Se puede trabajar como un chino, pasarlas putas, cagarse en Dios, tener un futuro negro, ser más rata que un catalán, más vago que un andaluz, más chulo que un madrileño, más bruto que un vasco y más ambivalente que un gallego. Se puede, incluso, dejar que el bolso de Dior tire de la única neurona de tu cerebro y decir que los deshauciados son amigos de ETA. Por supuesto, sin pedir perdón jamás.
Entonces resulta que se puede retractar alguien ipso facto por decir que una vez se fue a una manfestación de ETA, pedir perdón inmediatamente, comprender públicamente que ha sido un comentario de mal gusto y que se arrepiente, con lágrimas en los ojos, de no controlar su lengua y saber ha hecho daño a todas esas personas que han vivido aquella escoria en sus carnes... y entonces, en este país de retrógrados que quieren apedrear a homosexuales por la calle y obligar a que niñas de 17 años den a luz a hijos no deseados, se le juzga y se le condena por twitter.
La sentencia se ejecuta antes que Bárcenas diga "sobre".
Y metemos en gran hermano a la AVT y su bien conocida tolerancia para gracia y regocijo de aquella mujer que antes era periodista.
Todo eso siendo la única vez que he visto a alguien, en televisión, pedir perdón. Ni Zapatero, ni Rajoy, ni Cantó, ni Otegi, ni Más, ni Merkel, ni su puta madre han pedido jamás perdón por hacer sangre de nuestras miserias y nadie les nomina y les expulsa.
1 comentario:
Se puede decir más alto, pero no más claro. Te felicito por ello
Un saludo
Publicar un comentario