En lo referente al estudio sobre el comportamiento humano existe lo que se llama El Descuento Hiperbólico.
Más o menos viene a explicar esa manera tan extraña que tienen algunas personas de comportarse en lo que se refiere a los beneficios futuros contra los perjuicios (o no) próximos.
Eso explica, en una determinada medida, el motivo por el que alguien te puede jurar que va a dedicarse a comer sano y a hacer ejercicio en un futuro pero , después, cae rendida ante el primer croissant con chocolate que se encuentra en el camino. Dice la teoría, que en algunos casos se expresa como "una manera de explicar la estupidez humana", que nos hace aceptar la satisfacción de beneficios inmediatos en vez de mantener y apostar por beneficios futuros. El chocolate en el caso de haber apostado por una dieta sana es un buen ejemplo. Tirarte a una persona escultural o simplemente a la única que te hizo caso aquella tarde en vez de esperar a encontrar a alguien con quien te puedas sentir bien y puedas hablar a la par que vivir la conversación y el vicio podria ser su equivalente sexual. Comprar ahora y pagar en seis meses es su equivalente de El Corte Ingles porque minimizamos el problema futuro en compensación con su satisfacción inminente.
Básicamente explica con ejemplos los motivos por los que nos resulta imposible ponernos en un futuro a la hora de tomar decisiones sobre algo actual. Si nos ofrecen 20€ ya o 21€ mañana lo más seguro es que cojamos los 20€ pero si nos ofrecen 40€ dentro de un año o 42€ dentro de un año y una semana elegiremos los 42€. Explica lo concienciados que estamos por el medio ambiente pero lo incapaces que somos de reciclar hoy porque es más facil tirarlo todo a la misma bolsa.
Quizá, si lo analizamos con tranquilidad, es lo mismo que nos ha sucedido estos años en los que sabíamos lo que teníamos que hacer para no hipotecar nuestro futuro pero, en realidad, lo hicimos con cada una de las decisiones que fuimos tomando cada día.
Los que analizan el comportamiento humano consideran la posibilidad de que estemos diseñados para satisfacer las necesidades básicas de una manera mucho más determinante que aquellos objetivos nobles que nos marcamos para un futuro. Quizá por eso algunas proposiciones menos convenientes son más exitosas que lo que realmente juramos que queríamos obtener. Quizá por eso, porque no sabíamos que aquel crédito no lo podíamos pagar y nos gustaba mucho la casa, nos metimos en ese saco, nos compramos aquel coche o no fuimos capaces de esperar a ver si quien nosotros queríamos nos hacía caso en el mismo instante que la persona equivocada nos metía la mano dentro del pantalón, aunque fuera para robarnos la cartera.
Pero, ojo, que las teorías del arrepentimiento dicen que somos mucho más críticos con nuestros errores que con nuestros pequeños éxitos el día en el que descubrimos que no estábamos en el lugar o con la figura atlética que nos habíamos prometido tener.
Quizá ahora más de uno se castiga pensando que no supo hacer las cosas bien pero aquel crédito para irse de vacaciones era la manera de irse de vacaciones. Eso es descuento hiperbólico en estado puro.
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