Hay algo que creemos que solamente afecta a los personajes públicos pero nos está haciendo daño a todos: La hemeroteca. En realidad no es porque salgamos en la prensa o porque La Sexta haga un documental muy dramático sobre algo malísimo que hayamos hecho y que nos locute Gloria Serra. Solamente son nuestras redes, nuestras conversaciones o algunas de las frases que dejamos caer por whatsapp un día tonto.
Mal dia para buscar
28 de enero de 2021
Borrar la hemeroteca ( y los chats)
27 de enero de 2021
Cuando dejen de girar los discos
Se han publicado, como cada fin de año, muchas listas. Una en particular especifica los 100 vinilos más vendidos en España allá en el 2020. Hay un dato estremecedor: para estar en el puesto 99 hace falta haber vendido once ( !!11!!) discos.
Como siempre que algo se basa en las estadísticas hay que conocer el grupo de control y es bastante cierto que no tiene en cuenta las tiendas convencionales. Pero, aún así, !que son once!. ( En mi presentación pandémica de "Dame Cuerda" se vendieron 30. Claro, que yo no canto)
Así que me vienen a la memoria tiempos en los que me compraba un disco a la semana. O tiempos en los que a lo largo de un mes acumulaba algún libro, varios discos y alguna película. Jopé, y me iba de conciertos. Después de aquellos locos años 90 reconozco que ese absoluto acceso a la cultura hizo que empezara a comprar con criterios extraños. Dejé de comprar discos de artistas ricos. Será que mi cultureta izquierdoso me hizo pensar que Bruce o Madonna eran los Amancios de la música. Así que llené mi estantería de discos nacionales de gente pequeña que me hacía tremendamente feliz. Aún dispongo de bastantes sin abrir porque me gustó tanto lo que me bajé de internet que decidí comprarlo como una forma de agradecerles esos buenos momentos. Entonces, una vez, cuando fui a comprar uno de esos pequeños discos, descubrí que era imposible hacerme con el formato físico. Que alguien, en una oficina ruinosa de antiguo éxito, ya se había rendido al futuro gratuito. Esos fueron unos años complejos en los que, hasta cierto punto, una desorientada industria sobredimendionada se daba continuamente tiros en el pie. Después de eso he de reconocer que en el año 2020 no habré llegado a diez discos comprados. Primero porque no hay prácticamente tiendas, segundo porque esos discos que me llevaban a un lugar a lo largo de hora y media han sido devorados por tonadillas de escasos tres minutos en busca de ser el audio del meme del momento y tercero porque la tecnología me ha vuelto vago, pirata y poco solidario con el trabajo intelectual de los demás.
Luego me quejo porque no vendo un jodido libro y tengo mi grano de arena de responsabilidad.
¿Somos responsables de la lenta muerte de la cultura? Sí. Porque cuando alguien no puede vivir de su trabajo lo que suele hacer es trabajar en otra cosa. Sin conciertos, con unos algoritmos que no premian la calidad sino las reproducciones en bucle, con producciones hechas a golpe de estadística y sin discos que comprar lo que se termina es no gastando. El grueso del gasto en "cultura" de nuestro país reside en plataformas de cine y series abarrotadas de producciones molonas que te hacen pensar en un mundo feliz alternativo y solidario con las que, quienes tienen dinero, contratan gente con salarios de Rider y se llevan tu pasta a lugares más baratos que Andorra para tributar.
Quizá, podría pensar, la cultura ya no responde a lo que yo tenía entendido por cultura. Quizá cultura es coger a una choni , invertir dos millones de euros, esperar a que se deje las uñas largas y ponerle detrás una producción excelente para usar a Rosalía como un producto. Quizá es poner a un niñato abotargado que no sabe cantar detrás de un autotune esperando que haga polémica para que, con la curiosidad, Spotify pague 0.01€ por reproducción. Quizá el Pronto es el nuevo Mariano José de Larra y yo aún no me he enterado. Quizá Ciudadano Kane son Ocho Apellidos Vascos.
Pero aún así, si con once copias alguien está entre los discos más vendidos es que no se compran discos y eso solo significa que, de una forma u otra, la cultura se desangra en una esquina mientras estamos mirando hacia otro lado.
Y un mundo en silencio es un mundo muy triste. Cuando dejen de girar los discos quizá dejará de girar el mundo.
23 de enero de 2021
Viva la libertad de no pensar.
En Italia han cerrado Tik Tok porque una niña de 10 años se ha asfixiado con el cinturón de la bata al hacer un reto de esos. En España ya tenemos el culo pelado de ver los bares cerrados porque parece ser que somos una banda de inconscientes que se tose a la cara cuando se toma una cerveza. En La Rioja, directamente, está prohibido hablar en los autobuses. En las discotecas, si es que las abren, se prohibe bailar. Y no se puede fumar. No se puede ir a más de 30. Hay que usar lenguaje inclusivo. No se puede emitir porno. Está mal visto tomar bebidas azucaradas y mis vecinos se niegan a bajar en el ascensor con alguien que no sea de su burbuja habitacional.
Por una parte es de rigor aceptar que no es, precisamente, uno de esos tiempos que se van a recordar como unos años libres.
Por otra tenemos que reconocer que hay normas que se establecen para proteger a los gilipollas. No les dejas ver los "retos" de internet porque, como son imbéciles, los harán. No les dejas hablar porque , al fin y al cabo, para lo que tienen que decir. Que no bailen porque solamente agitan los brazos. Que no fumen porque la sanidad no está para curar inconscientes.
A ser posible, si conseguimos que la gente no piense más que lo que queremos que piensen, mejor.
Y, curiosamente, cuando una persona no piensa le suele ir ferozmente bien.
Estamos creando un sistema que premia, con golosinas de baja calidad pero alta satisfacción inmediata, a quien no se pregunta el por qué de las cosas.
Existe un libro (la rebelión de Atlas) en el que las personas que piensan se declaran en huelga cansados de tanto soplagaitas y el mundo se va a la mierda. Somos animales racionales que cuando dejan de ser racionales el sistema les premia de la misma forma que los mayores premios en los concursos de televisión no se dan a los más listos sino a los que cumplen las normas y generan algún escándalo procaz.
Cuando quienes tienen que decidir, aparte de no ser especialmente valientes, creen que no nos llega la cabeza para pensar, se toman decisiones que directamente y por nuestro supuesto bien ( un bien que nosotros no hemos decidido) consideran que somos estúpidos.
Así que no veas internet, no fumes, no bailes, no folles, no hables incorrectamente, no escuches música alternativa de finales de los 70, no abraces y si tu trabajo no me parece oportuno, no trabajes. Lo hago por tu bien.
No pienses, que ya lo hace el estado por ti. Viva la libertad de ser rebaño y estúpido. Un azucarillo para ti.
Pd: esto no significa que no haya un virus, que no se muera gente y todas esas cosas. No me metáis en sacos.
13 de enero de 2021
Steve Tyler y el Ornitorrinco nerd
Hace muchos años tuve, durante una temporada, la costumbre de irme con unos compañeros de universidad a un bar junto a la playa en el que, los viernes, nos daban unos batidos gigantescos y jugábamos partidas de trivial. No se nos daba mal porque éramos, siento admitirlo, un grupo muy culto de estudiantes de ingeniería industrial que estaban al bode de la marginación social por aquel principio de los 90.
Nuestros compañeros de colegio habían disfrutado de los últimos coletazos del rock radikal vasco y de los conciertos con drogas en los Gaztetxes que, a golpe de cartelismo independentista, poblaban los cascos viejos de las ciudades cargados de reivindicaciones que, hoy en día, resultan un tanto intemporales. Nosotros, sin embargo, jurábamos disfrutar con chistes basados en el principio de indeterminación de Heissenberg o alteraciones imaginativas del teorema de Frobenius. Ahora seríamos nerds.
Pero éramos, ya en tercero de carrera, unos nerds que habían encontrado a otros nerds y eso de sentirse parte de un grupo siempre resulta reconfortante.
Así que nos lanzábamos preguntas que respondíamos con certeza o con mucha gracia si es que no la sabíamos. Me preguntaron: "¿cual es el mamífero con la boca más grande?". No la sabía, lo acepto. Sin embargo mi cabeza me dio una respuesta que me hizo mucha gracia. Tanta que me reí yo solo antes de decirla y hasta dejé gastar el tiempo para darle un componente de expectación en el último segundo.
Me empecé a carcajear. Ellos sabían que , por lógica, iba a ser muy gracioso. Así que entre mis propias risas dije: Steve Tyler.
Casi con lágrimas en los ojos los abrí. Y miré alrededor dándome cuenta que nadie, en esa mesa, sabía quien era el cantante de Aerosmith. Crazy, del grandes éxitos, era número uno en aquellos días pero ni aún así. "No sabeis quien es, ¿verdad?". Y negaban con la cabeza entre cierta incomodidad al no saber reconocer el lugar donde estaba mi humor. Se hizo un silencio.
"El mamífero con la boca más grande es..."- dijo girando la carta y poniéndola ordenada y en su dirección adecuada en el perfectamente rectangular montón de las tarjetas- "el ornitorrinco".
Y los demás asintieron con la cabeza.
Justo ahí , como Juan Salvador Gaviota pero al revés, volví a ser un nerd que volaba solo.
Y así , hasta hoy.
7 de enero de 2021
Parecidos razonables ( Toni y el de los cuernos).
Los mismos argumentos absurdos se usaron en esos casos y en, por ejemplo, el asalto al congreso de Argentina, Paraguay o aquella vez que en Grecia se liaron a bofetadas porque ya se habían endeudado más allá de las cejas. No nos olvidemos que, por mucho que algunos lo nieguen, en España se pidió hace no mucho que se Rodease el Congreso y se han tirado piedras a cargos electos en un maravilloso homenaje a la democracia. Se ha acosado en las casas de unos partidos y de otros. ¿Qué diferencia hay?. Ninguna. Bueno, si, aquí no entraron a hacerse selfies (salvo Tejero, que se dejó el móvil en casa)
No hay ninguna diferencia entre la foto de una señora sangrando el uno de octubre en Cataluña y una de Vox sangrando en Sestao. Podemos encontrar los mismos argumentos a favor y en contra. Que si es ketchup, que si se tiró una piedra a si misma, que si le reventaron la cabeza los violentos sin escrúpulos que estaban gritando enfrente. Lo mismo me da que me da lo mismo. El resultado, si dejas a un lado tu propio sesgo cognitivo, es idéntico.
No hay ideología en el victimismo, en la excusa de que cualquier revuelta está justificada contra el otro y en saltarse cualquier norma básica de comportamiento humano. Los escaparates los rompen igual los fanáticos de la derecha y de la izquierda. Es más, cuando un gilipollas nace se hace del fanatismo que le pille más a mano. Si es de Hospitalet luchará contra el invasor español. Si es de Parla lo hará contra los inmigrantes que vienen a robarle el trabajo. Si es de Ohio lo hará contra el partido republicano. Pero si es de NY lo hará contra el demócrata. Y si es de Vallekas ( con K), lo hará contra el gobierno franquista, machista, capitalista y poco ecologista. En Euskadi hemos vivido bajo el fascismo de Eta 30 años. Eran fascistas de izquierdas que cogieron alegremente el relevo de un fascista de derechas para terminar haciendo lo mismo: amedrentar y matar a quien no piense igual.
Por supuesto que uno debe de ser libre de opinar las tonterías que quiera. Uno está en su derecho a ser comunista, franquista, independentista y del Leganés. Para eso vivimos en un país mundo supuestamente libre. Pero, eso sí, cuando nos creemos algo parecido al Harry El Sucio de la moralidad y que eso nos permite pasarnos por el forro la libertad de los demás, en ese momento somos unos estúpidos.
La estupidez no tiene bandera política. Es sólo estupidez. La historia lo va, tozudamente, demostrando. Todos los ejemplos son, conscientemente, de extremos que se parecen.
Hoy, un día después del esperpento americano, algunos que ya lo intentaron o que hicieron lo mismo en otros lugares se echan las manos a la cabeza. El último tweet de Trump ponía: apreteu. Supongo que cuando el que hace el ridículo es otro los argumentos cambian. Al menos en EEUU entraron disfrazados, que tiene mucha más gracia. Eso sí, 4 muertos. Eso ya no tiene tanta gracia.
Y sólo son parecidos razonables.
Quizá debemos criticar los hechos en vez de preguntarnos quien los hace porque no es quien lo hace, sino lo que hace. A ver si va a ser diferente que te reviente el culo un tipo de derechas o de izquierdas , nacionalista de un lado o de otro, negro, árabe, mujer o pigmeo. Te dejan el ojete igual de roto.
5 de enero de 2021
He pedido a los reyes: irme a la mierda un poco más tarde.
España. Día de reyes. Un país de entrenadores de futbol, de presidentes del gobierno, de planificadores de vacunaciones, de críticos literarios y musicales. Un país lleno de cuñados pero un país en el que si llamas al portero automático y dices "yo", te abren la puerta.