-Richi, despídete de los abuelos.
Después de oir esas palabras no podía más que buscar a quien pudiera tener la desfachatez de llamar a su hijo, vestido con un pantaloncito corto oscuro, camisa blanca y cuellos por encima de un chaleco de lana, de aquella manera en vez del viril Ricardo, que es un nombre mucho más elegante.
Así que me encontré, en medio del hall del carísimo hotel, a un tipo con pantalón verde, caderas dignas de una mujer de anchas caderas y pelo cortado al estilo José Oneto pero con un tono bastante más negruzco. Vamos, que era moreno y contrahecho.
Tras localizarlo frente al ascensor el niño, que se convertirá en un consumidor de caras substancias entumecedoras de la voluntad o en uno de aquellos prohombres que mandarán sobre nuestros destinos gracias a la carísima educación en una universidad de renombre, se dirigió a uno de esos caballeros de edad que no pueden evitar parecer que tienen Dinero. Le dio las buenas noches en un perfecto alemán. Besó, también y casi de manera protocolaria, a una señora rebosante de bótox acompañada de una chica aceptablemente joven vestida con un glorioso vestido blanco de diseño que acompañaba a dos bolsas de Prada.
He de decir que el lugar en cuestión se encuentra a escasos 50m de la Plaza de San Marcos donde tuve la desagradable sensación de pagar, por primera y única vez en mi vida, 8€ por un café. Y a 543km se producían, casi a la misma hora, disturbios generados por esa sensación tan global y tan "justificada" (que trae el título de 15-O) donde, precisamente, se pide que este tipo de personas cedan parte de su sitio a la gente de bien que vive con la sensación de no poder llegar a mañana.
La mañana siguiente Richi desayuna, con el pelo perfectamente peinado, mientras su padre termina de ojear Le Monde y se para un momento sobre las noticias de aquellos jóvenes, ellas putas y ellos maricones, que van por ahí quemando cosas.
Supongo que son cosas de las clases sociales. Que unos miran de reojo a los otros mientras desayunan con vistas al gran canal y esperan que nada cambie.
Y otros esperan que cambien demasiadas cosas antes de que Richi aprenda a no ensuciarse jugando o que aprenda a ensuciar a los demás con sus juegos, que son los juegos de algunas personas con Dinero (o el Dinero del abuelo).
Pd: basado en hechos reales.
1 comentario:
Tiene mucha gracia que el enmascarado que sale en la foto sea en realidad uno de esos "alguien" en los que Richi se puede convertir. Por lo que vi ayer en los informativos, el rubiales que practica el lanzamiento de extintor en la foto es un niño bien que se aburre en su universidad de élite y se distrae mezclándose con el populacho para jugar.
Además, si eso ya lo han hecho emperadores y reyes ¿por qué no lo va a hacer Richi?, ya tendrá tiempo de seguir aumentando la fortuna familiar cuándo se haya desfogado. En el fondo son cosas de críos.
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