«…Una sociedad sana desarrolla la capacidad del
hombre para amar a sus prójimos, para trabajar creadoramente, para desarrollar
su razón y su objetividad, para tener un sentimiento de sí mismo basado en el de
sus propias capacidades productivas. Una sociedad insana es aquella que crea
hostilidad mutua y recelos, que convierte al hombre en un instrumento de uso y
explotación para otros, que lo priva de un sentimiento de sí mismo, salvo en la
medida en que se somete a otros o se convierte en un autómata…». Erich
Fromm
Así que de una manera acertadamente probable más de uno se levantará de la cama y se sorprenderá, como quien se sorprende de repente porque es viejo, de la cantidad de bofetadas que ha estado recibiendo sin darse cuenta mientras su equipo de balompié favorito se ha visto eliminado de la última competición que mantenía viva la ilusión de ver cómo un portugués o un argentino representaba, mejor que nadie, la visión mercantilista de alguna empresa que se hizo propietaria del nombre de la cuidad a la que cree pertenecer.
Para unos la crisis empieza mañana.
Para los que leen ya estaba aqui
Para Erich Fromm ya venía desde mediados de los 50.
Y, en realidad, si nos damos cuenta, nos vamos acercando a patrones globales dirigidos y orientados por el bombardeo absoluto sobre las emociones básicas que nos controlan. Las noticias apelan al miedo, la tristeza, la ira, la compasión... es extraño encontrar alguna reseña que nos explique exactamente los hechos que acontecieron. "Una persona mata a otra" se convierte en "Un hombre de origen marroquí asesta cuarenta puñaladas a su pareja sentimental". "Un empresario fracasa" se convierte en "Grave crisis en el sector del metal implica cientos de despidos y miles de personas sin recursos". En definitiva el resultado final del proceso, incluidas las actuaciones legislativas de la mayoría de los gobiernos, van hacia la aceptación de una conciencia y conducta global que nos impida cambiar y ser valientes generando nuestras propias escalas de valores que sean respetadas por los demás.
«… ¿Por qué se inclina tanto el hombre a obedecer y por qué le es tan difícil desobedecer? Mientras obedezco al poder del Estado, de la Iglesia o de la opinión publica, me siento seguro y protegido. En verdad, poco importa cuál es el poder al que obedezco. Es siempre una institución, u hombres, que utilizan de una u otra manera la fuerza y que pretenden fraudulentamente poseer la omnisciencia y la omnipotencia (…) Para desobedecer debemos tener el coraje de estar solos, errar y pecar. Pero el coraje no basta. La capacidad de coraje depende del estado de desarrollo de una persona. Solo si una persona ha emergido del regazo materno y de los mandatos de su padre, solo si ha emergido como individuo plenamente desarrollado y ha adquirido así la capacidad de pensar y sentir por sí mismo, puede tener el coraje de decir “no” al poder, de desobedecer…». Erich Fromm
Claro que pensar por uno mismo (aceptando unas cosas y negando otras) hace tiempo que resultó ser un esfuerzo mucho mayor que ver fútbol por televisión.
Quizá, antes de que empiecen las próximas competiciones deportivas, empieza a ser la hora.
Pd: citas sacadas de aqui. (interesantísimo)
3 comentarios:
Muy buen artículo! Me mató el primer párrafo de Erich Fromm!
Gracias por compartirlo!
Comparto opinión.
http://www.youtube.com/watch?v=5Ww3H2TlTMM&feature=share%27%2C%29
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