Tuiavii de Tiavea fue un jefe Samoano que recorrió Europa con el fin de conocer a los europeos, a los hombres blancos, a los Papalagi, como les llamaba. Al volver con su pueblo polinesio escribió una serie de discursos orientados a mostrar los contrastes que existían entre su cultura y la occidental, probablemente con el fin de aleccionar a sus compatriotas a no mezclarse con el "contrario" y, con el paso del tiempo, resultan unas muestras curiosas de las complejidades y las complicaciones que culturalmente nos cargamos a la espalda los occidentales. Resulta de una claridad diáfana descubrir que todas esas cargas se basan en conceptos culturales que consideramos lógicos y que, sin embargo, son fruto del bagaje cultural que nos marca.
Uno de esos discursos se titula "Los Papalagi no tienen tiempo"
Los Papalagi sienten pasión por el tiempo. lo toman muy en serio y cuentan toda clase de tonterías sobre él. Aunque nunca habrá más tiempo entre el amanecer y el ocaso, esto no es suficiente para ellos. Los Papalagi nunca están satisfechos con su tiempo. Dividen cada nuevo dia en un complejo patrón, cortándolo en piezas. Cada parte tiene su nombre. Todas ellas son llamadas segundos, minutos u horas. El segunda es más pequeño que el minuto y más pequeño que la hora. Pero todos ellos ensartados juntos forman una hora. Para hacer una hora, necesitas sesenta minutos y muchos, muchos segundos. Hay tambien grandes máquinas del tiempo que les dicen la ora y cuando ha pasado cierta parte del tiempo se lamentan: "!Es terrible, otra hora esfumada!". Entonces, como una norma, ponen el rostro sombrío de alguien que va a vivir una tragedia. Asombroso, pues inmediatamente después empieza una nueva hora. Lamentos comunes son: "el tiempo se desvanece como humo, el tiempo corre y dáme sólo un poco más de tiempo"
Cuando los Papalagi sienten deseos de hacer algo, cuando por ejemplo su corazón desea ir caminando por el sol, navegar en un bote por el río o hacer el amor a su amiga, usualmente se priva de su propia dicha al ser incapaz de encontrarlo. Mencionará miles de cosas que se llevan su tiempo. Malhumorado y farfullando soporta un trabajo que no siente ganas de realizar, que no le da ningún placer y al que nadie más que él mismo le obliga. Y cuando, repentinamente, descubre que en verdad tienen tiempo cuando otros se lo dan entonces descubre que no sabe qué hacer durante ese tiempo en particular, o que está demasiado cansado de su trabajo, sin alegría. Y siempre está determinado a hacer cosas mañana , porque hoy no tienen tiempo.
Todos los Papalagi saben exactamente cuántas veces el sol y la luna se han levantado desde el dia en que vieron la gran luz por primera vez. Si. Juega un papel tan importnte en sus vidas que lo celebran a intervalos regulares, con flores y fiestas. Examinar y cortar de ese modo está lleno de peligros, porque así se ha descubierto cuántas lunas suele vivir la gente. Entonces guardan eso en la mente y cuando han pasado gran cantidad de lunas, dicen "Ahora tengo que morir pronto". Se vuelven silenciosos y tristes y, en efecto, mueren después de un corto periodo de tiempo.
El tiempo resbala de sus manos como una serpiente, deslizándose de una mano húmeda, sólo porque tratan siempre de aferrarse a él. No permiten que el tiempo venga a ellos, sino que lo persiguen con las manos extendidas. Siempre quieren mantenerlo en sus brazos, darle y dedicarle canciones e historias. Pero el tiempo es tranquilidad y paz amorosa. Amar, descansar y tenderse en una esfera imperturbable.
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