28 de enero de 2021

Borrar la hemeroteca ( y los chats)

Hay algo que creemos que solamente afecta a los personajes públicos pero nos está haciendo daño a todos: La hemeroteca. En realidad no es porque salgamos en la prensa o porque La Sexta haga un documental muy dramático sobre algo malísimo que hayamos hecho y que nos locute Gloria Serra. Solamente son nuestras redes, nuestras conversaciones o algunas de las frases que dejamos caer por whatsapp un día tonto.


- Yo no te he dicho eso nunca
- ¿Cómo que no?. Me lo dijiste el martes 12 de hace dos años a las 17:43. ¿Te envío el chat?

En ese caso es cuando la hemeroteca nos está gastando una mala jugada. En ese caso es exactamente lo mismo que cuando te recuerdan, al salir del coche oficial, que jamás usarías coches oficiales. Es igual que tener a Oriol en la calle cuando jamás ibas a apostar por un indulto. La excusa esa de que lo que dijo el candidato no es aplicable al presidente no cuela. La hemeroteca te golpea por todas partes. Afortunadamente nuestras incongruencias o cambios de opinión suelen ser mucho más domésticas. Que si te iba a llevar a la playa o que si estaba en el trabajo. Que si este año sí que nos vamos de vacaciones a casa de tus primos.

Una de las cosas que tiene la tecnología es que carece de capacidad de filtración de datos. Solamente los acumula. A esos servidores enfriados llenos de luces les da lo mismo guardar una falsa promesa, una intención no realizada, un amor desatendido, una fotopolla o una teoría perfecta que pudiera salvar el mundo de su segura destrucción. Todos son ceros y unos puestos en ordenes variables. Y todos están ahí, para recordarte como eras en 2008. Que si eras más joven, más guapo, más rápido, más voluble a la posibilidad de encontrar algo parecido a lo que soñabas por aquellas fechas. En algún lugar, como si fueran universos paralelos, todavía estás enamorado de quien no fue. En algún disco duro está esa frase en la que ella te dice que te echa de menos. Y al lado pone el día y la hora. Como metadatos aparece el lugar desde donde te lo envió. Un poco más abajo guarda la clave de la wifi de todos sus ex. Los que llegaron después de ti y a los que les dijo lo mismo pensando que era, por fin, la primera vez que lo decía de verdad.

La memoria humana, que es una cosa maravillosa, dispone de mecanismos que hacen que los recuerdos no sean cuchillos literales que te paralicen el corazón. ( En el 2017 ya lo puse). Te deja el regusto de aquel momento y prioriza lo que te sienta bien eliminando detalles que, aparte de innecesarios, te castigan y paralizan. Te dice que estuviste bien, que guardas esa tarde de paseo con cariño. Te ves sonriendo y como mucho te retrotrae a los chistes que te hicieron gracia o a la forma en la que te miraba detrás de la anteúltima copa. No te pone, delante de la cara, tus ojeras o las veces que te traicionaste con promesas que eras incapaz de cumplir. La mente, gestionando los recuerdos, es un colega que te hace bien y no una hemeroteca.

Por eso borro los chats . Siempre. No es discreción sino autoprotección. Prefiero el recuerdo a la literalidad.
Quizá por eso caigo varias veces en lo mismo pero es que quizá me encanta caer de vez en cuando.
Quizá por eso jamás saco una frase que me dijiste el seis de abril del 2011.

Estoy convencido que ni siquiera Benito Perez Galdós se siente orgulloso de aquel "estoy deseando volverte a ver para comerte los pechos" que le envió a Emilia Pardo Bazán con una cosa muy viejuna que son las cartas y que se han convertido en la copia del chat del whatsapp del siglo XIX

Creo que nadie tiene la clave de mi wifi. Y eso que es fácil. Fácil de recordar.

Pd: hoy es el dia europeo de la protección de datos. Lo que intento decir es que, a veces, proteger es borrar. Al menos en lo personal.

27 de enero de 2021

Cuando dejen de girar los discos

Se han publicado, como cada fin de año, muchas listas. Una en particular especifica los 100 vinilos más vendidos en España allá en el 2020. Hay un dato estremecedor: para estar en el puesto 99 hace falta haber vendido once ( !!11!!) discos.

Como siempre que algo se basa en las estadísticas hay que conocer el grupo de control y es bastante cierto que no tiene en cuenta las tiendas convencionales. Pero, aún así, !que son once!. ( En mi presentación pandémica de "Dame Cuerda" se vendieron 30. Claro, que yo no canto)

Así que me vienen a la memoria tiempos en los que me compraba un disco a la semana. O tiempos en los que a lo largo de un mes acumulaba algún libro, varios discos y alguna película. Jopé, y me iba de conciertos. Después de aquellos locos años 90 reconozco que ese absoluto acceso a la cultura hizo que empezara a comprar con criterios extraños. Dejé de comprar discos de artistas ricos. Será que mi cultureta izquierdoso me hizo pensar que Bruce o Madonna eran los Amancios de la música. Así que llené mi estantería de discos nacionales de gente pequeña que me hacía tremendamente feliz. Aún dispongo de bastantes sin abrir porque me gustó tanto lo que me bajé de internet que decidí comprarlo como una forma de agradecerles esos buenos momentos. Entonces, una vez, cuando fui a comprar uno de esos pequeños discos, descubrí que era imposible hacerme con el formato físico. Que alguien, en una oficina ruinosa de antiguo éxito, ya se había rendido al futuro gratuito. Esos fueron unos años complejos en los que, hasta cierto punto, una desorientada industria sobredimendionada se daba continuamente tiros en el pie. Después de eso he de reconocer que en el año 2020 no habré llegado a diez discos comprados. Primero porque no hay prácticamente tiendas, segundo porque esos discos que me llevaban a un lugar a lo largo de hora y media han sido devorados por tonadillas de escasos tres minutos en busca de ser el audio del meme del momento y tercero porque la tecnología me ha vuelto vago, pirata y poco solidario con el trabajo intelectual de los demás.

Luego me quejo porque no vendo un jodido libro y tengo mi grano de arena de responsabilidad.

¿Somos responsables de la lenta muerte de la cultura? Sí. Porque cuando alguien no puede vivir de su trabajo lo que suele hacer es trabajar en otra cosa. Sin conciertos, con unos algoritmos que no premian la calidad sino las reproducciones en bucle, con producciones hechas a golpe de estadística y sin discos que comprar lo que se termina es no gastando. El grueso del gasto en "cultura" de nuestro país reside en plataformas de cine y series abarrotadas de producciones molonas que te hacen pensar en un mundo feliz alternativo y solidario con las que, quienes tienen dinero, contratan gente con salarios de Rider y se llevan tu pasta a lugares más baratos que Andorra para tributar.

Quizá, podría pensar, la cultura ya no responde a lo que yo tenía entendido por cultura. Quizá cultura es coger a una choni , invertir dos millones de euros, esperar a que se deje las uñas largas y ponerle detrás una producción excelente para usar a Rosalía como un producto. Quizá es poner a un niñato abotargado que no sabe cantar detrás de un autotune esperando que haga polémica para que, con la curiosidad, Spotify pague 0.01€ por reproducción. Quizá el Pronto es el nuevo Mariano José de Larra y yo aún no me he enterado. Quizá Ciudadano Kane son Ocho Apellidos Vascos.

Pero aún así, si con once copias alguien está entre los discos más vendidos es que no se compran discos y eso solo significa que, de una forma u otra, la cultura se desangra en una esquina mientras estamos mirando hacia otro lado.

Y un mundo en silencio es un mundo muy triste. Cuando dejen de girar los discos quizá dejará de girar el mundo.

23 de enero de 2021

Viva la libertad de no pensar.

En Italia han cerrado Tik Tok porque una niña de 10 años se ha asfixiado con el cinturón de la bata al hacer un reto de esos. En España ya tenemos el culo pelado de ver los bares cerrados porque parece ser que somos una banda de inconscientes que se tose a la cara cuando se toma una cerveza. En La Rioja, directamente, está prohibido hablar en los autobuses. En las discotecas, si es que las abren, se prohibe bailar. Y no se puede fumar. No se puede ir a más de 30. Hay que usar lenguaje inclusivo. No se puede emitir porno. Está mal visto tomar bebidas azucaradas y mis vecinos se niegan a bajar en el ascensor con alguien que no sea de su burbuja habitacional.

Por una parte es de rigor aceptar que no es, precisamente, uno de esos tiempos que se van a recordar como unos años libres.

Por otra tenemos que reconocer que hay normas que se establecen para proteger a los gilipollas. No les dejas ver los "retos" de internet porque, como son imbéciles, los harán. No les dejas hablar porque , al fin y al cabo, para lo que tienen que decir. Que no bailen porque solamente agitan los brazos. Que no fumen porque la sanidad no está para curar inconscientes.

A ser posible, si conseguimos que la gente no piense más que lo que queremos que piensen, mejor.

Y, curiosamente, cuando una persona no piensa le suele ir ferozmente bien.

Estamos creando un sistema que premia, con golosinas de baja calidad pero alta satisfacción inmediata, a quien no se pregunta el por qué de las cosas.

Existe un libro (la rebelión de Atlas) en el que las personas que piensan se declaran en huelga cansados de tanto soplagaitas y el mundo se va a la mierda.  Somos animales racionales que cuando dejan de ser racionales el sistema les premia de la misma forma que los mayores premios en los concursos de televisión no se dan a los más listos sino a los que cumplen las normas y generan algún escándalo procaz.

Cuando quienes tienen que decidir, aparte de no ser especialmente valientes, creen que no nos llega la cabeza para pensar, se toman decisiones que directamente y por nuestro supuesto bien ( un bien que nosotros no hemos decidido) consideran que somos estúpidos.

Así que no veas internet, no fumes, no bailes, no folles, no hables incorrectamente, no escuches música alternativa de finales de los 70, no abraces y si tu trabajo no me parece oportuno, no trabajes. Lo hago por tu bien.

No pienses, que ya lo hace el estado por ti. Viva la libertad de ser rebaño y estúpido. Un azucarillo para ti.


Pd: esto no significa que no haya un virus, que no se muera gente y todas esas cosas. No me metáis en sacos.

13 de enero de 2021

Steve Tyler y el Ornitorrinco nerd

Hace muchos años tuve, durante una temporada, la costumbre de irme con unos compañeros de universidad a un bar junto a la playa en el que, los viernes, nos daban unos batidos gigantescos y jugábamos partidas de trivial. No se nos daba mal porque éramos, siento admitirlo, un grupo muy culto de estudiantes de ingeniería industrial que estaban al bode de la marginación social por aquel principio de los 90.

Nuestros compañeros de colegio habían disfrutado de los últimos coletazos del rock radikal vasco y de los conciertos con drogas en los Gaztetxes que, a golpe de cartelismo independentista, poblaban los cascos viejos de las ciudades cargados de reivindicaciones que, hoy en día, resultan un tanto intemporales. Nosotros, sin embargo, jurábamos disfrutar con chistes basados en el principio de indeterminación de Heissenberg o alteraciones imaginativas del teorema de Frobenius. Ahora seríamos nerds.

Pero éramos, ya en tercero de carrera, unos nerds que habían encontrado a otros nerds y eso de sentirse parte de un grupo siempre resulta reconfortante.

Así que nos lanzábamos preguntas que respondíamos con certeza o con mucha gracia si es que no la sabíamos. Me preguntaron: "¿cual es el mamífero con la boca más grande?". No la sabía, lo acepto. Sin embargo mi cabeza me dio una respuesta que me hizo mucha gracia. Tanta que me reí yo solo antes de decirla y hasta dejé gastar el tiempo para darle un componente de expectación en el último segundo.

Me empecé a carcajear. Ellos sabían que , por lógica, iba a ser muy gracioso. Así que entre mis propias risas dije: Steve Tyler.

Casi con lágrimas en los ojos los abrí. Y miré alrededor dándome cuenta que nadie, en esa mesa, sabía quien era el cantante de Aerosmith. Crazy, del grandes éxitos, era número uno en aquellos días pero ni aún así. "No sabeis quien es, ¿verdad?". Y negaban con la cabeza entre cierta incomodidad al no saber reconocer el lugar donde estaba mi humor. Se hizo un silencio.

"El mamífero con la boca más grande es..."- dijo girando la carta y poniéndola ordenada y en su dirección adecuada en el perfectamente rectangular montón de las tarjetas- "el ornitorrinco".

Y los demás asintieron con la cabeza.

Justo ahí , como Juan Salvador Gaviota pero al revés, volví a ser un nerd que volaba solo.

Y así , hasta hoy.


7 de enero de 2021

Parecidos razonables ( Toni y el de los cuernos).

Si algo va haciendo la historia contemporánea es demostrar que la estupidez y el esperpento no tienen ideología. Cuando veo las imágenes de un tipo con cuernos y sombrero de Buffalo Bill en el congreso de EEUU me resulta igual de ridículo que Toni, aquel que vendía sus botas independentistas (a 600€) tras las revueltas que acabaron ( oh, cielos)  con un acoso a la Generalitat a la que Arthur Mas tuvo que acceder en helicóptero.

Los mismos argumentos absurdos se usaron en esos casos y en, por ejemplo, el asalto al congreso de Argentina, Paraguay o aquella vez que en Grecia se liaron a bofetadas porque ya se habían endeudado más allá de las cejas. No nos olvidemos que, por mucho que algunos lo nieguen, en España se pidió hace no mucho que se Rodease el Congreso y se han tirado piedras a cargos electos en un maravilloso homenaje a la democracia. Se ha acosado en las casas de unos partidos y de otros. ¿Qué diferencia hay?. Ninguna. Bueno, si, aquí no entraron a hacerse selfies (salvo Tejero, que se dejó el móvil en casa)

No hay ninguna diferencia entre la foto de una señora sangrando el uno de octubre en Cataluña y una de Vox sangrando en Sestao. Podemos encontrar los mismos argumentos a favor y en contra. Que si es ketchup, que si se tiró una piedra a si misma, que si le reventaron la cabeza los violentos sin escrúpulos que estaban gritando enfrente. Lo mismo me da que me da lo mismo. El resultado, si dejas a un lado tu propio sesgo cognitivo, es idéntico.

No hay ideología en el victimismo, en la excusa de que cualquier revuelta está justificada contra el otro y en saltarse cualquier norma básica de comportamiento humano. Los escaparates los rompen igual los fanáticos de la derecha y de la izquierda. Es más, cuando un gilipollas nace se hace del fanatismo que le pille más a mano. Si es de Hospitalet luchará contra el invasor español. Si es de Parla lo hará contra los inmigrantes que vienen a robarle el trabajo. Si es de Ohio lo hará contra el partido republicano. Pero si es de NY lo hará contra el demócrata. Y si es de Vallekas ( con K), lo hará contra el gobierno franquista, machista, capitalista y poco ecologista. En Euskadi hemos vivido bajo el fascismo de Eta 30 años. Eran fascistas de izquierdas que cogieron alegremente el relevo de un fascista de derechas para terminar haciendo lo mismo: amedrentar y matar a quien no piense igual.

Y, en ese caso, da igual lo que uno haga: pegar un tiro a un guardia civil delante de su hijo, entrar con los grises en una manifestación en Vitoria, quemar Barcelona, reivindicar a un dictador muerto hace 40 años, ponerse un cinturón bomba en un mercado de Kabul o entrar a pie en el Capitolio de EEUU para hacerse una foto en la tribuna de oradores. Cuando nos hemos creído que "el otro" personifica todo lo malo del mundo nuestra respuesta ya tiene justificación.

Hay artículos que acusaban a Biden y a Trump de pederastas según el medio que buscases. Ser peor que eso, es difícil.

Por supuesto que uno debe de ser libre de opinar las tonterías que quiera. Uno está en su derecho a ser comunista, franquista, independentista y del Leganés. Para eso vivimos en un país mundo supuestamente libre. Pero, eso sí, cuando nos creemos algo parecido al Harry El Sucio de la moralidad y que eso nos permite pasarnos por el forro la libertad de los demás, en ese momento somos unos estúpidos.

La estupidez no tiene bandera política. Es sólo estupidez. La historia lo va, tozudamente, demostrando. Todos los ejemplos son, conscientemente, de extremos que se parecen.

Hoy, un día después del esperpento americano, algunos que ya lo intentaron o que hicieron lo mismo en otros lugares se echan las manos a la cabeza. El último tweet de Trump ponía: apreteu. Supongo que cuando el que hace el ridículo es otro los argumentos cambian. Al menos en EEUU entraron disfrazados, que tiene mucha más gracia. Eso sí, 4 muertos. Eso ya no tiene tanta gracia.

Y sólo son parecidos razonables.

Quizá debemos criticar los hechos en vez de preguntarnos quien los hace porque no es quien lo hace, sino lo que hace. A ver si va a ser diferente que te reviente el culo un tipo de derechas o de izquierdas , nacionalista de un lado o de otro, negro, árabe, mujer o pigmeo. Te dejan el ojete igual de roto.

5 de enero de 2021

He pedido a los reyes: irme a la mierda un poco más tarde.

España. Día de reyes. Un país de entrenadores de futbol, de presidentes del gobierno, de planificadores de vacunaciones, de críticos literarios y musicales. Un país lleno de cuñados pero un país en el que si llamas al portero automático y dices "yo", te abren la puerta.

Y cuando alguien descubre el hecho demostrable de que no ganamos la liga, que no nos vacunamos y que nuestras artes se van , poco a poco, convirtiendo es música de anuncios y eslóganes , lo que se hace es culpar al otro. Otro que siempre es muy poderoso y que me oprime por ser, a elegir: mujer, inmigrante, proletario, pobre, cojo, con un solo huevo, bajito, con granos o simplemente gilipollas si es que se usa como excusa cualquiera de las anteriores.

Y lo que sucedió es que como éramos entrenadores, gestores, vicepresidentes y sesudos críticos, no había nadie que supiera patear el balón, poner una inyección o hacer una canción.  Quizá lo había pero le matamos ( después de reírnos del único que cogía el destornillador en este país de ingenieros).

No pido que seamos más listos y menos estúpidos, porque eso es imposible.

Solamente deseo que la degradación sea lenta y, como el cambio climático o el pago de la deuda, se lo coman tus hijos y no yo.


Pd: la canción de reyes. y abajo, otra que no es de reyes.
I can't escape it I'm never gonna make it out of this in time I guess that's just fine I'm not there quite yet My thoughts, such a mess Like a little boy What you runnin' for? Run at the door Anyone home? Have I lost it all? Struck me like a chord I'm an ugly boy Holdin' on the night Lonely after light You begged me not to go Sinkin' like a stone Use me like an oar And get yourself to shore Bang at the door Anyone home? That's just what they do Right in front of you Like a cannonball Slammin' through your wall In their face, I saw What they're fightin' for I can't escape it I'm never gonna make it till the end, I guess Struck me like a chord I'm an ugly boy Holdin' on the night Lonely after light Bangin' on the door I don't wanna know Sinkin' like a stone So use me like an oar Onto fight what I can't see Not tryna build no dynasty I can't see beyond this wall But we lost this game so many times before I've been on a cold road I'll be waiting I'll be waiting for the old times Waiting for the time to pass I've been on a cold road I'll be waiting for the old times Waiting for the time to pas