Me encontré esta pintada en lo alto de una pared. Discrepo. No porque no considere que la consecución de los objetivos, bien sean laborales, sentimentales o deportivos, han de llevar consigo un determinado esfuerzo para así saborear el néctar de los pequeños logros sino porque nadie nos ha explicado nunca cuando es el momento exacto de parar. Resulta esa sensación que te inunda cuando descubres a un deportista arrastrándose en campos de tercera, un trabajador en un puesto que no le corresponde y para el que no vale o un enamorado degradándose como persona ante una relación que bien podría definirse como un cúmulo de polvos moribundos entre dos extraños.
La lucha, resumida en consideraciones de esfuerzo, es una consecución de fases. La inteligencia, explicada en la situación personal para con el entorno, es aprender donde acaban y donde empiezan dichas fases.
Los grandes deportistas se supieron retirar en el momento adecuado sin estirar su carrera cuando se empezaba a morir. Los trabajadores que envidio son los que han logrado encontrar su hueco en el engranaje laboral renunciando a ascensos donde no pertenecen y los amantes que añoro son los que saben lo que quieren y ademas lo han conseguido los muy puñeteros.
Pero seguir luchando cada mañana es como si fueras el último del 7º de caballería en Little Big Horn disparando, esforzándote sin dirección y esperando los refuerzos que te mereces para que te ayuden en la lucha. Si no llegan, aunque aún los esperes cuando miras al horizonte, lo más inteligente es rendirse.
Con suerte, si tu ejército se da cuenta de tu valía, vendrá a rescatarte.
Te darán una medalla por ser valeroso y luchador (si no estás muerto).
Y cuando no lo entiendes sintiendo esa inexplicable sensación de quien está siendo golpeado por varios flancos interpretas tus errores como un enfado asociado incorrectamente a la lucha, la lucha a la rabia y la rabia al odio.
Es mucho mas bonito querer y que te quieran, aunque sea en tu trabajo como contable, utillero o tonto. Te lo dice alguien que fue muy infeliz gestionando una empresa más grande de lo que debía ser, tiene un master y dos licenciaturas en fracasos sentimentales y terminó arrastrándose en un equipo perdedor de alguna categoría regional de baloncesto sin que llegara nunca la caballería.
Es más complicado, pero es mejor, ser inteligente que ser un luchador. No soy ninguna de las dos cosas.
pd: que mal me sienta ( o no) el principio de año, pero es que me pongo trascendental con tanta fiesta, tan poca resaca y esos propósitos que siempre terminas rompiendo.
pd2: música de Rafa Pons. (...a ti te saben dulces los limones. Yo tengo sed y tu me tiras polvorones...) La peli es ese experimento pseudoindie de este año pasado llamada "Ingrid" y que estaré viendo ahora mismo acompañado de uno de esos amigos incondicionales de los que no quedan y que viene a cenar "de gañote".
3 comentarios:
"Nos estáis obligando a sentir cada vez más odio" es el título de una de las canciones más famosas del grupo Habeas Corpus. Sus fans suelen pintar todos los baños con esa frase.
"A mi hechicera. Solo di te quiero y seré tu esclavo, tu hechizado. Te adoraré". Sentida pintada en una pared de un mercado en Bilbao. No sé si se borró antes el amor, la pintada la borraron al cabo de muchos años.
A ver que entienden tambien algunas personas por "lucha".
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