es una noche más.

Imprescindible ver hasta el final para entender lo que quiero decir.

Pd: el video mantiene el título de "video más comprometido" de la década. Es curioso como nos escandalizamos de la intimidad.

11 de marzo de 2021

Robertos, burócratas, trabajo y política.

En el patio del colegio, cuando se jugaban partidos, se montaban las porterías con dos mochilas. Desde ellas, casi de una manera holográfica, dos postes se alzaban hasta la altura a la que podía llegar Jorge, el gordo elegido en último lugar,  que se quedaba como portero.

Prácticamente siempre llegaba un momento de discusión en el que se intentaba que fuera gol lo que para el equipo que lo recibía no lo había sido. Quizá porque Jorge podría saltar más o porque los postes estaban unos centímetros más hacia afuera. Y, al final, la mitad de recreo eran discusiones en vez de juego efectivo.

Curiosamente Roberto, que era un jugador de fútbol mediocre, parecía disfrutar más en las argumentaciones que en los regates. Hay en día es un brillante abogado. No sé qué fue de Jorge, pero me gusta pensar que es un cocinero orondo y bonachón feliz en uno de esos restaurantes secretos que brillan en alguna carretera comarcal.

Personalmente no soy un fanático de la burocracia. Me parece, casi como la teorización de la verdad, los coach y todos esos profesores universitarios que te enseñan, sin haber trabajado en una empresa jamás, a desenvolverte en el mundo real sin haberlo pisado: una manera de vender la sensación falsa de control sobre algo que resulta muy diferente cuando hay que enfrentarse a ello. Es como saber hacer las instrucciones del montaje de muebles pero no haber montado un mueble en tu puta vida.

En algún momento le dimos a la burocracia, a la creación de las normas, a la elección de los jueces o al artículo 113 de la constitución mucho más valor que la realización del trabajo en si. Llegó un momento en el que creímos que el politólogo, el tertuliano o el que había hecho el estudio que salió en televisión sobre las abejas asiáticas, sabía mucho más que el apicultor.

Y como nadie quiere entrenar día y noche para ser futbolista, tornero o mancharse las manos en una obra, le dimos mucho más valor al estudioso del fútbol o al que vigila el VAR. Está mucho más valorado ser ingeniero que saber coger un destornillador. Cuando terminaba la carrera le pregunté a uno de mis profesores por qué aunque había dibujado cientos de fresadoras jamás me habían enseñado a usar una. "Si tengo que explicarle a alguien cómo usarla, yo debería de saber"- le dije. "Usted es ingeniero"- me respondió- "deje eso para los de formación profesional". Y lo zanjó todo con una bofetada de clasismo. 

Si algo tiene la modernidad urbana, la política y parte de la industria, es que un grupo de clasistas no reconocidos que no pasean por la calle, no han trabajado duro por su salario o no han cogido un destornillador manchándose las manos, deciden cómo deben actuar los que intentan realizar el trabajo de verdad. Los Robertos se pasan las horas discutiendo la interpretación de las mochilas en el patio para, a ser posible sin jugar, ganar la copa de Europa del recreo.

Cuando los Robertos se hacen mayores interpretan los artículos del convenio interno, de la junta de portavoces, de la normativa europea o de las normas del quinto manual de la cuarta carpeta del código para salirse con la suya aunque eso implique que el resultado final sea nada. Al burócrata le importa mucho más el tipo de letra del informe sobre la fabricación del polímero que si las ruedas explotan en la N-IV . Al político le importa mucho más la rueda de prensa que la buena vida o las posibilidades que consiga para aquellos que le han votado. Le importan los apoyos de la moción de censura y si consigue ocupar más o menos minutos en el noticiario de ayer. Conseguir poderes y despachos está por encima de hacer un trabajo que implica, necesariamente, mancharse las manos.

Cuando nos empezamos a preocupar de las normas más que de la finalización del trabajo algo estamos haciendo mal.

Ninguno de mis compañeros llegó a ser jugador de primera división.

En este mundo el que hace la camisa es mucho menos valorado que el que piensa en cómo se debe de coser, aunque no haya cosido jamás.

Tuve un profesor que aseguraba, sorprendido, que en el futuro todos íbamos a ser empresas de servicios. Y luego añadía "lo que no sé es a quien le vamos a dar servicio porque, a este ritmo, nadie va a fabricar nada".

Curiosamente llevamos años sin irnos a la mierda y aprendiendo demasiado excel. Y es que la burocracia, como el orden, es importante pero, como tipo desordenado que soy, debería de ser secundaria y no la castrante versión de la modernidad en la que se ha convertido.

4 de marzo de 2021

Tu coche y tú ( en el futuro europeo)

Siempre he pensado que la industrial del automóvil va un pasito por delante en todo. Cuando dejan de fabricar coches es porque saben que vienen años complicados. Cuando mueven sus fábricas, se fusionan, se dividen o simplemente van poniendo gadgets en el salpicadero para que creas que estás comprando algo nuevo es porque, de una razón u otra, se están adelantando a lo que vas a querer mañana. Por eso tengo un ojo, de los dos tuertos que me quedan, puesto en las novedades y los movimientos de dicha industria. Son, por decirlo de una forma, mi pequeño nostradamus a cinco o diez años vista.

¿Por qué no la informática?. Al fin y al cabo es de lo que sé. Principalmente porque sacar un programita gracioso, un tik tok guapetón o un altavoz que te haga patatas fritas a ritmo de batucada se puede hacer desde un taller de tres metros cuadrados sin gastar ingentes cantidades de dinero. La informática es innovación de bajo coste. Pero hacer un coche suele llevar involucrada una tendencia social y una inversión que abarca muchos más campos que el meramente mecánico.  Es demasiado dinero y son demasiados esfuerzos como para dedicarse a hacer algo y esperar. La industria automovilística, la de verdad, no juega a esperar. Tiene la fea costumbre de jugar a ganar.

El problema aparece cuando alguien que sabe de coches lo mismo que de gallinas ponedoras decide, en un despacho ganado a golpe de votos, las normas que deben cumplir los que hacen coches. Ojo, o los que hacen las hueveras de cartón.

Si nos vamos a la historia de las carreras de coches podemos admitir que inicialmente se preparaba una carrera y ahí aparecías tú tu bólido. Se daba la salida y el que llegaba primero, ganaba. Fácil. Entonces, y ahora estoy en los años 60 y 70, los grandes creadores jugaban a proponer ideas. C. Chapman con sus Lotus, el efecto suelo o las turbinas añadidas a la parte de atrás de un fórmula. Coches de seis ruedas. unos explotaban, otros ganaban, otros saltaban las protecciones casi inexistentes y se llevaban por delante a un nutrido grupo de espectadores. La mecánica y la ingeniería en estado de absoluta libertad han proporcionado avances estratosféricos a los cochecitos que nos llevan y nos traen hoy mismo. Las guerras, caminando por el lado extremo, nos han dado cohetes, todoterrenos y gps. Cuando algo carece de regulaciones se envilece o se convierte en un refugio para la creatividad extrema.

Pero con los años fueron llegando las normas. Que si no se podía poner un reactor nuclear (ford lo intentó con el Nucleon en 1958), que si tienen que llevar ABS, que si no puedes poner en un coche de carreras más de un determinado peso o que si tiene que gastar tanta o cuanta gasolina. Que si no debe contaminar y que el conector de la electricidad tiene que ser el que diga el gobierno. Que entre en las plazas del parking de súper. Que no pase de un determinado número de vueltas el motor. Que a partir de no sé que año en vez de brumbrum haga brambram porque no sé qué de la diversidad europea. Bueno, ya sabemos que la tecnología y casi todo se va quedando a merced de las normativas que juran que , por nuestro bien, habrá de ser todo estándar.

Tenemos que tener trabajos estándar, casas estándard, sexo estándard, ropa normativa, comportamientos que cumplan las normas, vocabulario inclusivo o, yo qué sé, coches homologados.

Y curiosamente ante todo eso las empresas que hacen coches han tomado decisiones que bien pueden extrapolarse al resto de lo que nos rodea. Van a dejar de vender coches térmicos en Europa y prácticamente todas harán el mismo coche. ( Hoy en día la diferencia entre un Corsa y un 208, un Golf o un Leon, un Toyota o el último modelo de Suzuki son mínimas). En el futuro, curiosamente, los coches van a ser casi todos el mismo. Cuando las normas se hacen más y más detalladas la única forma que tiene la industria del coche de sobrevivir es hacer lo único que puede y, si eso, contarnos que uno es verde o que otro es azul aunque no sea más que el espejismo de la diferenciación.

Las normas son eso que hicieron por nuestro bien y que, pasado un punto, se convirtió en homogeneidad.

Así que como el mundo automovilístico va siempre un paso por delante me pregunto si el futuro es un lugar en el que todos, por esa obligación de cumplir las normas cada vez más restrictivas que han hecho por nuestro bien sin que nos hayan preguntado antes, seremos todos iguales.

Vestiremos igual, hablaremos igual, trabajaremos casi en lo mismo, pensaremos lo mismo y, por supuesto, llevaremos el mismo coche. El que no lo haga será duramente castigado para que no se plantee hacer algo nuevo o algo diferente.

Suena un tanto decepcionante. Y aburrido.

(Todo lo comentado se puede hacer extensivo a lo que comemos, donde vivimos, nuestros salarios, nuestros sistemas operativos, la manera de comprar e incluso de gastar nuestro propio dinero (cuya eliminación física volverá a coartar nuestra libertad de consumir libremente), lo que leemos y por supuesto la cuadriculada interacción social digital a la que estamos abocados.)


Me voy a casa porque tengo que estar a las 22, que no puedo ver la luna desde la calle por mi bien.