A todos nos gusta que nos den besos que parezcan como el de Doisneau, pero preferimos que sean de verdad. Quizá por ello la foto de Vacouver despertó en la psique general esa ansiada posibilidad de que existiera esa utópica historia que todos queremos vivir en la que el amor lo puede todo
Pero, de la misma manera que el primero era una puesta en escena de unos actores, el otro tenia cierto punto de mentira. Quizá el único beso de verdad de esta semana ha sido el que dió una extraña a un suicida chino cansado de sentir que su vida se estaba deslizando como el agua por la presa de las tres gargantas
Con estas noticias siempre pasa lo mismo: el mundo se divide entre aquellos que creen en el amor como un bien universal y se inclinan en el lado amoroso de la noticia y por otro lado algunos buscamos y rebuscamos algún elemento mundano que nos permita justificar que la vida y los momentos fotografiados de los demás no son, como el facebook, tan bonitos como parecen en el muro de las noticias.
Será que, como no he estado en Vancouver, no he pasado por China y no me han llevado a Paris tengo que deducir que, como la horrible película, nunca me han besado por mucho que haya tenido, fruto de alguna amnesia anterógrada, 50 primeras citas.
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