Ha surgido una polémica en Francia porque amparándose en la ley anti tabaco han decidido eliminar cigarrillos y puros de las fotos históricas que les acompañan. Es como si los británicos tuvieran que recordar a Churchill sin puro, los americanos (del norte) a Humphrey sin su eterno cigarrillo o al Che sin un enorme puro cubano.
Es uno de esos momentos de "rectificación de memoria histórica" que quiere eliminar partes de nuestra historia porque nos hace mucho daño pensar que pudiera volver a pasar. Será por eso por lo que algunos estudiantes de Perú creen, y es una noticia real, que Hitler era un entrenador de futbol aleman.
Esa manía tan moderna que tiene eliminar de nuestro pasado aquellas cosas que no nos gustan siempre me ha parecido estúpida. Incluso la eliminación de determinados iconos de antiguos regímenes es, desde mi punto de vista, un atentado con la historia, buena o mala, que se haya podido llegar a vivir. A nadie se le ocurriría dinamitar las pirámides porque allí tenían esclavos.
Sin embargo cuando un sistema cambia lo primero que se hace es eliminar las fotos de las paredes, las estatuas de los parques y se borran las líneas de la historia que hablan del enemigo.
Por supuesto que ante una exaltación anterior muchas de aquellas imágenes es perfectamente lógico que se eliminen muchas de ellas ya que, por ejemplo, aquella iconografía rusa rozó límites casi absurdos y ha dejado miles de estatuas abandonadas de Lenin por ahí. La pregunta es si acaso deberían de desaparecer todas o si nos deberíamos de guardar alguna para recordar lo que fue o simplemente que existió.
Por supuesto que unas de las características de muchos (y normalmente dictatoriales y personalistas) regímenes se sustentan en la aplicación masiva de la imagen de un líder en cualquier lugar. Un buen ejemplo son los paises árabes o algunas de nuestras costumbres que imponen, por ley, la foto de un rey, un presidente autonómico, un cristo en una cruz o un personaje cualquiera para estar omnipresente en nuestras vidas
Y el tabaco, el humo serpenteante del mismo también ha estado presente en muchos de los momentos que vivimos en nuestras vidas y en las vidas de nuestros antepasados. Lo hemos retirado de nuestros autobuses, de los exámenes donde yo salía con la boca seca despues de 4 horas de fórmulas y números, de los bares donde hemos descubierto que se puede oler a otra cosa que no sea nicotina y de la publicidad del alerón trasero de los Ferrari.
De la misma forma que las imágenes de Sadam o de nuestro particular dictador bajito y con voz de consumir helio en la intimidad han desaparecido parece ser que nuestra memoria decide borrar por ley retazos de lo que fuimos como cuando a Lucky Luke le cambiaron el cigarro por una pajita.
Por una parte estoy de acuerdo en que la imagen del consumo de tabaco asociado a la modernidad y a la chuleria no es algo que debiera de fomentarse de la misma forma que la exaltación de algún dictador (e incluso de algún dirigente actual) no es algo que debiera de ser impuesto por ley. Pero de ahí a borrar de un plumazo y aplicar el photshop para con nuestra historia hay un trecho demasiado grande como para que alguien no sea capaz, simplemente, de admitir que para buenas o para malas salían cigarros en las fotos. Dejemos las imágenes más representativas como han estado siempre.
Creo que borrar las partes que no nos gustan de nuestro pasado siempre ha sido mutilar la historia. Nadie dijo que la historia tuviera que ser buena. Es más, el ser humano tiene la enorme capacidad de llevar a sus espaldas recuerdos llenos de errores y mucho humo.
2 comentarios:
"Sin embargo cuando un sistema cambia lo primero que se hace es eliminar las fotos de las paredes, las estatuas de los parques y se borran las líneas de la historia que hablan del enemigo."
En España, por tanto, no hemos cambiado el sistema anterior.
Uff! Miedo me da que empecemos a realizar semejantes gilipolleces. Me ha recordado al libro 1984 y, de verdad, se me han puesto los pelos de punta...
pd. Genial tu blog.
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